CARLOS FRESNEDA

 

Karina Urbach (Dusseldorf, 1970) preparaba el lanzamiento de su nuevo libro,’Go-Betweens for Hitler’  ( ‘Los mediadores de Hitler’) , y en esto cayó la “bomba”… Una película de 17 segundos muestra al cabo de 82 años a Isabel II, cuadrando el saludo nazi cuando era niña, junto a su madre y su tío Eduardo. Ante tal acontecimiento mediático, la historiadora de la Universidad de Londres, la mayor experta en lo vínculos de la aristocracia con el régimen nazi, se convirtió de pronto en el punto de referencia obligado de la prensa británica y mundial.

En declaraciones a EL MUNDO.es, la experta del Institute of Historical Research revela cómo las conexiones del duque de Windsor con los nazis pasaron necesariamente por España entre las dos guerras. La historiadora de origen alemán insta a la Familia Real a afrontar los fantasmas del pasado y a abrir sus archivos secretos para una “investigación completa” sobre una etapa que sigue siendo tabú para la sociedad británica.

P. Las imágenes de Isabel II haciendo el saludo nazi de niña han causado una gran conmoción en el Reino Unido ¿Cómo se explica que  se hayan podido filtrar a estas alturas?

R. Los Archivos Reales han evitado a toda costa cualquier información sobre documentos de los últimos 80 años. Yo soy la primera sorprendida al ver cómo han trascendido esta película; es casi imposible sacar nada del castillo de Windsor. Yo he trabajado allí y puedo constatar que eres constantemente vigilada. Te acompañan hasta cuando vas al cuarto de baño…

¿Y qué le parece la reacción de la Casa Real, abriendo una investigación interna y amenazando con llevar el tema a los tribunales?

Creo que tendrían que haber optado por una manera mejor de tratar a la prensa. Deberían haber dicho de una vez: “Sí, el duque de Windsor era un simpatizante nazi. Y a partir de ahora vamos a trabajar con los historiadores sobre este asunto”.

¿Cree usted que el mismísimo Alberto, padre de Isabel II y coronado al cabo de tres años como Jorge VI, fue quien rodó la película del saludo nazi?

Sí, yo creo que Jorge VI fue quien la rodó, pero no puedo probarlo. Sabemos que era un enamorado del cine, y que era también muy tímido, y que no le gustaba aparecer delante de la cámara.

¿Se puede culpar a reina, que entonces tenía seis o siete años?
Creo que a la reina no se le puede culpar.

¿Podemos cargar pues las tintas sobre su madre o su padre?

Su madre no debería haber cometido la ligereza de participar en algo así. Las opiniones políticas de la Reina Madre eran muy inmaduras en ese momento. Ella y Jorge VI apoyaron la política de apaciguamiento hacia Hitler del primer ministro Neville Chamberlain ¡Esto parece ser todavía un tabú en el Reino Unido! Por desgracia, les llevó tiempo entender que Churchill obró correctamente al plantarse ante Hitler. Pero una vez cayeron las bombas sobre el Reino

Unido, la Reina Madre se comportó admirablemente.

Usted ha apuntado alguna vez que el anticomunismo furibundo de la Familia Real británica podría explicar su visión positiva del fascismo ¿Ha llegado la hora de que afronten el pasado?

Efectivamente, el anticomunismo explica su interés por el fascismo. Creo que es una de las razones por la que algunos miembros de la realeza se sentían atraídos por la idea. Lo mejor que podría hacer a estas alturas la Familia Real es dar un ejemplo de transparencia y publicar los documentos. De lo contrario, las teorías conspiratorias van a ser seguir circulando entre la gente. Los ‘royals’ deberían abrir sus archivos para una investigación completa. Y pienso que la Familia Real española debería abrir también sus archivos. ¡Va siendo hora!

¿Cree que la presión popular puede acabar forzando a las dos monarquías a abrir sus archivos históricos?

Todos los archivos reales de Europa tienen un problema, y es que contienen material internacional (cartas de sus parientes de otros países). Si uno de ellos lo abre, el resto no tendrá más remedio que hacerlo. A mí me gustaría que esto sucediera, pero pienso que van a intentar impedir una seria investigación histórica por todo el tiempo que les sea posible. Pero podemos luchar por ello. Los historiadores y los periodistas no podemos ser condescendientes.
En su libro asegura usted que la prueba más fehaciente de las simpatías y las conexiones del duque de Windsor con los nazis las encontró en España, buceando en los papeles de Franco…

Sí. Esto fue lo que encontré en los papeles de Franco… En junio de 1940, el duque de Windsor viaja a Francia y luego a España, donde se encuentra con su viejo amigo el diplomático Javier Bermejillo (conocido como ‘El Tigre’), que en 1937 le había pedido ayuda para salir de Madrid durante la Guerra Civil. El duque le ayudó en aquella ocasión y desde entonces se hicieron confidentes. En el encuentro que mantuvieron en 1940, Eduardo le cuenta a su amigo su frustración por la macha de la guerra y se obstina en culpar “a los judíos y a los rojos”. Para Bermejillo esto no es nuevo: es la misma visión que tenía Eduardo incluso antes de ser rey (abdicó como Eduardo VIII en diciembre de 1936 para poder casarse con la norteamericana Wallis Simpson).

¿De qué más hablan el duque y Bermejillo?

En esa charla, que tiene lugar el 25 de junio, el Duque llegó a decir que “si los alemanes bombardearan Gran Bretaña, eso podría traer la paz”. “Parece que tiene muchas esperanzas en que algo así ocurra, él quiere la paz a toda costa”, llegó a reconocer Bermejillo. Su informe fue pasado a Franco y luego a los alemanes. Los bombardeos sobre Gran Bretaña empezaron el 10 de julio de 1940…

¿Las misteriosas conexiones de Eduardo con el régimen de Franco siguieron después de la guerra?

Quiero seguir encontrando más documentos, pero por desgracia el archivo del duque de Alba -el último embajador de Franco y un hombre de gran influencia en los círculos diplomáticos de Londres- están cerrados al público. Sería interesantísimo poder acceder a ellos… Lo que sí sabemos es que las charlas con Javier Bermejillo influyeron en la visión positiva que el duque de Windsor tuvo del régimen de Franco. Después de la guerra se fue incluso de vacaciones a Marbella y estuvo alojado en la casa de la familia Bismarck.

 

 

 

Fuente:elmundo.es