05-21-2013-Enlace-Judio-Mexico_opt

EVELY GORDON

He escrito con frecuencia sobre cómo la obsesión del Occidente con el tratamiento de Israel a los palestinos ayuda a perpetuar la miseria global desviando la atención de la gente en angustias mucho mayores (piensen en los sirios o los sudaneses del sur). Sin embargo, esta obsesión también perpetúa el sufrimiento entre el grupo que se supone ayude ostensiblemente: los palestinos. Tres informes del Jerusalem Post durante la semana pasada muestran por qué.

Uno advertía que un importante hospital palestino está en riesgo de cierre debido a una deuda de us$30 millones. Una importante razón para esta deuda es que durante años, la Autoridad Palestina no ha pagado al Hospital Mokassed por muchos de los pacientes que trata. Esto no se debe a que la AP carezca de dinero; tiene amplios fondos para pagar salarios generosos a miles de terroristas que están en cárceles israelíes. Más bien es una cuestión de prioridades. En la escala de valores de la AP, pagar a los terroristas por matar israelíes es evidentemente más importante que pagar a los doctores por sanar palestinos.

Casi el 40% del presupuesto de la AP consiste de ayuda exterior, con la vasta mayoría llegando de países occidentales. El Occidente, por lo tanto, está en una posición única para presionar a la AP para que altere sus prioridades de gasto. Pero nunca ha tratado de hacer tal cosa, porque sólo le importa lo que Israel hace o no hace.

Por lo tanto, un factor que ha exacerbado últimamente los problemas de Mokassed ha provocado condenas internacionales: La retención de ingresos de impuestos de la AP por parte de Israel durante los últimos dos meses en respuesta a la violaciones manifiestas de los Acuerdos de Oslo por parte de la última, incluyendo unirse a la Corte Penal Internacional. Sin embargo, incluso si Israel entregara el dinero mañana, no hay razón para pensar que la AP de pronto comenzaría a utilizarlo para pagar a Mokassed, cuando nunca lo hizo en todos los años antes que Israel detuviera las transferencias.

En resumen, presionar a Israel no va a resolver realmente el problema; sólo presionar a la AP haría eso. Pero como al Occidente no le importa lo que haga la AP, los pacientes palestinos continuarán sufriendo.

En el segundo informe, el Ministro de Defensa, Moshe Ya’alon, criticó a la AP por no asumir el control de los cruces fronterizos de Gaza como prometió hacer después de la guerra del verano pasado. Esta falla, destacó, ha retrasado en gran parte la reconstrucción de Gaza, ya que el mecanismo de reconstrucción ideado por la ONU y los donantes occidentales ordenó el control de los cruces por parte de la AP en un intento por minimizar las desviaciones de materiales de doble uso para la maquinaria de guerra de Hamas.

Pero debido a que Israel nunca ha sellado su frontera con la Gaza controlada por Hamas por completo–ha enviado 62000 toneladas de suministros para la construcción desde agosto a pesar de la ausencia de la AP en los cruces–la dificultad real ha ocurrido junto a la frontera egipcia. El cruce fronterizo de Rafah es la principal salida de Gaza al mundo, pero ha estado cerrado casi herméticamente durante meses, porque El Cairo considera a Hamas una organización terrorista y se niega a reabrir Rafah en tanto Hamas lo controle.

Se produjo una consecuencia particularmente horrible en noviembre, cuando una palestina de 11 años murió debido a que el cierre de Rafah le impidió entrar a Egipto para tratamiento médico necesario. ¿Entonces por qué ella no fue a Israel en su lugar? Porque Hamas se niega a hablar en forma directa con Israel, entonces las solicitudes para permisos de entrada médicos de Gaza son enviados a través de la AP. Pero según parientes de Razan al-Halkawi, la AP se negó a presentar su solicitud debido a que estaba embrollada en una de sus disputas periódicas con Hamas.

En resumen, la AP se negó a hacer lo que era necesario para permitir que al-Halkawi obtenga tratamiento, ya  sea en Egipto o en Israel. Y entonces ella murió.

Como el principal donante de la AP, el Occidente podría estar presionando a los palestinos para que cumplan sus compromisos de posguerra. Pero no lo hará, porque si Israel no puede ser culpado, no importa.

Informe número tres: Miles de palestinos que compraron casas en la nueva ciudad palestina de  Rawabi no pueden mudarse porque la ciudad no está conectada al sistema de agua. ¿Por qué? Porque todos los proyectos hídricos de la Margen Occidental necesitan aprobación del Comité Hídrico Mixto Israelí-Palestino, al cual la AP se ha negado a convocar durante los últimos cinco años. Evidentemente, preferiría privar a su propio pueblo de mejores viviendas antes que aceptar reunirse con funcionarios israelíes.

Aquí también el Occidente podría usar su influencia financiera para presionar a la AP para convocar al panel y permitir que abra Rawabi. Pero no lo ha hecho, porque si Israel no puede ser culpado, no está interesado.

En resumen, en numerosos casos donde el Occidente podría utilizar su influencia sobre la AP para mejorar la suerte de los palestinos comunes, se ha negado a hacerlo, porque sólo le importan las acciones de Israel. Y así las mayores víctimas de la obsesión del Occidente con Israel no han terminado siendo los israelíes, sino los mismos palestinos.

Fuente: Commentary

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México