PETRA HELDT / La conciencia colectiva de los cristianos debe detener la conferencia de paz prevista en París los días 15 y 17 de enero e impedir que el Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU) vote por un Estado palestino como 22º Estado musulmán, en medio de un Estado judío.

SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – Debemos asegurar que no habrá capitulación ante la islamización de Oriente Medio y Europa. Debemos asegurar que la Ciudad Vieja de Jerusalem, el corazón del judaísmo durante más de 3.000 años y sede del cristianismo durante 2.000 años, no se volverá islámica como parte de lo que pronto sería un estado islámico, y muy probablemente terrorista. En tal estado, según todos los sondeos, la próxima votación será instalar el grupo terrorista Hamas. Eso significaría la destrucción eventual de toda la herencia judeo-cristiana, como hemos estado viendo por todo Oriente Medio.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el 13 de octubre de 2016, dio su aprobación preliminar a una resolución que niega los vínculos judíos con sus lugares religiosos más sagrados: el Monte del Templo y el Muro de los Lamentos. La votación en París podría establecer firmemente el Monte del Templo como lugar musulmán. Desde la reescritura de la historia de la UNESCO, renombrando antiguos sitios bíblicos islámicos, como la Cueva de los Patriarcas de Hebrón y la Tumba de Raquel cerca de Belén, aunque no hubo Islam hasta el siglo VII (cientos de años después), los guardias musulmanes en el Monte del Templo ya intentan imponer la agenda revisionista de la UNESCO. El 1 de enero de 2017, el Waqf (un fideicomiso islámico para preservar lo que alguna vez haya sido ocupado por musulmanes para Allah, para siempre) obligó al eminente erudito israelí de arqueología, el profesor Gabriel Barkay, a no usar la palabra “Monte del Templo” para mencionar el sitio. Después de la intervención de la policía israelí, Barkay continuó su charla usando la abreviatura “TM”. Se negó a comportarse como un dhimmi (ciudadanía de segunda clase, “tolerada” para las minorías no musulmanas).

Un acontecimiento similar en octubre de 2016 tomó una dirección diferente. Visitando el Monte del Templo, el Cardenal Marx y el Obispo Bedford-Strohm, representantes prominentes católicos y protestantes de las Iglesias alemanas, respectivamente, aceptaron órdenes y retiraron sus cruces. Después de grandes protestas en Alemania contra la prohibición de la cruz en el Monte del Templo, el Cardenal Marx se disculpó. El obispo Bedford-Strohm, en cambio, no se disculpó, pero culpó a la seguridad israelí, una acusación que Israel rechazó.

La conferencia de París podría hacer el Monte del Templo judenrein y cristianrein [libre de cristianos y judíos] y acelerar la dhimmitud en Europa.

Durante 3000 años, la historia judía dice que “Jerusalem está construida como una ciudad que está unida” (Salmos 122: 3). Desde entonces, Jerusalem ha sido la capital indivisa de la patria judía. Ni el terror inexorable, ni las múltiples guerras, ni los cínicos boicots contra el Estado judío han logrado destruir la historia de Israel. Sin embargo, en un movimiento brusco, la conferencia de paz de París y una subsiguiente votación del Consejo de Seguridad podrían lograr precisamente eso: el fin de la historia judía en su patria. Basado en la Carta de Hamas que niega el derecho de Israel a existir, el voto podría completar la eliminación de la historia judía y cristiana y su sustitución por el Islam. Terminaría Israel, el único país floreciente, hermoso, próspero y verdaderamente democrático en Oriente Medio. Terminaría la libertad de culto, que Israel garantiza para personas de todas las creencias religiosas, del mundo entero. Terminaría la inspiración para la cultura judeocristiana y para las creencias de judíos, cristianos y, sí, de los musulmanes, que Israel proporciona.

¿Qué hace que los políticos occidentales sean sirvientes ayudando a la destrucción de la cultura judeocristiana en Oriente Medio y Europa? ¿Por qué la Conferencia de Paz de París se prepara para la destrucción del Estado judío, mientras que los cristianos son asesinados en países musulmanes en números históricamente sin precedentes? ¿Por qué millones de cristianos se mantienen en la oscuridad ante la destrucción intencional de su lugar de nacimiento en el Monte del Templo desde donde, en Pentecostés, los discípulos de Jesús fueron autorizados a llevar la fe al mundo entero? No pocas respuestas apuntan a la codicia por el poder y el dinero. Podría ser una de las últimas oportunidades de los cristianos para rescatar y honrar el patrimonio judeocristiano, que ha sido construido con amor y fe y transmitido a través de muchos peligros a lo largo de milenios.

Los cristianos de esta época están agradecidos a Israel por permitir la fe bíblica, más que nunca, a través de numerosos hallazgos arqueológicos en el Monte del Templo, en la Ciudad de David, en Qumran, en Massada, en Beersheva, en Belén, en Tekoah, en Ariel, en el río Jordán, en Jericó, en Cafarnaún, Meguido, Nazaret, Tel Dan, y un centenar de lugares bíblicos en la Tierra de Israel.

Por esto, los cristianos no callarán cuando se vote para que todos estos lugares vayan a los que los destruirán – como destruyeron Palmyra, Antioch, Nisibis, Nineveh, y en finales de 2014 el monasterio cristiano más antiguo de Irak, St. Elijah, arrasado por el Estado islámico. Se informó de cómo ISIS se apoderó del sitio cristiano, obligando a los cristianos a convertirse al Islam, pagar un impuesto especial o ser asesinados. Esta es la realidad familiar para los cristianos y judíos en Medio Oriente durante más de un milenio. La cultura judeocristiana se basa en la historia transmitida en las Sagradas Escrituras. Eso debe ser abordado en público, en los medios sociales, en los medios impresos, en la televisión y la radio – en todos los medios de comunicación. Las calles de París deben oír las protestas contra el intento de reescribir la historia en la conferencia de paz y cualquier posterior votación del Consejo de Seguridad. Esos manifestantes son como “un hombre que edificara la muralla y se parara delante de Dios en la brecha en nombre de la Tierra” (Ezequiel 22:30) – de modo que el único bastión de la democracia, el verdadero defensor del cristianismo, el último guardián de la herencia judeo-cristiana en Medio Oriente y Europa continúe prosperando.

La Rev. Dr. Petra Heldt es Directora de la Fraternidad de Investigación Teológica Ecuménica, Jerusalem.

Fuente: Gatestone Institute – Traducción: Silvia Schnessel – © EnlaceJudíoMéxico