Enlace Judío México.- Se me dijo y lo creí: Tornasueño de Insomnes Costureras es del todo surrealista.

BECKY RUBINSTEIN F.

Imagino que con cierta razón. No es la primera vez y supongo, no la última que me afilio de manera inconsciente al mundo de los sueños, donde al escarbar se encuentra a veces una aguja y un dedal, a veces una máquina de coser, a veces un sueño por rematar… Todo poema sugiere una factura, y el título del poemario a presentar no es la excepción. Habrá quien me pregunte sobre el porqué de su factura, creación o invento. Como si se tratara de un cuento, empezaré por el principio: “Hace muchos años, conocí a un periodista de múltiples talentos.

Era escritor, periodista y dibujante de primera: porque a la primera de cambio, sin levantar el lápiz del papel, de un solo y único trazo, creaba siluetas de gran belleza, como en el poemario Vitrales (1993) –publicado por el siempre amigo Héctor S. Magadán, dentro de la colección “Hoja Murmurante”—inspirado en la obra del judeo ruso-francés Marc Chagall – conviven novias, veleros, gallinas, y aves, además de un Chaplin “que le presta su sonrisa a Chagall”. Su apelativo: Jesús Camacho Morelos”. Y, como le chocaba andar sin nada qué hacer, un buen día llenó un cuaderno, con una espiral en el lomo, de dibujos de jóvenes en diferentes poses”.

Y ahora otro cuento dentro del mismo cuento: “Un día el cuaderno llegó a manos de una poeta, a la que le chocaba andar sin nada qué hacer, imaginó un poema para cada obra de arte nacido de su pulso y de su imaginación”. Tras darle un giro por aquí, y una vuelta por allá nació –no sin accidentes—Tornasueño de insomnes costureras que se presenta precisamente y, en el magnífico Museo de la Ciudad, y dentro de la celebración del décimo séptimo aniversario de Versodestierro, sello editorial de altos vuelos, bajo el mando de la inquieta Adriana Tafoya, “costurera de libros poéticos”, también de altos vuelos. Como la buena costura…

Entre paréntesis, el padre de don Jesús Camacho Morelos, era el llamado Pedro de Urdimalas, guionista de películas, como “Los olvidados” y letrista de las canciones del recordado Pedro Infante. Porque como dice el aforismo judío: “La manzana no cae lejos del manzano” y el hijo, para nada opacó a su señor padre.

Este es otro cuento que se suma a la infinita gama de cuentos que conforman la cultura de un país que nos sorprende, día a día, con la magnificencia de su arte: llámese pintura, llámese escritura, escultura…séptimo arte y tonadillas inolvidables.

Agradezco a quienes intervinieron en la creación de Tornasueño… La lista es grande: empieza con el ilustrador, sigue con la editora y la prologuista, continúa con la formadora, en este caso de factura artesanal…

Ojalá que este poemario nazca con estrella, como toda la obra de Versodestierro…