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LEO ZUCKERMANN

Los precios del petróleo van en picada. Y uno de los perdedores de este proceso es el gobierno mexicano —en sus tres niveles: federal, estatal y municipal— ya que un tercio de sus ingresos depende directamente de este producto. Si a eso sumamos que la producción de crudo en México también se está cayendo, pues las autoridades tienen un gran problema frente a ellos. Por lo pronto, siguen sin reconocerlo. Más que aceptar la realidad, están apostándole a un milagro.

Es el caso, al parecer, de los diputados quienes están por aprobar la Ley de Ingresos y el Presupuesto del año que entra. La Secretaría de Hacienda les envió una propuesta de un precio promedio de 82 dólares por barril para 2015. Estamos hablando de seis dólares más de lo que se vendió la mezcla mexicana ayer (76 dólares por barril). De acuerdo con la prensa, los diputados están considerando bajarle un dólar a la propuesta de Hacienda: un precio promedio de 81 dólares para el año que entra, cinco dólares por arriba de lo que cerró la mezcla mexicana ayer. Le están apostando a que se revierta la tendencia bajista que comenzó en el verano. En junio, un barril de WTI costaba 107 dólares. Ayer llegó a cotizarse hasta en 80. Se trata de una caída de 24%. ¿Será que habrá un rebote en los petro-precios como lo desean nuestros legisladores?

Veamos, primero, lo que dicen los analistas de por qué están cayendo los precios. Laura Lorenzetti de Forbes entrevistó a varios y esto fue lo que encontró:

1. Hay mucha oferta. Ya se comienzan a ver los resultados del incremento de la producción petrolera de esquisto en Estados Unidos. Además también han aumentado las exportaciones de crudo de países que no pertenecen a la OPEP.

2. Hay poca demanda. “La Administración Internacional de Energía bajó las proyecciones de demanda de petróleo crudo para 2014 en unos 200 mil barriles diarios por día de los 700 mil actuales. El pronóstico de la AIE es el menor desde 2009”. Esto se debe a una caída en la demanda de China y las dudas en la recuperación económica de Europa.

3. La preocupación por el crecimiento económico alimenta el temor. El Fondo Monetario Internacional bajó sus pronósticos de cuánto va a crecer la economía mundial el año que entra. Esto ha venido a reforzar la narrativa de una posible desaceleración global.

4. La fortaleza del dólar estadunidense tampoco ayuda. Esta moneda llegó a su pico máximo en su cotización frente a las diez divisas con las que más comercia Estados Unidos. Esto podría afectar las exportaciones de ese país y por tanto su dinámico económico, lo cual tendría un impacto negativo en la demanda petrolera.

5. La OPEP no parece salir al rescate. La próxima reunión de este cartel será hasta el 27 de noviembre. Mientras tanto, el principal productor, Arabia Saudita, no ha dicho nada. Por razones geopolíticas, al parecer los sauditas están cómodos con la caída del precio.

De acuerdo a otro reporte de Steve Austin en el sitio oil-price.net, no debe sorprendernos la caída de los precios del crudo. Ya se venía esperando desde hace tiempo. Este analista también cree que la OPEP no saldrá a defender, con un recorte de la producción, la disminución de los precios. Y menciona algo que sería devastador para las finanzas públicas mexicanas:

“Una carrera por desarrollar la producción de petróleo en Europa incluso generaría una caída a 60 dólares por barril si Dinamarca encuentra mercado para todo su petróleo del Ártico. Si en el mundo hay alguien que encontraría este precio muy difícil de contemplar, sería Rusia. Sin embargo, a principios de octubre de 2014, el Banco Central ruso anunció que un precio de 60 sería el activador para intervenir en la economía. Eso muestra que incluso los rusos pueden ver nuevas caídas de precios y ya están planeando.”

Así que todo mundo ya se está preparando para un ajuste a la baja del precio del petróleo que ya comenzó. No así en México donde nuestros legisladores, en lugar de prender las alarmas y comenzar a planear por si el precio sigue cayendo, le están prendiendo veladoras a la Virgen de Guadalupe para que suceda lo que hoy se ve como un milagro: el rebote en los petro-precios.

La negación de la realidad es una pésima señal económica. Lo peor del caso es que esta historia de rehusarse a aceptar una caída en los precios del crudo ya la vivimos en los años ochentas durante el gobierno de López Portillo. Parece que no aprendemos de nuestros errores pasados. Siempre nos queda, eso sí, la esperanza de que se cumpla el milagro guadalupano.

@LeoZuckermann

Fuente:informe21.com