Enlace Judío México – Purim es una de las festividades más importantes para el judaísmo. En ella celebramos que fuimos salvados por Esther de las manos del malvado Hamán quién buscaba el aniquilamiento de los judíos en Persia. Todos los eventos de esta historia están narrados en la meguilat de Esther (libro de Esther) que conforma parte del Tanaj (canon de textos sagrados judíos).

En este recuento se narra como la reina Esther logra ganarse la confianza del rey Asuero y convencerlo de que revoque el edicto real que sentenciaba a los judíos a la muerte. Para hacerlo Esther tuvo que acercarse al rey de forma paulatina y su progreso hacia el objetivo planteado fue una serie de eventos fortuitos y aparentemente sin relación. Tanto así que todo parece producto de la suerte. Por eso en Purim recordamos la belleza del ocultamiento divino, porque la salvación de los judíos fue un milagro, sin embargo, en todo el libro D-s no aparece con ningún nombre, es más ni siquiera es nombrado. Sin embargo, la rareza de los eventos, los giros de suerte y los eventos inesperados hacen evidente que esta historia fue producto de la acción divina. Y por eso celebramos. No celebramos un solo evento, sino una serie de sucesos que ocurrieron a lo largo de 14 años, donde se nos muestra que D-s se expresa en la naturaleza; celebramos la relación siempre viva entre D-s y el hombre.

Por ello mismo las celebraciones que envuelven a Purim no duran un solo día, sino que hay muchas tradiciones y mandatos que se llevan a cabo en los días previos a Purim y en días posteriores. A continuación les enseñamos las tres más importantes.

Perashá de Zajor

En la Torá continuamente se narra la historia de la nación de Amalek y su rivalidad incurable con el pueblo de Israel. Amalek en la literatura toraica y talmúdica representa el mal encargado, la lucha abierta contra D-s e Israel; es de las pocas naciones que desea con ansias el exterminio de los israelitas. Por el Talmud sabemos que Hamán es heredero y descendiente de Amalek, ambos representan la fuerza que quiere destruirnos. El Shabat previo a Purim se lee la perashá (porción de Torá) de Zajor, donde se narran las fechorías que hizo Amalek.

El Ayuno de Esther

El 13 de Adar, un día antes de la celebración de Purim es obligatorio realizar un ayuno que empieza desde el amanecer y termina al atardecer. A este ayuno se le llama el ayuno de Esther y recuerda dos eventos que la meguila narra de suma importancia.

El primero es la decisión que tomó Esther de arriesgar su vida para acercarse al rey Asuero sin permiso, seducirlo y pedir por el bienestar del pueblo judío. En busca de apoyo divino y éxito pidió a través de Mordejai al pueblo judío que ayunaran y rezaran para que D-s escuchara sus ruegos. Ella misma hizo un ayuno que duró tres días, durante los cuales rezo y se purifico y al final tuvo éxito. El rey le perdonó la vida y le concedió sus peticiones.

El segundo es la muerte de Hamán y la batalla que libraron los judíos contra aquellos que querían aniquilarlos ese día. Esto ocurrió el 13 de adar, el día del ayuno.

Como narra la meguila el trece de adar iba a ser un día de luto para los judíos, era el día que Hamán, el enemigo más grande de los judíos, había planeado la muerte de Mordejai, el líder de los judíos, y el día en que el edicto real de aniquilamiento a todos los judíos de Persia iba a ser ejecutado. Sin embargo, el 13 de adar se convirtió un día de alegría, puesto que fue el día en que Mordejai fue salvado y Hamán exterminado; el día en que se le permitió a los judíos defenderse y ganaron las numerosas batallas que enfrentaron contra aquellos que los odiaban.

Entrega de dinero a caridad

En la antigüedad cada judío debía dar medio shekel como contribución al Tabernáculo el desierto, o posteriormente al Gran Templo. Como ya no existe el Gran Templo, hoy, es obligatorio donar esa cantidad a caridad y la fecha designada para hacerlo es el día anterior a Purim o en Purim mismo. Hacemos esto justo en dicha fecha porque Purim antes que cualquier otra fiesta nos demuestra que no somos independientes, dependemos absoluta y totalmente de los designos divinos. Dar la suma de dinero a la caridad nos obliga a darnos cuenta de nuestra propia dependencia.