“El viaje: dejar la tierra propia, cruzar espacios desconocidos, valles, ríos, montañas…y encontrar el lugar tantas veces soñado, a veces un paraíso…o un sueño”

José Juan Corral, Los Viajes del Cid.

 

“Soñar no cuesta nada” -afirma el  sabio e imaginamos,  antiguo  adagio-.  Y, aunque costara, estoy cierta, los habitantes del planeta tierra, que nos acoge, pagarían por soñar.  Estamos ciertos de que muchos –más de los que imaginamos-  “pagan por ver”.

BECKY RUBINSTEIN

Por años soñé  viajar a Portugal. En casa era uno de los temas…La historia de los judíos en tierras de Portugal,  me atraía sobremanera: una historia de sobrevivencia, y de caprichos. Se dice que, cuando Isabel, la hija primogénita la de Isabel la Católica- decidida a profesar y entrar  de monja en un convento–  para aceptar casarse con Manuel de Portugal,  puso de condición a su  madre la expulsión de los infieles de suelo portugués, condición aceptable para  una  reina que expulsó a sus judíos en el memorable año de 1492, cuando Colón se hace a la mar en busca de una ruta para llegar a las Indias, donde se encontraría con  las tierras del Gran Kan, abundante en especias para mejorar el sabor de los  alimentos  de reyes y potentados, de oro y plata, sedas: riqueza sin fin para quienes tenían con qué pagar sus gustos y hasta caprichos.

En Portugal había judíos que vivían de tiempo atrás; y judíos que –exiliados de España-  se habían refugiado en Portugal, como la célebre familia de los Abrabanel. Don Isaac Abrabanel  pertenecía –de acuerdo a Yitzahak  Baer en Historia de los judíos en la España Cristiana  ( 1 ) a una antigua familia  de  Sevilla, cuyos  antecesores, en el año de 1391 emigraron a Portugal sin  imaginar, que su estancia sería  temporal y que, por circunstancias ajenas, habrían de  buscar nuevas  tierras,  nuevos cielos…

Caro Baroja, por su parte,  afirma en  Los judíos en la España Moderna y Contemporánea  que el  dicho Isaac Abarbanel, –quien se hacía llamar contador mayor del ilustre y  muy  magnífico s. el  duque  del infantazgo  por el año de 1491–  “subvino a la  guerra de Granada de modo poderoso.       ( 2 )

Yitzhak Baer en Historia de los judíos en la España cristiana,  trae a colación las palabras de Yehudá  Abrabanel  al respecto del exilio –cuando no era más que un  crío– texto poético –de la pluma de su padre- y  que cala las entrañas y que dice: “Cuando expulsados fueron   los hijos de la diáspora de España,/  el rey manda tenderme  una emboscada/   a fin de que no salga  ni cruce entre las víctimas,/   y ordena que me quiten/   al hijo que mamando está mi leche/   para en su fe integrarlo  como suyo “. ( 3 )

Baer agrega que el pequeño fue llevado en secreto a Portugal adonde ya habían huido algunos otros miembros de la familia. Otros, con autorización real  lograron escapar  por los puertos del  Mediterráneo. ( 4 )

Como los  Mendes –cuyo  apellido proviene del hebreo Menajem y que significa consuelo…

Por cierto, el  apellido Mendes  se va a repetir durante  centurias,  bajo la egida cristiana- y no  siempre para  bien. Por ejemplo, en un auto  de fe celebrado en Santiago de  Compostela  a 18 de octubre de 1631 salió un franciscano, fray Luis  Mendes, judaizante y protector de judaizantes, al que se condenó a varias penas extrañas : que salga con el hábito y aspa de san Andrés como los demás al cadalso y que no traiga hábito con capillo y que ayune miércoles a pan y agua. ( 5 )

Ya en el Nuevo Mundo, en  la ciudad de los Reyes  o Lima,  en 1569 se prendió a Salvador Mendes Hernández,  portugués, que había sido quemado en efigie en Sevilla. Felipe II, –secundado por el Cardenal Espinoza– dispuso que se asentaran dos tribunales: uno  en Méjico, y otro en Lima. ( 6 )

Julio Caro Baroja  en  la obra mencionada con antelación  menciona a   Rodrigo Méndes Silva  –natural de Celorico o  Cellorico,  Portugal, nacido en 1604–convertido en cronista general, título muy codiciado, en tiempos de Felipe  IV,  cuando la separación de Portugal de España.

Consultado en la corte, donde tuvo amistad con Fernando Cardoso, médico de Felipe IV,  se decía limpio de sangre, aunque convivía con portugueses, “que tenían invadida la corte a mediados del siglo  XVIII ” . Acusado de judaizante, fue procesado por el santo oficio en 1659.  En Venecia  vivió como judío hasta el fin de su vida. Se circuncidó para integrarse a la grey judía, aunque –se  dice- cuando escuchaba  nombrar a Jesús y María, se quitaba el sombrero y besaba  las ropas de los clérigos con quienes se topaba. ( 7 )

Julio Caro Baroja –fuente de muchas citas- hace referencia al asunto del Santo Cristo  de la Paciencia, no en Portugal ni en el nuevo mundo, sino en Madrid, en la Calle de  las Infantas. Se cuenta que judíos de origen portugués se reunían para azotar y  ultrajar a Cristo y a una imagen de la Virgen.

Entre los presuntos   culpables se encontraban, entre muchos otros,  Catalina   Acosta, Fernán Báez, Vitoria  Méndez,  y Violante  Méndez.  ( 8 )

De la familia Mendes Silva –afirma el recientemente citado estudioso–  parte debió de entrar en el judaísmo público y ortodoxo, pues en la lista de la población judía de Amsterdam en 1675, publicada por Mendes os Remedios, aparecen un Mendes Silva y, un Isaac Mendes Silva y un Jacob del mismo apellido.  ( 9 )

Caro Baroja alude a un cierto don Juan de Álvarez y Méndez, quien “como los de su estirpe” –agregamos por no querer vérselas con la llamada Santa  Inquisición—  es liberal avanzado, quien lucha a favor de la guerra de Independencia.  Hombre de negocios se emplea en una casa de banca  ( la de  Beltrán de Lis) toma a su cargo, en 1823, el apresto del ejército de Andalucía. Sus herederos –explica Baroja- no lograron cobrar las deudas.

Refugiados en Londres, tras pasar grandes apuros, levantan cabeza. Incluso, apoyaron a don Pedro contra  los miguelistas, en  Portugal. Según Baroja a él se debe que doña María de Braganza ocupara el trono.

Cabe mencionar que Don Juan de Dios Álvarez y Méndez, hijo de Margarita Méndez y Antonio Álvarez, cambia su nombre al de  Mendizabal y con tal vive sus  últimos años  en una relativa oscuridad.  ( 1 0 )

Entre los Mendes  portugueses y del siglo XX, hay que recordar  por su  calidad humana  al  mismísimo cónsul   portugués  en Burdeos,  Don Arístides Souza Mendes , “Justo entre las Naciones, quien durante la Segunda Guerra Mundial  — durante el Holocausto  –negado por unos y recordado por otros–salvó 30 000  judíos de una segura muerte, al darles visados  para Portugal desobedeciendo órdenes del gobierno. ( 11 )

P.D. Como acto de justicia  incluimos  a  doña Gracia Mendes –conocida, asimismo, como  Beatriz de Luna o Gracia Nasi–  proveniente una de las familias  más prominentes del siglo XVII, los Benveniste, casada en 1528 con Francisco Mendes.

En tiempos sin una banca  formal,  los Mendes  fundaron  una especie de  “casa  bancaria”,  abocada a la adquisición y  venta de mercaderías preciosas de ultramar y en  la transferencia  de pagos  de acuerdo al  eminente  historiador  Cecil Roth.   Roth, Cecil, Doña Gracia Mendes , vida de una gran mujer. (12 )

La  “estrella” de la familia  era doña Gracia –en lengua  hebrea  Hanna—quien apoyó la edición de la Biblia de Ferrara- dedicada al mismísimo dique de Ferrara-   la creación de escuelas  talmúdicas en Tiberiades, y , sobre todo, quien ayudó a los judeoconversos  –los denominados marranos– perseguidos por  la Inquisición a transferir sus bienes  y a establecerse en libertad en tierras del turco, o bajo su égida cuando vivía en  Ferrara.. ( 13 )

Cabe mencionar, la relación entre  los citados Mendes y los Abrabanel – a través de doña  Gracia y de doña Benvenida,  de la destacada familia de los  Benveniste, — hermana de Don  Isaac  Abrabanel, filósofo y estadista, familiarizado con las cortes europeas, conocedor,  asimismo, de las Sagradas Escrituras, además de cabeza de la judería napolitana. ( 14 ) , descrita como  ejemplo de castidad, de piedad, de prudencia y valor , quien ayudaba a dotar a huérfanas menesterosas, de quien se afirma rescató más de mil prisioneros judíos  de su propio peculio. ( 15  )

De acuerdo a Roth, ambas mujeres se dedicaron sin duda a una amistosa competencia de buenas obras  en Ferrara. ( 16 )

En cuanto a Doña Gracia, ya en Turquía , ochenta pobres  comían todos los días a la  mesa de doña gracia, quien mantenía correspondencia con la serenísima reina de Inglaterra. Francia e Irlanda, Elizabeth, hija de Enrique  VIII y de la malograda Ana Bolena, a quien solicitaba aguas destiladas para la cara, además de aceites aromáticos para las manos. ( 17 ).  Se dice que Doña Gracia, mantenía un gran tráfico de ultramar en lana, pimienta y  granos  con Venecia e Italia. ( 18 )

A su muerte, Moisés Almosnino, quien oficiaba en la sinagoga que  Doña Gracia había fundado en Salónica, la conmemoró con una arenga elocuente. A los treinta días de  duelo mayor, se realizó una segunda ceremonia en Adrianópolis. De acuerdo a Cecil Roth,  nunca en toda la historia judía, desde los tiempos de Salomé Alejandra, la reina asmonea de dieciséis  siglos atrás, se había llorado tan general y tan  profusamente la muerte de una mujer. ( 19 )

 

NOTAS
1.Baer, Yitzhak, Historia de los judíos en la España cristiana, p.

2. Caro, Baroja, Julio, Los judíos en la España Moderna y Contemporánea, Tomo I, p. 88.

3. Baer, Yitzhak, op. cit., Tomo II, p. 649.

4. Ibid., Tomo II, p. 649.

5. Caro, Baroja, Julio, op. cit., Tomo II, p.234.

6. Ibid., Tomo II, p. 359.

7. Ibid., Tomo II, p. 370-1

8. Ibidem., Tomo II, p. 445.

9. Caro, Baroja, Julio, op.cit., Tomo II, p. 372.

10. Ibid., Tomo III, p. 200-1

11. Portugal y su cultura, p. 22.

12. Roth, Cecil, Doña Gracia Mendes, p. 21.

13. Ibid., p. 86.

14. Ibid., p. 77-8.

15. Ibid., p. 79.

16. Roth, Cecil, op.cit., p. 79.

17. Ibid. p. 17.

18. p. 123.

19. Ibid., 198.