La victoria de Binyamin Netanyahu sobre Barack Obama

Guy Millière: El enemigo es estúpido: cree que nosotros somos el enemigo que es él (Pierre Desproges)

 

AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Así es, y yo lo mencioné aquí la semana pasada, Barack Obama obtuvo una victoria: logró conseguir cuarenta y dos senadores demócratas [contra otros 58 senadores] (la cifra se ha incrementado en pocos días ) que apoyan el acuerdo con Irán. El Congreso y los Estados Unidos no pueden bloquear la ratificación del acuerdo por parte de Estados Unidos. Por lo tanto, gana.

 

También es cierto: la victoria de Obama es una derrota para AIPAC (American Public Asuntos Commitee, Comité Estadounidense de Asuntos Públicos), la organización judía estadounidense de apoyo a Israel que, después de algunas vacilaciones, decidió oponerse al acuerdo y trató (con retraso) de actuar cuando la ratificación ya estaba bloqueada.

 

Así es, una vez más, la victoria de Obama y la derrota de AIPAC, por el momento, no son buenas noticias para Israel, que ve crecer la amenaza de Irán, materializarse, intensificarse y debe considerar reaccionar en consecuencia.

 

La lucha apenas comienza

 

Lo que está mal es el razonamiento de los líderes del AIPAC en los últimos días incriminando a Binyamin Netanyahu y sugiriendo que si se hubiera abstenido de hablar con el Congreso y de poner todo su peso de Primer Ministro de Israel en el balance a los efectos de que el acuerdo no fuera ratificado, las cosas habrían sido diferentes.

 

Es evidente que Barack Obama había decidido hace mucho tiempo seguir adelante y aprobar el acuerdo. Nada ni nadie podía hacerle desviar del camino que se había propuesto. Netanyahu no cambió nada. Su objetivo, en mi opinión, no era influir en la trayectoria de Obama.

 

También es bastante obvio que Obama estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para que el acuerdo no fuera bloqueado, y sabía que ejerciendo la presión necesaria, conseguiría los treinta y cuatro votos que necesitaba. Netanyahu no habría cambiado eso tampoco. Su objetivo  no era impedir que Obama consiguiera los treinta y cuatro votos que necesitaba.

 

Es absolutamente claro que la acción de AIPAC no podía tener éxito: en primer lugar, porque fue tardía, en segundo, porque AIPAC estaba en una posición incómoda, orientada hacia los demócratas, y sin embargo, obligado a oponerse a un presidente demócrata. Esto, en un contexto donde la población judía, los donantes AIPAC, son abrumadoramente demócratas. Netanyahu nunca ha recibido siquiera un tibio apoyo de AIPAC. Su discurso ante el Congreso no ha reforzado ni debilitado a AIPAC y no ha debilitado nada en la acción de AIPAC, que no luchó enérgicamente, ni lo habría hecho, en cualquier caso.

 

El objetivo de Netanyahu era alertar a la opinión pública estadounidense, abrir los ojos de los que, en Estados Unidos, aún no los habían abierto, y obtener, para su posición, apoyo dentro de la población y de la clase política en los Estados Unidos.

 

En todo esto, consiguió una gran victoria.

 

Aunque Barack Obama pasó el acuerdo y logró que no se bloqueara, lo tuvo que hacer en una situación en la que dos tercios de la población de Estados Unidos se declaran hostiles al acuerdo y creen que es malo, lo cual deslegitima la victoria lograda por Barack Obama y la debilita considerablemente.

 

Esta deslegitimación y este debilitamiento pesan a partir de ahora sobre los candidatos demócratas a la presidencia de Estados Unidos y pesan igualmente en el horizonte político de los congresistas demócratas que apoyaron a Barack Obama.

 

Hillary Clinton no necesitaba eso para frenar su campaña, que actualmente se encuentra a punto de morir; no es el único elemento que pesa sobre su campaña, pero sí uno de ellos. El que sea candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos en 2016, quien sea, se enfrentará a la cuestión del acuerdo. Cualquier congresista demócrata que comparezca ante los votantes en 2016 también se enfrentará a la cuestión del acuerdo.

 

Esta deslegitimación y esta fragilidad han colocado el acuerdo con Irán en el corazón de la campaña para la presidencia republicana, y ningún candidato republicano tiene intención de dejar el acuerdo en el estado, la mayoría tienen la intención de derogarlo si es electo, de manera inmediata.

 

Esta deslegitimación y esta fragilidad refuerzan las posibilidades de un republicano en la carrera por la Casa Blanca, y contribuyen a que un republicano ahora tenga la oportunidad de ganar dentro de catorce meses.

 

Sabiendo que la única posibilidad de que el acuerdo con Irán pueda desafiarse es a través de la victoria de un republicano en 2016, Netanyahu ha actuado como estratega, pensando en los intereses de su país a medio plazo y se ha comportado como hombre de Estado, una vez más.

 

AIPAC no valoró su discurso ante el Congreso. AIPAC nunca lo ha valorado.

 

Él puede contar con el apoyo de millones de americanos, a veces judíos, como los miembros de la Organización Sionista de América, más pequeña que AIPAC, pero mucho más coherente intelectualmente, incluyendo no-judíos, incluyendo miembros de CUFI (Cristianos Unidos por Israel).

 

Netanyahu puede contar con todo el movimiento conservador estadounidense, y más ampliamente con todos los estadounidenses que saben qué valores y qué indestructibles lazos unen a Israel y Estados Unidos.

 

Esa es la clave.

 

Puesto que el estado de la opinión pública norteamericana es lo que es hoy en día, dado que los demócratas están en problemas, y porque fue empujado a hacerlo por el Partido Demócrata, Barack Obama pronto recibirá a Binyamin Netanyahu en la Casa Blanca. No dudo de que Netanyahu continuará liderando la estrategia.

 

 

Fuente: Guy Millière / © Metula News Agency

Traduce y edita: Silvia Schnessel para Enlace Judío México

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Silvia Schnessel: Silvia Schnessel es corresponsal de Enlace Judío en España. Docente y traductora, maneja el español, el hebreo, el francés, el inglés y el catalán. Es amante del periodismo, del sionismo y de Israel.