La condición, llamada enfermedad microvascular coronaria, no se detecta mediante pruebas estándar, que están diseñadas con patrones masculinos buscando obstrucciones importantes. Muchas mujeres con enfermedad microvascular no son diagnosticadas y por lo tanto no son tratadas por dolor en el pecho, colesterol alto o riesgo de ataque al corazón.

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Durante un año Marianna Juárez, de 57 años de edad, madre de dos hijos y abuela de dos nietas, tenía miedo de cargar a su nieta, una bebé de apenas unos meses de edad. “Me sentía tan débil, que tenía miedo de tener un paro cardíaco y soltarla”. Lo que complicaba más su situación era que los médicos le decían que todo estaba en orden. Hasta que encontró la respuesta en el Instituto del Corazón en el Centro Médico Cedars-Sinai. El misterio comenzó una noche en marzo de 2013, cuando Marianna, contadora de profesión sacó a pasear a su perro y sintió una alarmante palpitación en el pecho y dolor en el brazo. Con anterioridad había experimentado palpitaciones, pero sus médicos descartaron algún peligro.

Al día siguiente, Juárez fue a emergencias para checar su corazón. El personal llevó a cabo una serie de análisis de sangre para detectar enzimas que podrían indicar un ataque al corazón, pero no encontraron ninguna señal. En el electrocardiograma (ECG) se observó que la actividad eléctrica de su corazón era normal. Fue dada de alta sin más información que la que tenía al ingresar a urgencias. En las visitas de seguimiento con su cardiólogo, a Juárez le informaron en repetidas ocasiones que su corazón estaba bien. Ella no fuma ni bebe y hace ejercicio frecuentemente, por lo que sus médicos no creían que encajaba en el perfil de enfermedades del corazón. Únicamente le recomendaron bajar un par de kilos.

Los síntomas volvían a repetirse sin que los médicos encontraran la razón de su malestar a lo que ella decía “no soy hipocondríaca, algo está mal”. Los síntomas empeoraron, se presentaban con frecuencia, dejó algunas actividades familiares y bajó la intensidad de su actividad.

Un día, una compañera de trabajo le mostró un artículo en una revista, era acerca de la Dra. Noel Bairey Merz, experta en enfermedades del corazón en mujeres.

Bairey Merz ha desarrollado investigaciones importantes que muestran que las mujeres con dolor en el pecho son menos propensas que los hombres a tener grandes obstrucciones en las arterias coronarias. En cambio, la placa de colesterol se extiende uniformemente a lo largo de la pared arterial, causando estrechamiento en vasos muy pequeños y asfixia del flujo de oxígeno al corazón. La condición, llamada enfermedad microvascular coronaria, no se detecta mediante pruebas estándar, que están diseñadas con patrones masculinos buscando obstrucciones importantes. Muchas mujeres con enfermedad microvascular no son diagnosticadas y por lo tanto no son tratadas por dolor en el pecho, colesterol alto o riesgo de ataque al corazón.

Marianna acudió al Instituto del Corazón en Cedars Sinai, la Dra Puja Mehta, dirige el laboratorio de la función vascular no invasiva. “El primer día que la vi, ella dijo: ‘Dame seis meses y vamos a ayudarte a sentirte mejor.’

Mehta explicó a Marianna que el medicamento podría ayudar a mejorar la función del revestimiento de los vasos sanguíneos, reducir la angina de pecho (dolor en el corazón), y bajar la presión y el colesterol en la sangre. “Las mujeres con la condición de Marianna presentan un riesgo de 2.5 por ciento por año de eventos incluyendo fallo cardiaco, muerte súbita cardiaca, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular”, dijo Mehta. “Estamos reduciendo el riesgo con medicamentos y terapias.”

Fuente:cedars-sinai.edu