Enlace Judío México – La Torá es una fuente sabiduría milenaria. Durante siglos ha planteado las preguntas más profundas para el desarrollo y el crecimiento humano. Las relaciones interpersonales de pareja, el vínculo emocional y espiritual que hay entre mujer y hombre es una de ellas. En el Génesis se nos habla sobre la creación del hombre, la creación de la mujer y las diferencias entre ambos. El siguiente artículo de la rebetzin Leah Kohn nos explica la persepectiva de Rashi, el comentarista de la Torá más importante de la Edad Media, sobre este tema.

El hombre y la mujer ¿Por qué D-s creó a dos seres distintos? Leah Kohn

Y D-s creó al hombre … Solo.

La Torá (Génesis capítulo 1) narra la historia de Adán siendo creado por D-s. La historia cuenta cómo D-s tras haber formado a Adán remarca “No es bueno que el hombre esté sólo; Haré para él una ayuda en su contra…” (Génesis 2:18). Esa ayuda es Eva.

Esta escena evoca un sinnúmero de preguntas, por ejemplo: ¿Qué tiene de particular Eva que a los ojos de D-s es preferible a cualquier otra solución, por qué D-s la creó a ella y no a un segundo hombre? y ¿Cuáles son las implicaciones de esta historia para las relaciones futuras que existirían entre hombres y mujeres?, ¿puede esta historia enseñarnos a relacionarnos con nuestra pareja?

Trataremos de responderlas en la clase

Para empezar, una vez que D-s declara que el hombre no debe estar solo empieza a enseñarle a Adán todas las criaturas que han sido creadas en parejas y le pide que les de nombre: “Y Hashem D-s formó de la tierra toda bestia del campo y todo pájaro del cielo, y los llevó al hombre para ver como llamaría a cada uno… Y el hombre asigno nombres a todo el ganado y los pájaros del cielo y cada bestia del campo…” (Génesis 2:19-20)

Rashi, el comentarista de Torá más conocido en el mundo judío, destaca que Adán al ver la multitud de animales organizados uno por uno en pareja, vio que sólo él no tenía compañía. “Cuando D-s los trajo, los trajo frente a él, cada una de las especies, masculino y femenino. El hombre dijo ‘Todos ellos tienen pareja, pero yo no tengo pareja’.”

La razón por la cual Adán no tiene pareja a diferencia del resto de los animales es porque es intrínsecamente incompatible con ellos, por la forma tan singular en que ha sido creado. Específicamente, D-s hizo a Adán a “Su imagen y semejanza” (Génesis 1:27), usó Sus propias “manos” y Su propio “aliento”. En comparación, creó todas las demás cosas de forma radicalmente distinta, llevándolos a la vida con medios indirectos, a través del mar y la tierra. Por ejemplo, en Génesis 1:24 D-s dice “… que la tierra traiga toda alma viviente, cada una de acuerdo a su especie: animal, cosa rastrera y bestia de la tierra cada una de acuerdo a su especie.”

Así es que único entre toda la gama de seres vivos, Adán, solo, refleja la imagen divina y esto lo diferencia de todos los otros seres de la Creación. Su alma divina hace a Adán una entidad espiritual, aunque esté contenido en un cuerpo físico. Al ser la imagen de D-s en la tierra, Adán personifica el propósito mismo de la Creación; transformar el mundo físico en un lugar que la Presencia Divina pueda habitar. Para cumplir esa misión Adán debe mantener una relación con D-s y promover Su autoridad entre las criaturas de la tierra y la humanidad. Sin embargo, la relación entre Creador y criatura no es automática, sino que es la responsabilidad de Adán iniciarla desde su propia voluntad y libre albedrío.

Como el ayudante de D-s en la tierra, Adán es nombrado soberano “… sobre los peces del mar, los pájaros del cielo, y sobre los animales, sobre toda la tierra y todas los seres que se arrastran en ella.” (Génesis 1:26). Una parte de su misión es el riesgo que corre de hacerse arrogante y creerse él mismo un dios. Rashi comenta que siendo completamente autónomo en el jardín del Edén, Adán puede llegar a creerse rey. De acuerdo con Rashi, D-s dice de esto “que no es bueno” que el hombre esté solo. Porque como único habitante del Paraíso físico, Adán puede formarse la idea de que es dueño de su gobierno en la misma forma que D-s es dueño del Cielo.

Rashi agrega: “¿por qué no es bueno que el hombre esté sólo?” “… para que no se piense que hay dos autoridades: El Santo, Bendito Sea, es único en altos reinos, no tiene igual ni pareja; y este otro, el hombre, es único en los reinos inferiores y tampoco tiene pareja.”

El enunciado de Rashi deja en claro que Adán necesita una pareja para recordarle el hecho de que no es un dios, y que le evite considerarse a sí mismo tan completo como su Creador. D-s crea a Eva con este propósito. De tal manera, que Adán y Eva están conectados desde el inicio, la primera mujer tiene mucho en común con el primer hombre, tanto así que la relación entre ambos puede ser un gran placer. Sin embargo, Eva se distingue desde varios ángulos – desde lo físico, lo emocional y lo espiritual. Le ofrece a Adán cosas que él jamás tendría sin ella, y él hace lo mismo para con su pareja. Como un equipo, tanto Adán como Eva necesitan lo que el otro ofrece. Nada es completo estando solo. Esta interdependencia previene a ambos de cualquier noción de perfección y provoca que Adán y Eva se esfuercen por conocerse y conectarse y junto traer la Presencia Divina a la tierra, la perfección última y real, sólo pueden hacerlo en conjunto.

El proceso a través del cual esto sucede no está libre de retos y fracasos, como es obvio en el sceso de la fruta prohibida. En principio, sin embargo, D-s diseña el equipo formado entre hombre y mujer con un gran potencial para el éxito. Su relación se sostiene en la división del trabajo y el compromiso conjunto hacia una meta particular.

Fuente: torah.org