Estado Palestino de negación

BRET STEPHENS

No haces la paz con los enemigos. Haces la paz con los ex enemigos.

¿En la historia de los clichés políticos ha habido alguna vez uno tan mal juzgado como la frase-alguna versión de la cual es atribuida ya sea al martirizado primer ministro de Israel, Yitzhak Rabin, o al legendario Ministro de Defensa Moshe Dayan-que “haces la paz con tus enemigos, no con tus amigos”?

De acuerdo, “den una oportunidad a la paz” y “construcción de la nación en casa” son peores. Pero la frase de Rabin-Dayan es una expresión de la inconsciencia superior que se hace pasar por sabiduría entre las personas que creen que son inteligentes. Después de la sesión para quedar bien del lunes entre el Presidente Obama y el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, es hora de una reconsideración.

A saber: No haces la paz con los enemigos. Haces la paz con los ex enemigos-ya sea porque los has derrotado, como nosotros derrotamos a las Potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial; o porque ellos colapsan, como hizo la Unión Soviética después de la caída del Muro de Berlín; o debido a que ellos te han derrotado y eres capaz de reconciliarte con el resultado desde una distancia segura. Observen a Vietnam.

En raras ocasiones preciosas, ambas partes se dan cuenta que sus intereses son mejor servidos a través de un acuerdo negociado que ellas están preparadas para honrar. Ese fue el milagro de 1977, cuando Anwar Sadat de Egipto voló a Israel para mostrar que el aceptaba sinceramente el derecho a existir del estado judío. El pagó con su vida por el gesto.

Los enemigos, sin embargo, no hacen la paz. Ellos pueden desistir del combate abierto, como lo han hecho Pakistán e India, incluso cuando Islamabad continúa apoyando a satélites terroristas anti-India. Ellos pueden arreglar un armisticio a largo plazo del tipo que tiene Corea del Sur con el Norte. Pero esa es una paz preservada por 700,000 tropas en servicio activo de Corea del Sur y estadounidenses, más un millón de minas terrestres en la Zona Desmilitarizada.

Durante los últimos 22 años desde que Rabin firmó el Acuerdo de Oslo con Yasser Arafat de la OLP- Israel ha estado tratando de alcanzar algo históricamente sin precedentes: Hacer la paz con un enemigo que no muestra ningún interés en volverse un ex enemigo.

Daniel Polisar, un politólogo israelí, publicó hace poco un estudio fascinante en la revista Mosaic de la opinión pública palestina basado en 330 sondeos conducidos durante muchos años. Es una lectura vigorizante.

“Cuando se les pregunta hipotéticamente si el uso de armas químicas o biológicas por parte de Israel contra los palestinos constituiría terror, el 93% dijo sí,” destaca Polisar. “Pero cuando fue presentada la pregunta idéntica con respecto al uso de tales armas de destrucción masiva por parte de los palestinos contra los israelíes, sólo el 25% respondió afirmativamente.”

Otros detalles: Una encuesta del 2011 encontró que el 61% de los palestinos pensaba que era moralmente correcto nombrar calles palestinas como los atacantes suicidas. En diciembre del 2014, el 78% de los palestinos expresó apoyo para “los intentos de apuñalar o atropellar a israelíes” en la Margen Occidental y Jerusalem. Sólo el 20% se opuso. Los palestinos también han apoyado constantemente los ataques terroristas contra los israelíes dentro de las fronteras originales de Israel, “a menudo por tanto como seis a uno.”

Los palestinos culpan rutinariamente a Israel por problemas sobre los cuales no tiene ningún control, tal como el sangriento golpe del 2007 a través del cual Hamás arrebató el poder a Fatah en la Franja de Gaza. El 94% de los palestinos informa una opinión “muy desfavorable” de los judíos. Una mayoría de los palestinos cree que Israel “destruirá las mezquitas al-Aqsa y Domo de la Roca y construirá una sinagoga en su lugar.”

En cuanto a la idea de compartir la tierra, apenas el 12% de los palestinos concordó en que “tanto los judíos como los palestinos tienen derecho a la tierra.” Más del 80% sintió que “esta es tierra palestina y los judíos no tienen derechos a ella.” La mayoría de los palestinos también piensa que Israel no estará en 30 o 40 años, ya sea “porque la resistencia árabe o musulmana la destruirá” o a causa de sus “contradicciones internas.”

¿Cuál es el sentido de renunciar a través de negociaciones a lo que es tuyo por derecho hoy y será tuyo de hecho mañana?

Nada de esto es ayudado por los líderes palestinos que, cuando no incitan a la violencia o alegan conspiraciones israelíes, están impulsando la mentira de que Israel está creando un estado de apartheid. La única razón que se está interponiendo en el camino de la democracia palestina es el presidente palestino Mahmoud Abbas, quien no ha celebrado una elección en una década. La única fuerza que se está interponiendo en el camino de un estado palestino es el pueblo palestino, que piensa que puede obtener sus derechos apuñalando a sus vecinos.

Lo cual nos trae de regreso a la reunión del lunes en la Oficina Oval. Junto con la bonhomía forzada, la administración ha estado haciendo sonar las advertencias apocalípticas acostumbradas acerca del presunto final de la solución de dos estados. “Para Israel, cuanta más construcción en asentamientos haya, más debilita la capacidad de alcanzar la paz,” dice Ben Rhodes, asesor adjunto de seguridad nacional, en una entrevista con Haaretz.

Cuán dulce sería si todo lo que Israel tuviera que hacer para hacer la paz fuera desmantelar sus asentamientos. Cuanto más dulce si el presidente estadounidense encontrara menos para criticar en las políticas de vivienda de un gobierno israelí que en una cultura política palestina todavía intencionada en matar judíos. Si  Obama quiere saber por qué es tan poco querido por los israelíes, allí está la razón.

Fuente: The Wall Street Journal

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México