JONATHAN SCHANZER Y MARK DUBOWITZ

Reconocer la soberanía de Israel sobre el territorio enviaría un fuerte mensaje a amigos y enemigos de Estados Unidos por igual.

Benjamín Netanyahu ha logrado su objetivo primordial de reiniciar los lazos con los Estados Unidos después de ocho años de tensiones. Cierto, el primer ministro israelí y Donald Trump todavía tienen que cubrir la brecha en cuestiones tales como la diplomacia palestino-israelí y los asentamientos de la Margen Occidental. Pero parecen estar de acuerdo en un amplio rango de temas regionales.

Eso podría llevar a un avance en una cuestión de importancia estratégica para Israel. Según informes de la reunión del miércoles de los dos líderes, Netanyahu pidió el reconocimiento estadounidense de la soberanía israelí en los Altos del Golán.

La medida tiene sentido para ambas partes. Proporcionaría al gobierno israelí una victoria diplomática mientras ayuda a la administración Trump a señalar a Rusia e Irán que Estados Unidos está trazando un nuevo curso en Siria.

Israel capturó el grueso del Golán de Siria en la guerra de 1967 y anexó el territorio en 1981. La medida se encontró con condena internacional.

Por dos regímenes sucesivos de los Assad, primero Hafiz y ahora su hijo Bashar, restablecer la soberanía siria plena sobre el Golán ha sido una demanda axiomática. Israel presentó retiradas parciales del Golán durante muchas rondas de conversaciones de paz con Siria durante las últimas dos décadas, pero los sirios nunca estuvieron satisfechos con los tratos en oferta.

Con el estallido de la guerra civil siria en el 2011, han cambiado los hechos en el terreno. Si Israel hubiese cedido el Golán a Siria, el Estado Islámico y al Qaeda o Irán estarían sentados sobre las costas de la Galilea frente a la ciudad israelí de Tiberia.

Netanyahu y otros altos funcionarios del gobierno israelí argumentan que Siria está destinada a la partición conforme líneas sectarias, étnicas y regionales. Y si bien la recaptura de Alepo cambió la marea de la guerra en favor del gobierno de Assad, algunos israelíes creen que podría ser hora de reconocer como permanente el control de Israel sobre el Golán.

Esta posición hasta ahora no ha encontrado ninguna tracción entre las principales potencias, las cuales todavía dicen que quieren preservar una Siria unitaria. Rusia, la cual intervino militarmente para apuntalar a Bashar Assad en el nombre de la integridad territorial siria, es la principal entre ellas.

Hace mucho tiempo hay una discrepancia con Rusia por Siria. Reconociendo la soberanía de Israel en el Golán, la administración Trump señalaría a Rusia que, aunque Washington puede ahora coordinar con Moscú en actividades tales como combatir al Estado Islámico, no comparte los objetivos de Rusia para Siria.

Aparte, mostraría que Estados Unidos asumirá una línea más dura en la provisión de armas e información a Irán y Hezbolá.

El reconocimiento de los derechos de Israel al Golán admitiría que ésta necesita estas tierras altas para rechazar una multitud de amenazas militares asimétricas y convencionales de Siria—y lo que sea que venga después de la guerra allí. Israel continúa tomando como blanco a los Guardias Revolucionarios Islámicos de Irán y a Hezbolá para impedirles establecer una base de operaciones en el Golán sirio.

Reconocer la soberanía de Israel en el Golán también suavizaría la demanda central de los palestinos para un estado dentro de las fronteras de 1967.

Si puede ser revisada una frontera internacional junto a la frontera siria, los palestinos tendrán una época difícil presentando como inviolable la línea de armisticio de 1949 junto a la Margen Occidental. Esto podría allanar el camino para el compromiso cuando el yerno del Sr. Trump, Jared Kushner, comience a hacer su presión por la paz palestino-israelí.

La medida enfadará a los europeos y las Naciones Unidas, pero pasará. Los grupos de la oposición siria protestarán también. Si bien algunos podrían estar tentados en romper sus vínculos tenues con Israel, ellos comprenden que el enemigo real es Assad.

De igual manera, los estados árabes expresarán su indignación, pero probablemente ellos verán el cuadro mayor. Assad ha caído en desgracia con la Liga Árabe, y un golpe a su régimen y sus patrones en Teherán será visto como una victoria por estos actores regionales árabes, especialmente si la administración Trump deja en claro que este es el objetivo.

Para los israelíes es bajo el riesgo de inestabilidad interna resultado de esta medida. Es improbable que los árabes drusos del Golán, quienes se cuentan en unos 20,000, respondan con agitación. Si bien ellos profesan lealtad a Assad, la carnicería dentro de Siria ha hecho cada vez más atractivas la estabilidad y prosperidad de Israel.

La  petición  de Netanyahu llegará como una sorpresa para algunos observadores. Pero el primer ministro israelí estudió claramente “El Arte del Trato.” Él sabe que a su homólogo le gusta pensar en grande y respeta a los que hacen lo mismo.

 

*Jonathan Schanzer es vicepresidente principal y Mark Dubowitz es CEO en la Fundación para la Defensa de las Democracias.

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México