Enlace Judío México.- El presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas lidera la acusación contra los planes estadounidenses de trasladar la embajada, y será el que dirigirá la violencia si la calle explota

AVI ISSACHAROFF

Aunque no sea su intención, es probable que el cambio de política del presidente estadounidense Donald Trump sobre Jerusalén deje a Israel en un guiso de problemas que es dudoso que el país quiera. Aunque solo una pequeña parte de las amenazas emitidas en los últimos días por parte de los palestinos y los estados árabes llegue a pasar, los ciudadanos israelíes están destinados a pagar un alto precio por la decisión de Trump de cumplir su promesa de campaña de trasladar la embajada.

Se espera que Trump declare el miércoles que Estados Unidos reconoce a Jerusalén como capital de Israel y que ordene el inicio del trabajo para trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, dijeron el martes funcionarios de la Casa Blanca.

Si bien se espera que la mudanza de la embajada lleve años, simplemente la perspectiva de ello, así como el reconocimiento de Jerusalén, ha inspirado una tormenta de advertencias de posibles actos de violencia en Judea y Samaria (Cisjordania) y otros lugares.

Si se hubiera tratado de algún otro problema, podría haber pasado en silencio. Pero el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, ha demostrado que coloca a Jerusalén por encima de su más importante alegría. Si hay sangre, será Abbas quien ayude a arrojarla, o al menos la dirija desde arriba.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, llega a un discurso en la Rotonda del Capitolio del estado de Utah el 4 de diciembre de 2017 en Salt Lake City, Utah. George Frey / Getty Images / AFP)

Trump dejó en claro a los líderes árabes sus planes para mover la embajada y no solo conformarse con reconocer a la ciudad como la capital de Israel. Habló de ello con Abbas, el rey Abdullah de Jordania, el egipcio Abdel-Fatah El-Sissi y el rey saudita Salman. Todos los estados árabes sunitas considerados “moderados” o aquellos que tienen vínculos de seguridad encubiertos con Israel, advirtieron sobre las graves consecuencias de la medida y de una escalada de violencia debido a la indiferencia hacia las sensibilidades musulmanas en todo el mundo.

El rey Mohammed VI de Marruecos, la Liga Arabe, Arabia Saudita, el máximo cuerpo islámico al-Azhar enfatizaron que mover la embajada podría tener serias consecuencias. Liderando la carga está Abbas. Ha hablado en los últimos días con todos los líderes árabes y europeos que pudo y les advirtió que una acción como ésta podría llevar a la violencia sobre el terreno.

En este caso, desde una perspectiva política palestina, se ve a Abbas liderando y no siendo dirigido. Si hubiera un aumento real en la violencia, los ataques no vendrían de “lobos solitarios” o facciones palestinas más pequeñas; más bien, el descenso hacia el caos será dirigido desde arriba, por el mismo jefe, como en los malos tiempos de Yasser Arafat.

Para Abbas, Jerusalén es un disparador, como una bandera roja ondeando frente a un toro. Desde los días en que estaba negociando para la Organización de Liberación de Palestina en Camp David en 2000, y se encontraba entre los líderes del campo contra un acuerdo que renunciaba a la soberanía palestina sobre el Monte del Templo, hasta ahora. Cada vez que Jerusalén se mueve a la cima de la agenda de Medio Oriente, Abbas habla y en voz alta.

La policía israelí se enfrenta a lanzadores de rocas durante un disturbio en el vecindario de Wadi Joz el 21 de julio de 2017. (Judah Ari Gross / Times of Israel)

En julio pasado, en medio de la crisis de los detectores de metales en el Monte del Templo, realizó la movida sin precedentes de congelar la coordinación de seguridad con Israel, y ahora prácticamente está ordenando a sus hombres escalar la violencia. Su facción Fatah publicó el martes un anuncio oficial llamando a “días de furia” el miércoles, jueves y viernes, y a protestas masivas.

Se puede adivinar que también dará luz verde a la milicia Tanzim para enviar a la gente a las calles e incluso decirle a sus fuerzas de seguridad que miren hacia otro lado.

Abbas, al menos por ahora, parece decidido a no ceder a Hamás ni a nadie la posición de liderazgo en la batalla por Jerusalén, sin importar el precio. Tal vez no le importe si el público lo culpa por la reconciliación con Hamás que se derrumba, siempre y cuando no lo acusen de renunciar a Jerusalén.

Fuente: The Times of Israel – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico