Jose-Vasconcelos

ROGELIO VILLARREAL

En el video se ve a un conjunto de niñas que bailan entre dos cartelones negros decorados con suásticas. Es el concurso Cheerdance ACMX, efectuado en el Coliseo Olímpico de la Universidad de Guadalajara el pasado 31 de mayo.

Al final de la presentación se cubren con una bandera nazi mientras dos chicas hacen el saludo hitleriano.

Esto me recordó el nazismo de José Vasconcelos (1882-­1959).

En los textos que Vasconcelos escribió para la revista Timón campea el espíritu abiertamente nazi de un intelectual que se tragó completos los mitos de la Atlántida y de la conspiración mundial de los “judeomasones”, y al que su visceral anticomunismo llevó a prologar el célebre libelo de derrota mundial, de Salvador Borrego, y a cantar la excelencia de Los protocolos de los sabios de Sión. Vasconcelos, cuyo nombre adorna la biblioteca pública más grande y desairada del país, es también autor del desfasado lema de la UNAM: “Por mi raza hablará el espíritu”, el cual compuso al ser nombrado rector de esa casa de estudios en 1920.

Dirigida por el “Maestro de la juventud latinoamericana”, en 1940 se publicaron diecisiete números de Timón financiados por el agregado de prensa de la embajada alemana en México, Arthur Dietrich. En sus páginas colaboraron conocidos periodistas de derecha, como Francisco Struck ­que escribió en el núm. 16 párrafos como éste: “Hitler es la escoba de Dios que está barriendo de la superficie de la Tierra todo lo malo que se había acumulado durante siglos”­, pero también artistas e intelectuales prestigiados como el Dr. Atl y Andrés Henestrosa.

En “formato tabloide, portada a colores, 48 páginas impresas en offset que utilizaban al menos tres familias tipográficas diferentes y ocho planas enteras de publicidad”, cuenta Héctor Orestes Aguilar en ese olvidado nazi mexicano de nombre José Vasconcelos (Istor, no. 30, otoño de 2007), entre artículos de cine hollywoodense y alemán, filatelia, ópera, ciencia y tecnología alemana, fragmentos de novelas clásicas, arte, salud, deportes, consejos familiares y cartones sobre la guerra, en el semanario Timón se publicaban diatribas contra las potencias aliadas y el poderío mundial del dinero judío, así como propaganda nazi salida directamente de la oficina de Goebbels: el avance de Alemania en todos los frentes y la inminente victoria del III Reich. “Tres días después de la entrada de la Wehrmacht en París, el 15 de junio de 1940”, escribe Orestes, “Timón fue confiscada para siempre por la Secretaría de Gobernación”.

El crítico literario Itzhak Bar­Lewaw cree que Vasconcelos estaba seguro del triunfo nazi y que por ello México y América Latina debían estar preparados para secundar con regímenes nacionalistas el nuevo orden mundial, construido sobre las ruinas de las “falsas democracias occidentales” [“La revista Timón y la colaboración nazi de José Vasconcelos”, Actas del IV Congreso Internacional de Hispanistas, vol. 1, 1982]. Vasconcelos aspiraba de nuevo a la presidencia, pues, distanciado del régimen, ya había intentado llegar a ella en 1929 como candidato del Partido Nacional Anti reeleccionista, pero fue derrotado por Pascual Ortiz Rubio, del Partido Nacional Revolucionario. Vasconcelos denunció un fraude electoral y proclamó el Plan de Guaymas, llamando sin éxito a un levantamiento armado.

Fue encarcelado y se proclamó “única autoridad legítima”. Años más tarde serviría al III Reich, el cual, afirmaba Hitler, duraría un milenio, pero fue aplastado tras doce intensos años de odio y violencia.

Al parecer, Vasconcelos nunca volvió a hablar de eso.

Fuente: milenio.com