Cuando el activador del plasminógeno tisular (tPA) llegó al mercado hace casi 20 años, impactó radicalmente en pacientes y en médicos, específicamente en el tratamiento para pacientes con accidente cerebrovascular isquémico agudo y los profesionales médicos que los tratan.

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“Pasamos de un estado de devastación en un accidente cerebrovascular isquémico, causa incurable de discapacidad; a un mundo en el que, en las circunstancias adecuadas, un paciente se puede recuperar completamente,” afirma el Dr. Patrick D. Lyden, director del Programa de Stroke en el Centro Médico Cedars Sinai – Los Ángeles. “En el campo de la neurología no ha habido un impacto tan grande como el tPA para el accidente cerebrovascular, y podría decirse que hay pocas cosas en la historia de la medicina tan importantes como el tPA para el accidente cerebrovascular.”

Lyden, quien también se desempeña como presidente del Departamento de Neurología del centro médico, es una de las principales autoridades en la atención de derrame cerebral y tPA. Ha contribuido de forma importante en ensayos clínicos cruciales que condujeron en 1996 a la aprobación de la droga por parte de la FDA.

El activador tisular del plasminógeno, principalmente mejora el flujo de sangre al cerebro después de un accidente cerebrovascular isquémico agudo, debe ser administrado en una arteria principal en las primeras cuatro horas y media de la aparición de los síntomas. Si se lleva a cabo, el tPA realmente puede revertir los síntomas de un derrame cerebral. Si no es así, las consecuencias pueden ser permanentes y debilitantes – incluyendo deterioros en el habla, la visión, la capacidad cognitiva, el comportamiento y el movimiento.

La Dra. Shlee Song, Directora Asociada del Programa Stroke, comentó que el cambio que el tPA ha impactado en la forma de abordar el tratamiento del ictus es invaluable. Antes de tPA, los pacientes diagnosticados en salas de emergencias con un accidente cerebrovascular eran enviados a casa, a menudo les pedían que regresaran al día siguiente, porque no había nada más que hacer. Cambios operativos, tales como grupos médicos de respuesta rápida se centraron en la evaluación y tratamiento inmediato, dando como resultado el reconocimiento por parte de la comunidad médica del impacto positivo del tPA que podría tener en la vida de los pacientes. “La extraordinaria colaboración entre los equipos de la sala de emergencia y el equipo de accidente cerebrovascular ha permitido obtener tiempos cada vez más rápidos – a veces incluso la administración de tPA en 30 minutos.” “Estamos hablando de una cura – algo que en realidad hace que la apoplejía desaparezca, a menudo deja al paciente sin discapacidad”. “El éxito de tPA es frecuente y la proporción de personas que se benefician  es enorme.”

 

Fuente:cedars-sinai.edu