Enlace Judío México.- El término Shoá, Holocausto, si bien define un evento que marca toda la historia del mundo contemporáneo, cuando uno crece en Israel es parte de nuestra vida y de nuestro vocabulario. Desde una edad temprana este término que nombra un evento sin precedentes forma parte de una memoria colectiva nacional.

ALON LAVI

Los israelíes no sólo escuchan la palabra y piensan en el evento durante el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto-. Lo evocan en otras ceremonias de otros días luctuosos, como el día de la Shoá; lo estudian en el marco del sistema educativo, en su historia y su literatura; es parte de su cultura y está presente en los símbolos y lugares de la memoria. Vivimos en una sociedad en la cual este evento marcó el destino de todo un pueblo cuya gran parte de su existencia y cultura fueron perseguidas y aniquiladas.

Junto al dolor colectivo, para muchas personas los recuerdos son aún más directos y personales. Así, en mi caso, dos de mis abuelos fueron sobrevivientes del Holocausto. No recuerdo la primera vez que escuché el término Shoá, pero ha sido parte de mi vocabulario desde siempre.

¿Cómo vive un niño la experiencia de los silencios del dolor, primero, o de los recuerdos y relatos del horror?

Hoy en día, a raíz del nacimiento de mis propios hijos, y dado que uno de ellos lleva el nombre de mi abuelo sobreviviente del Holocausto, he comenzado a preguntarme: ¿Cómo responderles cuando me pregunten sobre la Shoá o sobre sus antepasados? ¿Cómo hablarles de rupturas de generaciones y de ausencias familiares inexplicables?

A mí, como adulto, todavía me es muy difícil asimilar cómo se puede asesinar a las personas sólo porque creen en otra religión, son parte de otra cultura o tienen una historia que les es propia. ¿Cómo se puede explicar que los judíos fueron exterminados en los campos de muerte simplemente por ser judíos? ¿Cómo se puede explicar que otros seres humanos diseñaron y construyeron una industria asesina, como las cámaras de gas, con el único propósito de matar judíos? Aquello que Primo Levi llamó “la práctica de la crueldad inútil”.

Si yo no puedo entender el hecho de que seis millones de judíos fueron masacrados, ¿cómo puedo explicarle esto a un niño?

Me inundan dudas. ¿Cómo transmitirles que de esa experiencia de exterminio se han construidos los principios universales de los derechos humanos? ¿Que luchamos y seguimos luchando para una nueva ética de la convivencia?

Tal vez no debería contarle a mis hijos los detalles de la guerra, sino mejor inculcarles valores que puedan impedir que una barbarie como esa ocurra de nuevo. Tengo que enseñarles a respetar a los demás, debo educarlos para que entiendan que las personas diferentes no son malas. Debo enseñarles la bondad y el amor al prójimo. También la historia.

Cuanto más pienso en lo que le voy a enseñar a mis hijos, más tomo conciencia que el sistema educativo israelí me ha enseñado a aceptar a aquellos que son diferentes a mí. Yo estaba expuesto a personas que se veían y pensaban de manera diferente en Israel, y me educaron a ser tolerante. Esto se debe a que se puede encontrar diferentes religiones y minorías que también viven en Israel, y que por ello debemos estar comprometidos con esa convivencia en la diversidad, a pesar de los conflictos que nos acompañan en un entorno hostil. Que tal vez los caminos de la paz dependen como nunca de una educación que siente las bases del reconocimiento del Otro.‫‬‬
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‬México recuerda el Holocausto cada año en honor a las víctimas que fueron asesinadas en la guerra. Fue una guerra total contra el pueblo judío cuyo exterminio cabal fue impedido por la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Cada año, el 27 de enero, fecha establecida por las Naciones Unidas, la comunidad judía de México, el gobierno, senadores, diputados, y muchos otros sectores y organizaciones, participan en las ceremonias del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Esta ocasión refuerza la importancia de que México enseña a sus ciudadanos los valores mundiales de la tolerancia, la bondad y la comprensión.

Estos valores son los que pueden asegurar que tales atrocidades no vuelvan a ocurrir y que el siglo XXI no repita la dramática historia del Holocausto y de otros genocidios.

Nosotros, como individuos, como padres y madres, como maestros y ciudadanos, así como los países alrededor del mundo, debemos enseñar a nuestros hijos la importancia de dichos valores. Por eso recordamos. Trabajemos juntos para crear un futuro mejor, pacífico y promisorio para todos.
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*Jefe de Misión Adjunto