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ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO

Un programa que mezcla estudios religiosos con entrenamiento cibernético es parte de un esfuerzo israelí con el objeto de integrar a su población ultra-ortodoxa al ejército y a la fuerza laboral.

Dieciséis jóvenes ultra-ortodoxos se reúnen cada noche para recibir entrenamiento intensivo a fin de defender el más reciente campo de batalla: la cibernética.

A fin de dedicarse al estudio de la Torá, históricamente la entonces minoría ortodoxa fue exentada del servicio militar, privándola de la experiencia y los lazos laborales que ofrece este servicio. Sin embargo, a fin de ¨compartir la responsabilidad, ¨ proteger a Israel y contribuir a su prosperidad, actualmente, la población ultra-ortodoxa es reclutada al ejército de defensa israelí en sus diversas unidades. En uno de los programas específicamente diseñados para satisfacer sus necesidades, los soldados son entrenados durante un lapso de dos años a fin de defender el espacio cibernético. Así, forman parte de una de las más avanzadas fuerzas de seguridad cibernética en el mundo.

A través de un programa llamado Yeshivat Hesder los jóvenes pasan el día estudiando la Torá y discutiendo temas teológicos, mientras que en las noches utilizan sus habilidades en un entrenamiento cibernético de mil horas en total.

El proyecto ha crecido rápidamente y coincide con amplios esfuerzos para integrar a la población ortodoxa en el ejército y en la fuerza laboral del país.

En la fuerza aérea por ejemplo, el reclutamiento de ultra-ortodoxos se ha triplicado, mientras que el noventa por ciento de ellos desempeñan funciones de alta tecnología.

El Capitán Natan Hanina, uno de los fundadores del programa, afirma que existe una gran demanda por estos soldados que aportan de su madurez y dedicación al servicio militar.

En el campo de start-up, el gobierno ha anunciado recientemente un proyecto para empresarios ultra-ortodoxos recibiendo un 85 por ciento de financiamiento.

¨Este no es sólo un enfoque social , sino una oportunidad económica,¨ afirma Erel Margalit, fundador de Jerusalén Venture Partners (JVP), una empresa capitalista en Jerusalén y miembro de la Knesset, donde dirige el lobby para la integración de ultra-ortodoxos en la fuerza laboral.

Margalit dice que las mujeres ultra-ortodoxas son las primeras que se integraron en el mundo de alta tecnología israelí. Este campo es ideal para ellas, que mantienen a sus extensas familias mientras que sus esposos estudian. Así, las mujeres ultra-ortodoxas reciben sueldos altos en pocas horas de trabajo.

Rajeli Ganot es un buen ejemplo de esto. En 2007, fundó su propia empresa de semiconductores Rachip, actualmente empleando a 100 ingenieras, todas mujeres. En los últimos dos meses, Ganot contrató a 8 nuevas ingenieras de 100 solicitantes.

Según Margalit, en los últimos cinco años se ha producido un cambio dramático en los hombres, con un índice de empleo del 44.5 por ciento, mientras que en la población israelí general es del 81 por ciento.

Este crecimiento se ha producido gracias a los nuevos programas académicos para ultra-ortodoxos, reduciendo brechas de aprendizaje en el campo de las matemáticas, la ciencia e inglés, proporcionando entrenamiento tecnológico.

El Tejnión ha establecido un centro pre-universitario para ultra-ortodoxos con alrededor de 120 estudiantes actualmente, y esperanza de alcanzar los 200 alumnos anuales.

Según las estadísticas, se estima que en 2025, el 45 por ciento de los alumnos de preparatoria sean ultra-ortodoxos y que en 2050 el 40 por ciento de la población israelí sea ultra-ortodoxa.

Por consiguiente, el gobierno de Israel intenta aprovechar las habilidades de este sector para estimular lo que se denomina la ¨Nación Start-Up¨ – la impresionante habilidad israelí de crear nuevas empresas de tecnología, muchas de ellas adquiridas por compañías multinacionales.

Recientemente, Avi Hasson, director científico para el Ministerio de Industria, Comercio y Trabajo ha anunciado dos proyectos para estimular a empresarios ultra-ortodoxos y árabes israelíes. El primero, impulsa el desarrollo de planes empresariales financiando el 75 por ciento de las 200 horas de asesoramiento, así como el 75 por ciento del costo de investigación de mercado. El segundo proyecto proporciona el 85 por ciento de los costos de investigación y desarrollo para nuevos empresarios que cumplen con los requerimientos del estado.

¨Necesitamos vencer los próximos desafíos de la ‘Nación Start-Up’ y uno de ellos es integrar a estos dos sectores en la comunidad de alta tecnología, ¨ expresó Hasson, enfatizando los beneficios sociales y económicos. ¨En mi opinión, la clave del asunto es hacer el bien y conseguir mejores resultados simultáneamente, eso es lo que debemos hacer.¨

Fuente: Christa Case Bryant, The Christian Science Monitor.