img456441ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Como dos líneas casi paralelas que corren cerca un de la otra, el sentimiento anti-occidental y el odio antisemita estaban destinados a encontrarse en un punto. Y ese punto fue París, la semana pasada. Los dos fenómenos se desarrollan fuera de sí y, si no se controlan, crecer en estrecha proximidad interdependencia.

Por Ofer Bably

Aunque ciertamente no todos los musulmanes son extremistas o terroristas, basta con un puñado de ellos para iniciar una “intifada” en las calles de Europa. Con más de 20 millones de musulmanes que ya están en Europa, es un hecho estadístico que no sólo miles – sino decenas de miles – podrían albergar sentimientos anti-occidentales y anti-demócratas. Si, hipotéticamente, sólo el uno por ciento de los musulmanes de Europa son radicales en su forma de pensar, suman 200,000. De esos radicales, si sólo el uno por ciento tiene acceso a las armas y optan por la violencia, suman 2,000 – hombres y mujeres armados, listos y dispuestos a masacrar a los europeos mientras disfrutan de todos los derechos y beneficios que ofrece la Unión Europea a su minoría musulmana. Las atrocidades de la semana pasada fueron perpetradas por cuatro de ellos.

Lo que observamos en París, aunado a miles de incidentes violentos de musulmanes que no son controlados por las autoridades es lo que en Israel conocemos como “intifada”. No se trata de “liberación” o de exigir los derechos civiles de los musulmanes – que ya gozan de ellos. Estaintifada” tiene por objeto imponer una visión del mundo musulmán radical y la ley de Sharia en las sociedades del occidente. Es una lucha entre el Islam radical y los valores y las libertades occidentales. Así como Hezbolá y Hamas no luchan contra cualquier ocupación, sino en contra de la existencia misma del Estado judío – un símbolo de la civilización occidental.

El otro viejo fenómeno es el antisemitismo rampante en Europa. El odio a los judíos es omnipresente, se manifiesta a través de distintos grados de violencia. La cuestión no es si existe el antisemitismo, sino qué Europa está dispuesta a hacer al respecto. Cuando el sistema judicial y policial opta por ignorar los actos de violencia “porque están dirigidos sólo a judíos,” los antisemitas toman fuerza y son motivados a continuar e intensificar sus ataques.

La semana pasada, las dos tendencias convergieron. Los musulmanes radicales atacaron lo que es tal vez el símbolo más destacado de toda democracia y libertad de expresión: un diario. Al día siguiente, ellos mismos lanzaron un ataque sangriento contra un negocio judío y sus clientes judíos. Estos eventos no tienen nada que ver con Judea y Samaria, los asentamientos o la causa palestina. Están vinculados con el Islam radical contra la civilización occidental, sus valores y libertades, mientras que el odio, la intolerancia y la violencia hacia los judíos son sólo un elemento. Cuando los niños judíos fueron masacrados en Toulouse hace dos años, los franceses mantuvieron la boca cerrada. Los musulmanes radicales interpretaron el silencio como luz verde para atacar la base democrática de ese país.

Si el antisemitismo en Europa no se controla, si se permite que el Islam radical se agudice a través de Europa, con el objetivo de convertir a sus habitantes en lugar de integrarse, entonces una “intifada” en el viejo continente es sólo una cuestión de tiempo.

Traducido desde Times of Israel para Agencia de Noticias Enlace Judío México.