La salvación de Todo un Mundo. Rab. Bradley R. Bleefeld

Durante siglos, los rabíes se han estado haciendo la siguiente pregunta: “¿Por qué creó D-os primero a un único ser humano, Adán, en lugar de crearlo junto con otros como él?”

Aunque los sabios han debatido sobre esta pregunta a lo largo de toda una era, el Talmud explica que D-os creó primero sólo a Adán para mostrar a las generaciones futuras la importancia de una única vida humana. El que destruye una vida, aunque sólo sea una, destruye al mundo entero. Y el que salva la vida de un ser humano, aunque sólo sea uno, ha salvado a todo un mundo.

Por otra parte, la solitaria creación de Adán se constituye en un recordatorio para toda la humanidad hasta el final de los tiempos de que todos provenimos de un mismo padre.

De ahí que, por el bien de la paz entre los seres humanos, nadie pudiere nunca decirle a otro: “Mi padre fue más grande que el tuyo.”

El Talmud diferencia la creación de la humanidad de la acuñación de monedas.

No importa cuántas monedas se obtengan de un mismo molde, todas son idénticas. Sin embargo, ningún ser humano es exactamente igual a otro, aun cuando el Todopoderoso nos hizo a todos a partir de una única persona.

Así pues, teniendo esto en mente, cualquier persona puede proclamar, al igual que Adán: “El mundo fue creado para mi bien y sólo para mi bien.” Éste es el motivo por el cual todos y cada uno de nosotros debemos sentirnos plenamente bienaventurados.

Fuente Talmúdica: Sanhedrín 37 a-b
Fuente Parábolas del Talmud