Enlace Judío – La perashá (porción de Torá) que se lee esta semana es la de Eikev. En ella Moisés continúa su discurso final que da a los Hijos de Israel. Principalmente les habla sobre la importancia de seguir los preceptos divinos y recordar que el hombre no vive sólo de pan, sino de la palabra de D-os vive el hombre”. Les describe la tierra bendita a la cual llegarán y enumera varios de sus méritos y errores como pueblo. Dentro de esta perashá (pasaje) se recuerda el suceso del maná (pan que bajaba del cielo) al cual se le llama “una prueba”. Rab Frand se pregunta ¿cómo puede ser esto una prueba y no una bendición? ¿qué no es lo que cualquier persona desearía, tener todas sus necesidades resueltas? A continuación su respuesta.

Rav Frand. El maná del Cielo

Aquel que te dio de comer maná en el desierto… para probarte (Palabras 8:16)

Todo el mundo sabe que la vida es una prueba. Luchamos diariamente para procurar nuestro sustento, criar a nuestros hijos y construir comunidades duraderas. Nada se logra de forma sencilla, y nuestra prueba es lidiar con el trabajo y frustraciones de la mejor forma posible.

Pero, ¿qué pasaría si nuestro sustento nos fuera dado en charola de plata? ¡No sería eso increíble! No más preocupaciones sobre cómo pagar la colegiatura de los niños o el techo nuevo. ¿Cómo sería que todo lo que necesitamos nos bajara como maná del cielo? ¿Lo consideraríamos una prueba? Difícilmente. Lo consideraríamos una bendición. Sin embargo, la Torá parece enseñarnos otra cara.

Tan pronto como el pueblo judío salió de Egipto, los judíos empezaron a quejarse:

“Si tan sólo hubiésemos muerto por la mano de D-os en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan con hartura; pues nos trajisteís a este desierto para matar a toda esta multitud de hambre.” (Éxodo 16:3)

“He aquí que haré llover de los cielos pan para vosotros” contestó Hashem (ibid. 16:4)
“saldrá el pueblo y recogerá la porción diaria en su día, para yo probarlo si anda en mi ley o no.”

Los comentaristas se preguntan ¿qué tipo de prueba es ésta? ¿Qué podría ser mejor que tener todo lo que necesitas a la puerta de tu casa cada día? ¿es ésta la prueba? ¡Ésta es una bendición! Rashi aclara que Hashem se refería a las leyes que gobernaban el maná. No estaba permitido reservar un poco de maná para el día siguiente. Uno debía recolectar doble porción el viernes, y los días siguientes continuar de la misma forma. Ésta era la prueba. ¿Era el pueblo judío capaz de respetar cabalmente las leyes del maná?

Esta prueba, también se menciona en la perashá (porción de Torá) de Eikev. “Aquel que te dio de comer maná en el desierto… para probarte.” Sforno explica que la prueba consistía en que el pueblo judío pudiera seguir las leyes y enseñanzas de la Torá aún cuando no tuvieran que preocuparse por su sustento.

En efecto, hay un gran reto dentro del “pan que cae del cielo”. La abundancia sin esfuerzo es muy peligrosa. Viene acompañada de una gran cantidad de ocio y libertad de acción. ¿Qué vamos a hacer con ese tiempo libre y esa libertad de acción? ¿Lo usaremos para probar lo prohibido? Ésta es la gran prueba del maná.

Todos tenemos clara la gran prueba que trae consigo la pobreza. Sin embargo, nos dice Sforno, la abundancia también llega con grandes tentaciones. Le otorga una responsabilidad enorme a la persona que lo recibe. Ésta es la prueba que muchas personas viven en nuestros tiempos de abundancia.

El libro de Jovot Halevavot (Los mandatos del corazón) escribe en la Puerta de la Confianza que una de las razones por las cuales la gente debe aprender a ganarse su sustento, a diferencia de los pájaros y los animales, es para controlar el yetzer hará (la tentación). Si tuviéramos demasiado tiempo en nuestras manos, nos sería imposible soportar las tentaciones que se nos presentan. Incluso es difícil resistir las tentaciones ocupándonos todo el día como lo hacemos hoy.

El maggid de Mezritch en una ocasión dijo que cuando la gente enfrenta problemas, enfermedad o peligro mortal se vuelve religiosa. Van al templo y rezan fervientemente. Dicen Salmos con lágrimas corriendo por sus ojos y son bondadosos a la hora de dar caridad. Sin embargo, cuando están bien, cuando las cosas marchan de maravilla ¿dedican siquiera un pensamiento a D-os? Ésta es la prueba del maná.

Fuente: Torah.org