LUKE TRESS

El sistema de receptores de cannabinoides en nuestro cuerpo puede ayudar a proteger nuestro sistema nervioso después de un trauma cerebral, dicen los investigadores israelíes.

Un equipo de la Universidad Hebrea de Jerusalem observó una buena recuperación en ratas y ratones con lesión cerebral traumática (LCT) cuando fueron tratados con compuestos cannabinoides, posiblemente abriendo el camino para pruebas clínicas en un futuro próximo.

Los cannabinoides son compuestos químicos, derivados del cannabis o fabricados, que actúan sobre receptores específicos de cannabinoides en las células de nuestro cuerpo. El más conocido es el tetrahidrocannabinol, o THC, el principal compuesto psicoactivo de la marihuana. El sistema endocannabinoide, los receptores de cannabinoides naturales, se encuentran en el cerebro y la mayoría de los órganos del cuerpo, y se cree que forman parte del mecanismo neuroprotector en los mamíferos, explicó la profesora Esther Shohami de la Universidad Hebrea de Jerusalem.

Cuando ocurre un evento externo como un accidente cerebrovascular o trauma, el cuerpo produce estas moléculas que deben proteger el cerebro, dijo Shohami. En estudios anteriores, los investigadores examinaron el endocannabinoide 2-AG en ratones con lesión cerebral traumática. Este tipo de endocannabinoide es producido por el cuerpo de forma natural, pero en cantidades relativamente bajas que no son suficientes para proteger eficazmente el cerebro.

Los investigadores observaron niveles de 2-AG significativamente mayores después del trauma. Aplicaron cantidades adicionales del endocannabinoide derivado de plantas a ratones con lesiones cerebrales, y encontraron que el compuesto facilita su recuperación.

“El compuesto es administrado por el cerebro, pero no es suficiente para protegerlo, por lo que tuvimos que aumentar la dosis,” dijo Shohami. “El cerebro crea la protección; queríamos imitar lo que hace, y hacerlo mejor”.

Los ratones sólo recibieron una dosis, pero mostraron efectos positivos hasta tres meses después de la lesión, ya que el 2-AG es un compuesto anti-inflamatorio, explicó. “Ellos mejoraron sus funciones motoras y cognitivas, así como todos los parámetros que consideramos como parte del daño, y superaron los de los ratones no tratados”.

El problema es que la respuesta involucra a ambos receptores de cannabinoides de tipo 1 y 2, o CB1 y CB2. CB1 es responsable de los efectos psicoactivos de los cannabinoides, y es menos estable, por lo que no podría ser utilizado como un medicamento, mientras que CB2 no está involucrado en tales efectos.

“Si se logra distinguir entre ambos receptores este medicamento sería más atractivo para que los médicos lo prescriban, ya que los efectos secundarios se reducirían significativamente,” agregó Shohami.

Shohami y su equipo desarrollaron moléculas sintéticas, similares al 2-AG, que activan selectivamente los receptores CB2 y no se unen a los receptores psicoactivos CB1. Los investigadores examinaron el efecto de estas moléculas, llamadas HU-910 y HU-914, en ratas tras una lesión cerebral. Estudiaron los efectos de los compuestos tanto en los cerebros de las ratas como en el fascículo corticoespinal, una vía nerviosa originada en el cerebro que se extiende hasta la médula espinal y es responsable del control motriz del cuerpo.

Los investigadores observaron una mayor recuperación y una mejoría en las habilidades motrices tras la lesión cerebral traumática.

Actualmente, no existen medicamentos aprobados para tratar esta lesión cerebral, en parte debido a los fracasos para desarrollarlos en las décadas de 1990 y 2000, lo que ha hecho que las compañías farmacéuticas dejen de apoyar nuevos tratamientos.

“Es una situación muy compleja. El tratamiento debe ser cuidadosamente diseñado tanto en términos de mecanismo como de oportunidad. La sincronización del tratamiento es muy crítica y esta fue la base del fracaso en muchas pruebas,” explicó Shohami.

El medicamento necesitaría ser administrado como una dosis única pocas horas después de la lesión.

No todos los datos del equipo han sido publicados, pero los investigadores esperan iniciar las pruebas clínicas, y su estudio eventualmente se convierta en un tratamiento prescrito para LCT.

El profesor Raphael Mechoulam, quien colaboró en la investigación, descubrió por primera vez la estructura del tetrahidrocannabidol (THC) que actúa como un preventivo, así como un remedio contra la inflamación del cerebro. Meschoulam también descubrió el sistema endocannabinoide en los años noventa.

Shohami presentará su investigación, titulada “La función de los receptores CB2 en la recuperación de ratones después de una lesión cerebral traumática”, en la Conferencia Internacional de Cannabis Medicinal que se celebrará en Tel Aviv los días 4 y 6 de junio.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico