Lo que más se desea en las festividades de Rosh Hashaná es paz, salud, felicidad, prosperidad, igualdad, solidaridad y bienestar personal. Este año, en vísperas de 5776, este deseo de paz parece más difícil de alcanzar.

NOAMI HAZAN

El marco de los Acuerdos de Oslo se encuentra al borde de su disolución – dejando a los israelíes, los palestinos y la comunidad internacional, sin las mínimas directrices de cómo alcanzar un acuerdo. Los que oran por la paz no deben esperar que esta suceda por sí sola: todos y cada uno deben hacer un esfuerzo especial este año para traer la paz.

Las personas, como individuos, desempeñan una función importante en este proceso. Hoy en día, a pesar de la agitación dentro de Israel y la incertidumbre en sus alrededores, el pesimismo no es una opción. El derrotismo considera que los ciudadanos son incapaces de enfrenar las poderosas fuerzas históricas y que no hay lugar para cuestiones humanas – todo lo contrario de los sentimientos que han producido un cambio en el pasado y continuamente generan creatividad e innovación.

La búsqueda de la paz entre israelíes y palestinos en Israel y en la región en general – depende en gran medida del criterio de actores individuales. La creencia de que es posible, pese a los obstáculos, es un punto de partida fundamental para producir el cambio. Incluso los más pesimistas pueden interiorizar una actitud proactiva una que sostiene que vale la pena intentar y que la paz puede estar en nuestras manos.

El primer paso para una acción individual es el compromiso. Durante demasiados años, la paz ha sido un lema abstracto para el que no se involucra o una fuente de frustración para aquellos que han intentado y fracasado. Pero la persistencia, a pesar de la indiferencia o la desesperación, puede tener un impacto. Los ciudadanos pueden expresar sus opiniones en conversaciones abiertas, diálogos, debates e incluso expresar su oposición sobre lo que ha sucedido y lo que se debe hacer. Los individuos pueden actuar, oponerse a la intolerancia, el racismo, la violencia y la injusticia, por un lado, y por el otro lado exigir nuevos intentos para lograr una paz justa y duradera. Unos comentan en Facebook, escriben blogs, artículos de opinión, participan en paneles y conferencias. Otros donan de su tiempo para ayudar a las víctimas de la violencia, fomentar la convivencia y proteger los derechos básicos de los desfavorecidos y oprimidos. Imaginen qué sucedería si en este año que comienza se multiplicase el número de ciudadanos que de una manera u otra se movilizan para promover la paz.

El pueblo puede unirse para lograr este objetivo. Grupos de la sociedad civil, incluso en los períodos más oscuros, han presionado para eliminar prejuicios y negociar la paz con los vecinos de Israel. Grupos de derechos humanos como la Asociación de Derechos Civiles en Israel, B’Tselem y Rompiendo el Silencio constantemente insisten en salvaguardar la parte humana de la sociedad israelí. Mujeres – bajo el paraguas de la organización de la sociedad civil Women Waging Peace, se han unido para exigir una solución negociada. A ellas se suman grupos como Mahsom Watch y Mujeres de Negro. Distintas iniciativas de árabes y judíos todavía florecen incluyendo Sikui (oportunidad), Mano con Mano y escuelas bilingües. Esfuerzos sociales de organizaciones como Tag Meir, Gisha, Médicos por los Derechos Humanos, Ir Amim, Yesh Din y Emek Save abundan en las circunstancias más difíciles. Otras organizaciones desde Molad y Mitvim, hasta el Instituto de Democracia Israelí, el Centro para el Empoderamiento Civil, Mad’a al-Carmel, la Iniciativa de Ginebra , Israel en Azul y Blanco, Dos Naciones / Una Patria y Paz Ahora, dedicadas a buscar nuevas formas de revivir los esfuerzos de paz han intensificando sus actividades.

Estas y otras empresas colectivas proveen marcos de actividad y defensa que continúan promoviendo la tolerancia y la resolución del conflicto desde el extranjero. Su fuerza se centra en la claridad de su mensaje y en los valores que transmiten.

La participación de grupos e individuos en la causa de la paz es especialmente efectiva cuando tiene un impacto en las políticas y acciones formales. El electorado israelí, fluctuando entre diversos grados de temor por la seguridad y el deseo de paz, segmentados en las recientes elecciones, permit la creación del más estrecho de los gobiernos encabezados por Benjamín Netanyahu. Eso no significa, sin embargo, que – aunque muchos han perdido la esperanza de una paz en un futuro previsible – la gran mayoría de la población haya perdido sus aspiraciones en el frente de la paz. Por el contrario, un creciente número de personas están conscientes de que la ausencia de un arreglo entre Israel y los países vecinos ha perjudicado la seguridad de Israel, reforzado su aislamiento a nivel mundial y acrecentado la tensión con Estados Unidos, su principal aliado. Ahora que la Autoridad Palestina ha anunciado que anulará los Acuerdos de Oslo – que han sido violados repetidamente por todas partes durante los años – ha llegado el momento de que los ciudadanos de Israel exijan una acción gubernamental concreta.

Dado el fracaso de los palestinos e israelíes para pactar un acuerdo bilateral y la constante inhabilidad de la comunidad internacional para negociar un acuerdo, se requiere un nuevo paradigma que incluya tres componentes principales: una trayectoria clara que establezca un plazo de hasta dos años para lograr un acuerdo negociado; un nuevo marco para las negociaciones en base a la resolución del conflicto palestino-israelí, en un contexto regional (la Iniciativa de Paz Árabe, que sugiere el establecimiento de un estado palestino al lado de Israel en el centro de un nuevo Medio Oriente); un procedimiento viable para lograr un entendimiento que involucre a las grandes potencias que integran el Cuarteto, así como a los principales países árabes. Esto es factible, especialmente si la opinión pública en Israel refleja la importancia de este asunto.

A nivel individual, colectivo y nacional el pueblo puede hacer una gran diferencia para que la esperanza de paz se vuelva una realidad. En este Rosh Hashaná, los israelíes y los judíos de la diáspora que se preocupan por el país debe asumir el reto que se expresa en la canción de la paz: “No digan que el día vendrá; traigan ese día “. Este año que comienza puede ser el año de la paz sólo si depositamos nuestras intenciones en ello. Sin duda, añoramos un año pacífico, feliz, sano, justo y próspero para todos y cada uno de nosotros.

Fuente: Times of Israel/Traducido y editado por Esti Peled

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