Hagan que Irán se atenga a la letra en el acuerdo

Iran's President Hassan Rouhani at a meeting with Syria's Prime Minister Wael Nader al-Halqi at his office in Tehran, Iran, Sunday, Dec. 1, 2013. Rouhani said his country has widely lobbied for humanitarian efforts aimed at reducing pains of Syrian, according to the presidential website. (AP Photo)

El acuerdo dice que “Irán bajo ninguna circunstancia buscará, desarrollará o adquirirá jamás ningún arma nuclear.”

ALAN M. DERSHOWITZ

El Presidente Obama ahora tiene los votos para sostener su veto prometido al esperado rechazo del acuerdo con Irán por parte del Congreso. Pero inclusive algunos en el Congreso que votarán por el acuerdo han expresado preocupación porque Irán finalmente obtenga un arsenal nuclear. Según sondeos recientes, este temor es compartido ampliamente por el público en general.

Hay, a pesar de todo, una forma de reducir las probabilidades de que se materialice ese miedo entendible. La clave radica en las palabras del acuerdo mismo. Tanto en el “prefacio” como en el “preámbulo y provisiones generales”, es asumido el siguiente compromiso: “Irán reafirma que bajo ninguna circunstancia buscará, desarrollará o adquirirá jamás ningún arma nuclear.” Esta disposición, digna de destacar, raramente es mencionada por los partidarios del acuerdo, pero puede resultar ser su gracia salvadora, porque es la única disposición que no establece ningún límite de tiempo sobre la prohibición contra la adquisición de armas nucleares por parte de Irán.

Que el Presidente Obama, el Secretario de Estado John Kerry y otros funcionarios del gobierno no señalen esta reafirmación puede sugerir que ellos la ven como meramente exhortatoria en vez de como un componente integral y aplicable del acuerdo. Sean o no vinculantes estas palabras como una cuestión técnica de derecho, ellas representan una reafirmación pública por parte del gobierno de Irán de sus intenciones al entrar dentro de este acuerdo. Si Irán no tiene esas intenciones, el público debe estar al tanto de eso.

También se debe decir ahora al público si los otros firmantes del acuerdo comprendieron que Irán ha aceptado que “bajo ninguna circunstancia” buscará “jamás” armas nucleares – ni siquiera después que expiren los distintos marcos de tiempo del acuerdo.

Obama ha sido cualquier cosa menos claro con respecto a los marcos de tiempo. En su declaración del 14 de julio, anunciando el acuerdo, él lo describió como un “acuerdo a largo plazo con Irán que le impedirá obtener un arma nuclear”, dando así a entender que no se permitirá nunca a Irán  -o al menos no por un largo tiempo- convertirse en una potencia con armas nucleares. En una entrevista con Forward el 31 de agosto, dijo que Irán habrá “violado explícitamente los acuerdos internacionales en los que ingresó” si busca alguna vez un arma nuclear.

Pero los críticos apuntan a la redacción en el acuerdo que sugiere un marco de tiempo mucho más corto. El propio Obama, en una entrevista anterior, el 7 de abril, con la Radio Nacional Pública, planteó el “temor” que “en 13, 14, 15 años, ellos tengan centrifugadoras avanzadas que enriquecen uranio con bastante rapidez, y en ese punto los tiempos de fuga se habrán achicado casi a cero.”

Además, el 5 de agosto, menos de un mes después de que anunció el acuerdo y tranquilizó al mundo con respecto a que “Irán no podrá desarrollar un arma nuclear,” el Presidente Obama dijo en su discurso ante la Universidad Americana que “el primer tratado SALT con la Unión Soviética duró cinco años. El primer tratado START duró 15 años. Y en nuestra situación actual, si en 15 o 20 años a partir de ahora, Irán intenta construir una bomba, este acuerdo asegura que Estados Unidos tendrá mejores herramientas para detectarlo, una base más fuerte bajo el derecho internacional para responder, y las mismas opciones disponibles [que hoy].”

¿Por qué el Presidente habló sobre la duración de los tratados anteriores si el acuerdo mismo prohíbe en forma explícita a Irán buscar “jamás” armas nucleares? El público estadounidense tiene el derecho de saber si este acuerdo tiene la intención de impedir que Irán obtenga alguna vez un arsenal nuclear, o meramente de posponer una eventualidad tan catastrófica.

El Congreso tiene el poder de resolver esa ambigüedad promulgando una legislación que declare que la reafirmación de Irán de nunca obtener armas nucleares es una parte integral del acuerdo y representa la política duradera de Estados Unidos.

Puede ser demasiado tarde para cambiar las palabras del acuerdo, pero seguramente no es demasiado tarde para que el Congreso insista en que Irán cumpla plenamente con sus disposiciones. Para asegurar que es llevada a cabo la totalidad del acuerdo, incluida esa reafirmación crucial, el Congreso debe promulgar ahora una ley autorizando al Presidente (y a sus sucesores) a emplear la fuerza militar para impedir que Irán desarrolle o adquiera jamás armas nucleares. De esta forma, Irán estará sobre aviso de que el presidente o un sucesor ya tienen la autorización legislativa para actuar y no tiene que buscar autorización adicional del Congreso.

Los beneficios de aprobar tal legislación son claros ahora: La ley subrayaría la centralidad para el acuerdo de la reafirmación por parte de Irán de no adquirir armas nucleares nunca, mientras al mismo tiempo proporciona una disuasión contra la violación por parte de Irán de su reafirmación y una autorización de ejecución si lo hace.

Tal legislación debe ser atractiva para los republicanos que se oponen al acuerdo como está redactado, y para los demócratas que pueden estar preocupados por él, pero que quieren respaldar a su presidente. El Presidente Obama podría vetarla, pero sería presionado duramente para que explique su oposición a una ley que aceptó la redacción del acuerdo en sentido literal, y que reiteró sus propias declaraciones que la opción militar sigue sobre la mesa si Irán violara los términos del acuerdo. Una ley basada en estos dos elementos- adoptar la reafirmación de Irán como política oficial de Estados Unidos, y autorizar por adelantado una respuesta dura si éste rompe su promesa-, puede ser una alternativa con la que el Congreso y el pueblo estadounidense puedan vivir.

*Alan Dershowitz es profesor de derecho emérito en la Escuela de Derecho de Harvard y el autor del nuevo libro, “El Caso Contra el Acuerdo con Irán: ¿Cómo Podemos Impedir que Irán Obtenga Armas Nucleares?” (Rosetta Books y Gatestone Institute).

 Fuente: The Wall Street Journal

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México

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