Allá por 1967, Moscú se encogió de hombros cuando el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser cerró el Estrecho de Tirán, cortando las rutas de navegación al puerto israelí de Eilat—el único de Israel en el Mar Rojo. Los movimientos de tropas egipcias y sirias sobre la frontera israelí — emparejados con el discurso feroz de Nasser amenazando con matanza en masa — allanaron el camino para la guerra. Mientras tanto, Moscú alimentó a los egipcios y sirios con información errónea sobre movimientos de tropas israelíes.

JONATHAN SCHANZER

Los israelíes pusieron un fin a todo eso con un ataque sorpresa que neutralizó a los clientes de Rusia en seis días, y en el proceso capturaron la Margen Occidental, Gaza, Sinaí, y mucho de los Altos del Golán.

Cincuenta años después y la historia parece a punto de repetirse. Los aliados de Rusia están nuevamente provocando a los israelíes, quienes pueden finalmente ver pocas opciones aparte de atacar primero. La guerra consiguiente, advierte Israel, podría, como la Guerra de los Seis Días en 1967, cambiar fundamentalmente la región.

El teatro esta vez es Siria, pero el factor precipitante para el próximo conflicto — lo crean o no — no es el uso de armas químicas por parte del líder sirio Bashar al-Assad contra su propio pueblo. Es el representante más letal de Irán, Hezbolá.

Teherán envió a Hezbolá para reforzar a las tropas sirias de Assad. El primer hijo árabe de la revolución islámica, la organización militante chií libanesa ha desplegado miles de combatientes en Siria, quienes están obteniendo ahora experiencia valiosa de la guerra.

Irán está también armando a Hezbolá en preparación para el próximo conflicto con Israel. En el otoño del 2015, el ejército de Israel evaluó que Hezbolá había aumentado su arsenal de cohetes de un estimado de 100,000 a aproximadamente 150,000 desde que comenzó la guerra siria.
Más tarde ese año, los rusos comenzaron a llevar a cabo ataques aéreos contra grupos rebeldes luchando para echar a Assad de Siria. Moscú había proporcionado hace mucho tiempo armas y otras provisiones a Assad a través de su planta naval mediterránea en Tartus. Pero los rusos enseguida desplegaron fuerzas terrestres y aéreas, activos de inteligencia, y equipo pesado para proteger al régimen de Assad, dejando en claro que Siria fue parte de su esfera de influencia siempre en expansión.

Rusia pronto estableció centros de fusión para poder coordinar su campaña bélica con Irán, Hezbolá y el régimen de Assad. Hezbolá se ha beneficiado de la cobertura aérea rusa, e incluso luchó junto a las fuerzas rusas contra los rebeldes sirios.

Mientras tanto, Irán y su satélite libanés han tratado de explotar tanto la presencia rusa como la niebla de la guerra para mover lo que los israelíes han llamado “armas cambiadoras de juego” de la zona de guerra a Líbano. Los funcionarios israelíes dicen que las armas que ellos están tratando de adquirir incluyen cohetes de largo alcance y de alta carga útil, letales misiles anti-buque, y tal vez incluso sistemas avanzados anti-aviación.

Estas armas han provocado un sentido de alarma distinto dentro de la Kiria de Israel, su Pentágono. Los funcionarios dicen que el equipo reduciría significativamente la ventaja israelí cuando estalle la próxima guerra, lo que es el motivo por el cual Israel hasta ahora ha lanzado unas tres docenas de ataques aéreos a lo largo de Siria, según un alto funcionario israelí.

No está claro si estos vuelos representan la totalidad de la campaña israelí. Pero sí sabemos que el drama quedó totalmente en foco en marzo cuando el ejército sirio disparó armas anti-aviación a israel después que ellos atacaron lo que se creía ser otra caravana más de armas de Hezbolá dentro de Siria. El misil anti-aviación cayó chocando hacia territorio israelí, provocando que los israelíes usaran su sistema de defensa misilística de mediano alcance “Flecha.”

El incidente del “Flecha” ha llevado a una escalada en la guerra de palabras. Damasco ha amenazado que las incursiones futuras provocarán ataques de Scuds, e incluso advirtió que Rusia acudirá en su ayuda si los israelíes atacan nuevamente.

Es dudoso que Rusia dispare contra un avión israelí, especialmente dado que los israelíes han hecho múltiples visitas a Moscú para asegurar que su fuerza aérea pueda continuar atacando activos iraníes y de Hezbolá cuando sea necesario.

Cuanto más tengan Irán y Hezbolá que perfeccionar su infraestructura de contrabando de armas, mayor la probabilidad de una transferencia exitosa de “armas cambiadoras del juego.” Hezbolá ya tiene decenas de miles de cohetes pero una transferencia exitosa de armas más avanzadas sería una línea roja para Israel, provocando un ataque preventivo antes que esas armas puedan ser desplegadas.

Los israelíes han advertido repetidamente que la próxima guerra con Hezbolá podría ser una en la cual Israel buscará nada menos que la derrota total y expulsión de Hezbolá de Líbano.

La incursión de Vladimir Putin en Siria ha sido descripta como un intento por revivir el pasado de Rusia. Pero las acciones soviéticas en el Medio Oriente contribuyeron en forma inexorable a la Guerra de los Seis Días y a su propio debilitamiento en la región. Rusia corre el riesgo de repetir los errores que cometió hace medio siglo, errores que todavía hoy tienen un impacto profundo en la región.

 

 

 

Fuente: Newsweek

Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México