Las personas que hacen ejercicio y duermen con regularidad toda la noche podrían tener un riesgo relativamente más bajo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV).

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Los investigadores encontraron que entre casi 300,000 adultos de E.U.A, los que dormían entre siete u ocho horas por noche tenían un riesgo un 25 por ciento más bajo de sufrir un ACV, en comparación con las personas que dormían menos o más horas, los hallazgos no prueban que un sueño suficiente pueda en realidad prevenir los ACV, solo que hay un vínculo entre dormir la cantidad adecuada de horas y el riesgo de ACV.

“Algunos consideramos al sueño como un enemigo. Nos impide hacer cosas”, dijo el investigador líder, Azizi Seixas.

Seixas presentó los hallazgos el jueves en la reunión anual de la Asociación Americana del Accidente Cerebrovascular (American Stroke Association, ASA), en Los Ángeles. Los hallazgos presentados en reuniones generalmente se consideran preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.

Daniel Lackland, vocero de la ASA, dijo que el estudio respalda la importancia del ejercicio para mantener una buena salud cardiovascular, y que también nos recuerda que el sueño es importante.

“Parece que el sueño y el ejercicio podrían tener un efecto sinérgico sobre el riesgo de ACV“, planteó Lackland.

“Si se practica ejercicio con regularidad, es bueno, como sabemos hace mucho”, dijo. Pero también hay motivos por los cuales el sueño podría afectar directamente el riesgo de ACV, añadió Lackland, que también es profesor de neurología de la Universidad Médica de Carolina del Sur, en Charleston.

“Creo que la presión arterial podría tener un rol importante en esto”, comentó Lackland. Explicó que sin un sueño sostenido y profundo, lo que significa no despertarse durante la noche, la presión arterial no tiene la oportunidad de bajar hasta su mínimo natural.

“Los riñones, el corazón y el cerebro trabajan menos durante el sueño”, explicó Lackland. “Si uno no duerme bien, esa reducción en la carga de trabajo no sucede”.

Seixas se mostró de acuerdo en que la falta de sueño puede tener efectos cardiovasculares directos. ¿Pero qué pasa con el hecho de que los que “dormían mucho” mostraron un riesgo elevado de ACV?

Esto podría ser reflejo de un efecto “indirecto”, dijo Seixas. “Por ejemplo, si alguien duerme mucho, probablemente sea menos activo durante el día”, anotó.

Los hallazgos del estudio se basan en casi 289,000 adultos que participaron en una encuesta del gobierno sobre la salud. Seixas y su equipo utilizaron un modelo computarizado para calcular el impacto del sueño, el ejercicio y otros factores de la salud y el estilo de vida sobre el riesgo de ACV.

En general, las personas que “dormían mucho” tenían un 146 por ciento más de probabilidades de haber sufrido un ACV, en comparación con todos los demás participantes del estudio. Por otro lado, los que dormían poco mostraron un riesgo 22 por ciento más alto, en comparación con el resto del grupo.

Seixas dijo que hubo un riesgo de accidente cerebrovascular significativamente más bajo entre las personas que dormían una cantidad saludable de horas y hacían un ejercicio riguroso regular, lo que significa de 30 a 60 minutos de ejercicio de alta intensidad, como trotar, entre tres y seis veces por semana. En ese grupo, menos del 1.2 por ciento habían sufrido un ACV en algún momento, frente a alrededor del 3.1 por ciento de los demás adultos, señaló Seixas.

“Concéntrese en lo que pueda hacer”, aconsejó Lackland. “Si es sedentario, comience a caminar. Darle una vuelta a la manzana es mejor que permanecer sedentario”.

Del mismo modo, comentó Seixas, si no puede dormir regularmente toda la noche, concéntrese en esa caminata diaria.

 

 

Fuente:cedars-sinai.edu