MORRIS STRAUCH PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO

El tema de los Beatles de 1967, el único que sabía tararear cuando iba en preprimaria, estaba en lo cierto. Cuando vives el amor tus emociones, ánimo y expectativas son positivas y tus signos vitales e irrigación sanguínea se ven estimulados, gracias a la elevación de los niveles de ciertas hormonas y neurotransmisores que inducen conjuntamente ese estado.

Pero el camino hacia el amor empieza por la atracción; son diversos los factores por los cuales mujeres y hombres son atraídos entre sí, empezando por el instinto y la anatomía y morfología. Cada individuo considera atractivo ciertos tipos de estructuras anatómicas de la otra persona: rostro, ojos, pecho, cintura, cadera, piernas. Más afilados, más redondeados, más o menos voluminosos, grandes pequeños, etc., dicen que en gustos se rompen géneros; también el talento para mover la anatomía en presencia de la música es otro factor de atracción. La preferencia por la estatura y colores puede ser de igual forma toda una dulcería: altos, medianos, bajos; cafés, azules, verdes… escoge el tuyo. Es frecuente que la gente busque algo similar a sí mismos, algo que les resulte familiar. Las feromonas –compuestos que se secretan al exterior de la piel- y el olor son otros factores importantes, sino pregúntenle a los fabricantes de perfumes. Se ha visto que las parejas que poseen diferentes combinaciones de moléculas del sistema inmune, específicamente del complejo mayor de histocompatibilidad CMH, se sienten más atraídas por el olor de su compañera, y que las que presentan combinaciones similares del CMH entre sí, suelen preferir perfumes similares. La voz también es una característica que puede resultar más o menos atractiva para cada quien, especialmente cuando es usada para cantar y seducir a la pareja. El humor, la actitud, la inteligencia y la confianza que inspira cada persona son factores de atracción. Después de la atracción, un reforzador de la misma son los regalos; no solo las aves saben darlos y hacer danzas majestuosas, los seres humanos son expertos en esa materia; existe toda una industria dedicada a ello.

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Los estudios de imágenes de resonancia magnética IRM (MRI) han encontrado más de una docena de regiones cerebrales que se activan durante el amor. Esta imagen nos muestra 8 de ellas, las internas que no se ven aquí, donde, -basándonos  en las palabras de Mark Fischetti (Sciam. 18 ene 2011)- Cupido lanza sus neuro-transmisores, son el núcleo caudal, el tálamo, el cíngulo anterior, el hipocampo posterior y el giro precentral.

Juntas, estas regiones liberan neurotransmisores y otras moléculas en el cerebro y el torrente sanguíneo que provocan sensaciones de euforia tales como  la atracción, excitación, el placer, la pasión y la obsesión. La pasión también intensifica varias funciones cognitivas a medida que la bioquímica cerebral se incrementa; aquí empieza la montaña rusa del amor, agárrense bien.

El deseo que te produce él ó ella está gobernado por el aumento en tus niveles de cortisol, testosterona y feniletilamina. La primera aumenta también tu grado de estrés y alerta, y la última tu excitación.

Secretas más vasopresina, lo que aumenta tu apetito sexual y el sentimiento de atracción por tu pareja. Durante los besos, caricias y demás intercambios de fluidos corporales en las maniobras del amor, produces oxitocina, una hormona peptídica neuromoduladora producida en el hipotálamo.

Una vez que te has enamorado, tus niveles de serotonina descienden, ello le da rienda suelta al pensamiento obsesivo y también a la fuerza de voluntad y determinación; la serotonina es un neurotransmisor chiquitito, de 25 átomos, secretado en el intestino y el sistema nervioso central. Tus niveles de dopamina también aumentan produciéndote una sensación de placer y motivación; este efecto es similar al de una droga adictiva personificada por tu pareja. Al revés de lo que ocurre con la dopamina, las regiones cerebrales que se activan cuando hay emociones negativas y pensamientos de crítica y juicio, no presentan actividad en el enamoramiento; en este sentido si podemos decir que el amor es neuro-bioquímicamente ciego.

A mediano y largo plazo la oxitocina y la vasopresina también refuerzan la confianza y la vinculación a la otra persona, ayudando a conservar el enlace del amor.

¡Mua!

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