THELMA KIRSCH-Abraham Sustzkever, fue un poeta que escribió en su lengua materna, el idish. Nació en 1913 en lo que hoy se conoce como Bielorusia.

Sustzkever describe con sus poemas su infancia en Siberia, la vida que llevó en el geto de Vilna (durante la *segunda guerra mundial) y su escape para reunirse a los partisanos.

Estudió literatura en la Universidad de Vilna. Fue testigo durante los Juicios de Nuremberg y en 1947 viajó hacia lo que fue el territorio ocupado por los ingleses que en 1948 se convertiría en el Estado de Israel.

*Y quisiera dejar una pequeña anotación que he dejado salir desde lo más profundo de mi corazón.
¿Quién fue el historiador que decidió enumerar a las guerras? ¿Acaso fue alguien que no supo que el infinito jamás se alcanza? ¿Quién decidió escribir el nombre de las guerras con mayúsculas? En mis textos con minúsculas siempre irán. Su resultado atroz no merece más.

Un vagón lleno de zapatos… (A vogn shikh)

Abraham Sustzkever

Las ruedas giran y se arrastran,
¿Qué es lo que cargan? ¿Y de quién?
Cargan un vagón y lleno está
de zapatos que palpitan.

El vagón, como una Jupá
durante el resplandor de la tarde… hechiza
y los zapatos se amontonan, se apilan
igual que las personas al bailar.

¿Se trata de una boda? ¿De una fiesta?
¡Tan deslumbrante es la celebración!
Los zapatos, todos ellos familiares
uno a uno se ordenan, reconozco.

Los tacones sin malicia zapatean
– ¿Hacia dónde nos conducen?
Desde los antiguos callejones,
desde Vilna… nos conducen a Berlín.

No debo preguntar de quién son
¡Mi corazón ha dejado de latir!
Digan la verdad: -¡Oh, zapatos!
¿Dónde desaparecieron los pies?

Las zapatillas de tan mala calidad,
con sus botones que caen cual el rocío,
-Dime: ¿Dónde quedó el cuerpecito?
-¿Dónde está la mujer?

Veo los zapatitos de los niños,
¿Pero adónde se fueron los niños?
¿Por qué no calza la novia
sus zapatos puros y brillantes?

Zuecos y sandalias para niños,
¡Los zapatos de mi madre veo!
El sábado, como a las velas,
ella los encendió en regocijo.

Los tacones sin malicia zapatean:
– ¿Hacia dónde nos conducen?
Desde los antiguos callejones
desde Vilna, nos llevan hacia Berlín.