La Torá le da un respeto al ser humano como ninguna otra ideología del momento. Las leyes sobre cómo relacionarse con el prójimo son muy completas: uno debe evitar perjudicar a la otra persona tanto en el plano físico como en el emocional.

Dentro de esta categoría de mandamientos se encuentra el de “no poner un obstáculo en el camino de un ciego”. Este mandamiento no sólo se refiere a que uno debe de tener en consideración a las personas carentes de visión. También se prohíbe usar la debilidad o ignorancia de la otra persona para obtener un beneficio, tentar a la otra persona o dar información incorrecta que le cause un perjuicio. En el siguiente discurso el rabino Raymond Beyda nos habla sobre la importancia de decir “no sé” para evitar transgredir este mandamiento.

No sé

Muchas situaciones pueden dejar sin habla a las personas: un debate con un personaje importante, una situación peligrosa, o una serie de eventos poco esperados suelen dejar muda a una persona usualmente es un poco parlanchina.

Dos de las palabras más difíciles de decir son: “No sé.” Mucha gente siente que debe de saber todo sobre todas las cosas que hay, y que siempre deben tener una respuesta; cualquier respuesta, incluso si es una respuesta incorrecta. Sienten que si no lo hace serán clasificados como estúpidos por sus amigos y compañeros.

La urgencia por responder a una pregunta para tapar la ignorancia puede guiar erróneamente a la persona y desviarla por kilómetros del camino al que quiere dirigirse. Puede inclusive resultar en problemas graves de salud, si el que da la respuesta apresurada es un médico.

Nuestros Sabios nos enseñan que uno debe de acostumbrar su lengua a decir “no sé.” Al hacerlo, la persona evita incurrir en la prohibición de “poner un obstáculo en frente de un ciego.” También te da la oportunidad de crecer y aprender si eres una de esas almas valientes que pueden aceptar la falta de entendimiento.

Cuando te pregunten por información que no tienes, reúne todo el valor necesario para admitir la ignorancia. Pon las palabras “no sé” en tus labios. No es tan difícil, después de hacerlo un par de veces, se va haciendo más fácil. Como una ganancia extra, empezarás a acumular una vasta cantidad de conocimientos e información de otras personas, que te ira convirtiendo en alguien que sí sabe.

Fuente: Raymond Beyda Online