RON KERMAN

Perdí a mi hija en la explosión del autobús en Haifa hace 13 años. Ella tenía 17 años cuando murió y el terrible desastre sucedió de la noche a la mañana. Es fácil dejarse atrapar por el dolor, pero debemos seguir viviendo.

ESTI PELED PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Tal fue asesinada el 5 de marzo de 2003 por un terrorista suicida en Haifa. En el ataque murieron 17 personas y 53 resultaron heridas. Mi hija tenía 17 años. Esta terrible tragedia cae sobre uno sin estar preparado, mientras se intenta seguir adelante con la ayuda de familiares y amigos. El duelo no nos deja ni un momento, y uno debe hacer todo lo posible para seguir con la rutina, de lo contrario, caemos en él. El luto es como un abismo. Vivimos en el borde. Es muy fácil dejarse atrapar y sumergirse en el dolor.

La meta es seguir viviendo con lo que hay. Yo tengo a Mika de 9 años. Ella es hermana de Dror que tiene 25 años de edad. Ambos viven con la sombra del duelo, pero tienen derecho a vivir su vida, una vida feliz. En medio estamos nosotros, los padres en duelo, y debemos tener en cuenta su preciado derecho a una vida normal como sea posible.

El proceso no es fácil, pero una vez más, con la ayuda de amigos y personas que ni siquiera nos conocen pero se identifican, es muy alentador.

En última instancia, nos matan por ser israelíes y judíos. Desafortunadamente, esto le puede suceder a cualquiera. Por lo mismo, cuando en su tiempo protestamos contra la liberación de terroristas a cambio de Gilad Shalit, me preguntaba por qué sólo las familias de las víctimas lo hacen.

Fuente: Maariv Online

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