ENRIQUE RIVERA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Echar culpas es de lo más sencillo y cotidiano que puede haber a la hora de enfrentar o dar respuestas al mal que nos aqueja. Sin embargo, “tratar de definir el mal, su origen y sus consecuencias, se antoja difícil, y lo es”. Así lo comentó el Dr. Mario Sabán, reconocido intelectual que ha venido en varias ocasiones a México, donde goza de un amplio público que sigue sus conferencias, quien aclaró que, “me lleva varias clases tratar de explicar qué es el mal y siento que no lo consigo”.

En reciente entrevista, concedida en exclusiva a Enlace Judío, el catedrático, investigador y escritor, oriundo de Argentina pero avecindado durante muchos años en Barcelona, España, nos comentó que hay dos tipos de “bien”. Uno que viene del Ein Sof, de la Misericordia Suprema y otro que proviene de las capas inferiores de la materia. Ese es el que tiene como contraparte el mal. Sabán subrayó que el “bien” Supremo está íntimamente relacionado con “Emet” (verdad). Mientras que el mal de las capas inferiores proviene de “Gevura” (fortaleza). Aclaró, también, que el mal absoluto proviene de Amalek y no de Satán.

Al cuestionársele sobre una definición del mal, señaló: “Maimónides tiene una que apunta a que el mal es la ausencia del mal”, con la cual él no está del todo de acuerdo. Sin embargo, citando a otro rabino, explicó que le convence más la de que “el mal es el bien en posición incorrecta. Y es que, de acuerdo a Sabán, el mal puede ser un gran pedagogo, un gran maestro, que le permite a uno fortalecer su voluntad”, acotó.