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¿Qué postura adoptó la comunidad alemana en México con respecto a la política nacionalsocialista? El historiador Aribert Reimann investigó el exilio alemán en la capital mexicana durante el periodo del fascismo germano.

En un evento organizado por la Universidad de Colonia, expertos y estudiantes se dieron cita en la Fundación Fritz Thyssen para debatir sobre los fenómenos de la migración e identidad cultural en México. En uno de los paneles científicos de la llamada “Semana de México” (20 al 27/11/2016), el historiador Aribert Reimann, de la Universidad de Colonia, analizó el exilio alemán en la Ciudad de México en los años 40 del siglo pasado.

La migración de alemanes a México tuvo lugar en diferentes etapas: en el siglo XIX, el país latinoamericano fue un destino clásico de la migración transatlántica junto con Estados Unidos y Sudamérica en general. Con las revoluciones europeas de 1848-49, una ola de refugiados políticos arribó al continente americano, y, más tarde, desde finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX, México atrajo sobre todo a refugiados económicos.

Del liberalismo al nacionalismo

En entrevista con DW, el historiador explicó que durante la época del nacionalsocialismo, a partir de 1933, Francia, Checoslovaquia y la Unión Soviética fueron las primeras estaciones de los germanos en el exilio. Muchos comunistas alemanes también se integraron a las filas de las brigadas internacionales para defender la República Española. No obstante, tras la victoria de Francisco Franco en España y la derrota de Francia frente a la Alemania nazi, muchos germanos encontraron asilo político en México.

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En la década de los 40, la gran mayoría de los exiliados en el país latinoamericano –se estima que un 80 por ciento– se asentó en la capital. Aribert Reimann señala que, para aquel entonces, la orientación política-ideológica de la comunidad germana pre existente, producto de fases migratorias anteriores, se había desplazado del liberalismo al nacionalismo. Ya en los años 30, los descendientes de alemanes en México se habían declarado en su gran mayoría a favor de la política derechista, nacionalista y fascista de su país de origen.

El Partido Nacionalsocialista Alemán en la Ciudad de México llegó a contar con 150 miembros y ejercía gran influencia en la comunidad alemana, cuyo centro social era el Casino Alemán en las inmediaciones del Palacio de Bellas Artes. El historiador de la Universidad de Colonia contó a DW que incluso el prestigioso Colegio Alemán Alexander von Humboldt siguió las directivas del régimen nazi y expulsó a todos los alumnos judíos hasta 1938, “ejerciendo una política escolar antisemita muy clara”.

Las dos caras del exilio alemán

Según Reimann, a partir de 1939, “las actividades de la comunidad pronazi en México se trasladaron a una esfera cada vez más clandestina”, para evitar roces con el gobierno mexicano, que se sumó a la guerra contra la Alemania de Hitler.

El experto hace hincapié en los conflictos que surgieron a raíz del choque entre la comunidad alemana asentada, predominantemente profascista, y la llegada de refugiados políticos izquierdistas. La Liga pro Cultura Alemana en México, por ejemplo, se dedicó a presentar una idea de la identidad nacional alemana separada de la política de nacionalismo derechista. Asimismo, organizaciones culturales, como el Club Heinrich Heine, propagaron una cultura alemana antifascista. En este contexto, el idioma germano jugó un papel importante como aglutinante entre los intelectuales exiliados de Europa Central.

Tras el ataque a la Unión Soviética por parte del régimen nazi, en 1941, los comunistas tomaron el control del exilio alemán. El Movimiento Alemania Libre implementó la línea ideológica del comunismo internacional.

¿Y qué fue de los exiliados alemanes tras la Segunda Guerra Mundial? Aribert Reimann cuenta que la mayoría regresó a Alemania, casi exclusivamente a la zona de ocupación soviética. Solo una minoría se quedó en México, como el periodista Walter Reuter o la actriz Brigitte Alexander.

Fuente:m.dw.com