Este artículo, para la reflexión, nos puede ilustrar de dónde viene la maldad humana y con qué fines algunos estados laicos y teocráticos siguen practicando la tortura, los asesinatos y la discriminación a otros credos y razas a pesar de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948.

JORGE JUÁREZ PEÑAFLOR

Recorriendo la historia nos podemos dar cuenta de los horrores y las atrocidades de la religión que puso en marcha el Tribunal de la Inquisición para castigar, torturar y asesinar a los herejes o enemigos de la Iglesia que no estaban de acuerdo con sus enseñanzas.

La Inquisición Católica tuvo su origen en 1184 en Languedoc, Francia, para combatir la herejía de los Cátaros. En 1249 se implantó también en el reino de Aragón, siendo la primera inquisición estatal y en la edad moderna, con la unión de Aragón y Castilla se convirtió en la inquisición española (1478-1821).

¿Por qué se fundó la Inquisición Católica? Para suprimir las libertades y el pensamiento y tener una sola religión universal. Algún pontífice decía que la inquisición se creó con el fin de salvar almas que estaban pecando y entre más pronto se les torturara y murieran menos iban a pecar.

Me cuesta trabajo creer los métodos tan brutales que utilizaban los Obispos para castigar a los herejes, por medio de máquinas rudimentarias que torturaban lentamente para que el pecador sufriera y sufriera hasta que confesará sus blasfemias y muriera por ser un hereje.

El fanatismo es sumamente peligroso cuando alguna religión hace una alianza con el Estado, que fue lo que los cristianos hicieron con el Imperio Romano, separándose totalmente de los judíos ya que el cristianismo era una secta que, además, tenía que convertir a los politeístas a su fe cristiana, que los judíos rechazaron y por eso fueron perseguidos, torturados y asesinados.

La Inquisición Española de Estado, representada por los Reyes Católicos que decidieron pasar un edicto para expulsar a los judíos en 1492 pero algunos judíos, por miedo, se convirtieron en católicos, pero de todos modos recibían un trato brutal y se les llamó despectivamente “marranos” porque seguían con su fe.

El Estado religioso totalitario siempre ha utilizado el terror, como en su tiempo lo hicieron los nazis, que empezaron en contra de sus enemigos: los comunistas, los liberales que no estaban de acuerdo con la ideología de Hitler.

Los nazis construyeron los campos de concentración donde los alemanes disidentes eran encarcelados y esos campos de concentración los empezaron a utilizar para meter a los judíos, que fue cuando se convirtieron en campos de exterminio donde hambreaban, torturaban, gaseaban y asesinaban a los judíos.

¿Qué diferencia hay entre la Inquisición Católica y los nazis? Ninguna, porque ambas instituciones utilizaron la maldad profana y teocrática para exterminar a los hebreos. ¿Por qué? Porque los judíos habían sido un peligro para sus fines teológicos y por el otro lado, los nazis hicieron el Holocausto con fines raciales, políticos y económicos, incluso también religiosos, asesinando a 6 millones de judíos.

Espero no ofender a los católicos, pero si no encontramos la raíz de la maldad humana seguirán floreciendo los genocidios en el nombre de Dios como ahora lo están haciendo los musulmanes promoviendo una Yihad (Guerra Santa), matando a todo aquel que no sea del Islam, convirtiéndose en una amenaza para Occidente.

Si no tenemos el valor moral para aceptar la verdad, aunque sea muy dolorosa, los genocidios continuarán en el nombre de Dios y el dictador en el nombre del Estado, apoyado por su religión para salvaguardar sus intereses que pueden provocar un genocidio como lo han hecho algunos estados.

Esa unión entre Estado y religión es sumamente perniciosa para la libertad humana, tenemos el ejemplo palpable de Irán, que se ha convertido en una potente teocracia fundamentalista que promueve el terrorismo contra Israel.

La abolición definitiva de la Santa Inquisición fue en 1834. Los campos de exterminio de los nazis fueron cerrados en 1945. Los apologistas han maquillado y tergiversado las horribles matanzas que en el nombre de Dios cometió la Inquisición. También hay apologistas de los nazis que minimizan los horrores, niegan o relativizan el Holocausto con fines de corromper la verdad histórica.