ABRAHAM COOPER Y MANFRED GERSTENFELD

La negativa de la cadena de televisión pública franco-alemana Arte de proyectar una película sobre el antisemitismo europeo ha provocado indignación en ambos lados del Atlántico. El Centro Simon Wiesenthal anunció que mostraría la película en el Museo de la Tolerancia en Los Angeles e instó al Parlamento Europeo a proyectar el documental.

Los dos primeros minutos de “Elegido y excluido – El odio a los judíos en Europa” explican la negativa de mostrarlo. En la película, Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina se dirige al Parlamento Europeo y afirma que el terrorismo, la violencia y el extremismo en el mundo desaparecerá cuando haya paz entre los palestinos e Israel. Abbas también asegura que los rabinos israelíes han pedido al gobierno israelí que envenene las aguas palestinas. Pocos días después dijo que estaba mal informado.

La primera afirmación de Abbas es una locura. La segunda es una mutación moderna de la falsa acusación medieval antisemita de que los judíos “envenenan el pozo”. Sin embargo, muchos parlamentarios europeos elogiaron al presidente de la Autoridad Palestina. Martin Schulz, ex presidente del Parlamento Europeo y actualmente candidato socialista que aspira a convertirse en primer ministro alemán en las próximas elecciones de septiembre de 2017, tuiteó que el discurso de Abbas fue “inspirador” y no rechazó su antisemitismo.

La película fue creada por los productores alemanes Joachim Schröder y Sophie Hafner, por encargo de la emisora pública alemana WDR en nombre de Arte. Luego de mostrar la declaración antisemita de Abbas y el aprecio recibido de los parlamentarios europeos, el documental expone muchas otras cuestiones relacionadas con el antisemitismo contemporáneo, socavando gran parte de la autoimagen europea y de su narrativa de Oriente Medio.

Si bien en 2017 es políticamente correcto exponer el antisemitismo europeo de derecha, destacar el antisemitismo de la izquierda europea es a menudo inaceptable. Oponerse a la campaña de BDS es problemático en varios círculos europeos. Demostrar que el anti-israelismo es una versión moderna del antisemitismo tampoco es particularmente acogido. Tampoco se menciona la incitación palestina, la corrupción y el abuso de los fondos de ayuda occidentales.

La película continúa mostrando cómo la antigua tradición cristiana de odio a los judíos se moderniza con la financiación de la incitación anti-Israel por parte del Consejo Mundial de Iglesias, mostrando también el odio contra Israel en los márgenes de la asamblea nacional de la Iglesia protestante alemana.

Una cosa es mostrar un solo asesinato antisemita resultante de la extrema ideología islamista. Pero la película relata una serie de crímenes extremistas antisemitas cometidos por musulmanes. Entre ellos cabe mencionar el asesinato de Ilan Halimi en 2006, los homicidios en las escuelas judiciales de Toulouse en 2012, los asesinatos en el mercado judío de París en 2015 y en el museo judío de Bruselas en 2014. La película muestra además los ataques musulmanes contra las sinagogas de París y Sarcelles en 2014, así como el robo y violación en Creitel, otro suburbio de París.

Muchos políticos y medios de comunicación europeos han tratado de diluir y ocultar la mención del antisemitismo musulmán extremo durante más de una década. Estos hechos se suprimen incluso cuando son la expresión más violenta del antiguo odio judío en la Europa contemporánea. Durante el gobierno socialista de Jospin en Francia a principios de este siglo, el enorme aumento de los incidentes antisemitas, causado principalmente por los musulmanes, fue en gran medida ocultado por la policía y el Ministerio del Interior bajo el término general de “vandalismo”.

La película censurada fue inicialmente disponible gracias a una trasmisión de 24 horas por Internet probablemente ilegal auspiciada por el diario alemán, Bild. Es sorprendente que hayan transcurrido más de quince años para que un documental importante sobre el antisemitismo europeo fuese producido por un organismo de radiodifusión europeo. Debido a la censura de Arte, el documental ha generado mucho más publicidad que si se hubiese proyectado.

La emisora utiliza dos argumentos para explicar la supresión del documental. El primero es que la película no es lo suficientemente profesional. Sin embargo, la emisora pública alemana ARD aparentemente no comparte esta opinión, ya que está dispuesta a transmitirlo. La segunda afirmación es que el documental no abarca una serie de países según lo acordado con los productores. Arte también señaló que la película presta demasiada atención a Oriente Medio.

Pero si los productores hubiesen hecho lo que Arte deseaba, el resultado habría sido aún más condenatorio. La inclusión de Gran Bretaña y los países escandinavos habría expuesto aún más la adversión musulmana anti-judía. Los autores musulmanes han convertido a Malmö, la tercera ciudad más grande de Suecia, en la capital del antisemitismo europeo. El mayor estallido antisemita de la posguerra en Noruega fueron los disturbios de musulmanes en Oslo en 2009. La única sinagoga de Oslo fue blanco de un musulmán en 2006. Un musulmán asesinó a un guardia de la sinagoga en Copenhague en 2015.

La inclusión de otros países en la película habría significado también exponer la propaganda de odio anti-israelí de los socialistas y los sindicatos. Jeremy Corbyn, líder del partido laborista del Reino Unido está asociado con un grupo anti-Israel encabezado por un denunciante del Holocausto. Él llama a terroristas anti-israelíes sus amigos y ha designado antisemitas a puestos importantes del partido.

Los productores Schröder y Hafner mostraron a pacientes palestinos que son tratados en el hospital Hadassah de Jerusalén. Eso habría sido noticia para más de 150 millones de adultos europeos que creen que Israel conduce una guerra de exterminio contra los palestinos. Si esa mentira fuese realmente cierta, los pacientes palestinos que aparecen en el documental habrían muerto hace mucho tiempo.

El año pasado, en pleno auge de la afluencia masiva de inmigrantes árabes y musulmanes a Alemania, representantes del Centro Wiesenthal se reunieron con funcionarios alemanes y preguntaron cómo planeaban abordar el hecho de que muchas de estas personas traían consigo opiniones de odio contra los judíos.

Si la respuesta a este documental es una indicación, muchos alemanes no están preparados a reconocer, y mucho menos tratar el tema honestamente.

Fuente: Huffington Post / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico