P

ENRIQUE RIVERA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

 

Qué difícil no temer en estos tiempos y más aún en una profesión en la cual fácilmente se puede ganar el señalamiento de algún dedo flamígero e incendiario. Pero lo que sucedió en París, eso sí es triste, lamentable, reprobable, execrable, punible, irreparable, lo peor es que puede ser inspirador, alentador, tentador, sugestivo y atractivo para quienes desean imponer su verdad a punta de pistola o Kalashnikov.

La risa, se nos ha dicho, promueve el bienestar, ayuda a la salud, pero en este caso hizo que la gente muriera y no de risa, como tal vez ellos, los caricaturistas y periodistas del Charlie Hebdo, semanario especializado en la sátira y la burla que “barría parejo”, sin hacer cuentas de nadie y de nada.

Al parecer fue Rousseau, o quien ustedes sepan y quieran, que dijo: “Puedo estar en desacuerdo por lo que dices, pero siempre lucharé por el derecho que tienes de expresarlo” (claro, palabras más, palabras menos). Mi rabino Shmuel Lerer Z”L, decía que Moisés instauró la Libertad de Creencia, de Expresión, de Pensamiento y de Cambio de Residencia. Quien atenta en contra de estas libertades merece nuestra consideración, pues son esclavos de otro esclavo, que se maneja con criterios demasiado severos e intolerantes.

Personalmente creo y sé que hay cosas que no estaré de acuerdo en que se digan y en la forma en que se expresen, pero el asesinato no puede ser la respuesta a la sátira o la burla. Lo muy destacable en este caso es la reacción en París, lugar del atentado que arrojó 12 muertos y en el mundo que se ha alzado y solidarizado por la Libertad de Expresión, por no temer y por cuidar de la democracia, en lo que a expresión de las ideas se refiere.

Espero que los familiares de las víctimas encuentren rápido consuelo y que se haga justicia  en contra de los asesinos.

¡¡¡Viva la Libertad de Expresión!!!