Enlace Judío México.- El profesor Alan Marcus habla sobre la disminución del número de sobrevivientes del Holocausto que aún están vivos para hablar sobre su experiencia y cómo progresar para seguir adelante.

ALAN MARCUS

Una encuesta nacional reciente informó que los millennials están luchando con su conocimiento del Holocausto. Los resultados de la encuesta muestran que el 22 por ciento de los millennials no han oído hablar, o no están seguros si han oído hablar del Holocausto, y que el 66 por ciento no supo identificar a Auschwitz.

Como académico de la educación del Holocausto y formación del profesorado, defiendo que el conocimiento de hechos específicos es solo una pequeña parte de cualquier evento histórico, incluida la Shoá. Una pregunta más importante a considerar es: ¿Qué queremos que aprendan los estudiantes del Holocausto, y dado que hay cada vez menos sobrevivientes vivos para contar su historia, es necesario repensar cómo se enseña?

¿Por qué aprender sobre el Holocausto?

El educador de historia Sam Wineburg sostiene que la historia como disciplina tiene la capacidad única de humanizarnos. Más específicamente, los académicos Keith Barton y Linda Levstik sostienen que la educación de la historia puede y debe promover el juicio razonado, ayudar a los estudiantes a desarrollar una visión ampliada de la humanidad y alentar la deliberación del bien común.

Desde esta perspectiva, la justificación más importante para la educación del Holocausto sería crear una sociedad mejor. De hecho, al estudiarlo, los alumnos deben lidiar con problemas morales complicados que difuminan las líneas entre lo correcto y lo incorrecto. También desafía las ideas sobre cómo los individuos podrían (o deberían) actuar en la sociedad. En otras palabras, el Holocausto brinda lecciones sobre derechos humanos y conducta humana.

No es de extrañar que más legislaturas estatales ahora requieran educación sobre el Holocausto y el genocidio como forma de lidiar con el aumento de los crímenes de odio. Observando un aumento en el antisemitismo, el 7 de mayo de 2018, la Cámara de Connecticut siguió a sus colegas del Senado y votó unánimemente exigir educación sobre la Shoá y el genocidio en las escuelas de Connecticut. Kentucky también aprobó recientemente una ley de educación sobre el Holocausto, aumentando el número total de estados con tales requisitos a 10.

Connecticut y Kentucky estuvieron entre los 20 estados el año pasado cuyos legisladores se comprometieron a exigir educación sobre el Holocausto en sus estados.

El contexto cambiante para la educación sobre el Holocausto

Si bien para muchos estados la posición parece clara, para los educadores, no es tan simple. La enseñanza del Holocausto es un contexto cambiante y desafiante.

Fundamental para el trabajo de los educadores del Holocausto y muchos maestros han sido los sobrevivientes, cuya presencia física, emocional e intelectual ha moldeado todos los aspectos de la educación y representación del mismo.

Los sobrevivientes del Holocausto fueron quienes proporcionaron la voluntad moral y política para crear muchos de los museos y memoriales que existen en la actualidad. Muchos programas de educación de la Shoá se diseñaron en colaboración con los sobrevivientes y se basan en el testimonio de sobrevivientes como elemento clave.

Esta educación, sin embargo, está llegando a su fin. En 2001, se estimaba que había más de 160,000 sobrevivientes en Estados Unidos. Se espera que esa cifra baje a aproximadamente a 67,000 para 2020 con más de la mitad mayores de 85 años.

El historiador Sam Wineburg recuerda a los educadores la importante diferencia entre la memoria vivida y la memoria aprendida. Los sobrevivientes y su recuerdo vivido de haber experimentado el evento, ayudan a los jóvenes a conectarse con el pasado y hacen que el aprendizaje sobre el Holocausto sea relevante. Sin sobrevivientes, la Shoá pasará a ser enseñada estrictamente a partir de la memoria aprendida.

Es difícil imaginar una experiencia más poderosa en la educación del Holocausto que escuchar a las personas que sobrevivieron. Las interacciones con los sobrevivientes ayudan a los alumnos a conectarse personalmente con la Shoá y desarrollar empatía. El Holocausto, que puede parecer distante para muchos estudiantes hoy en día, se vuelve más real con las experiencias de los testigos presenciales.

El futuro de la educación sobre el Holocausto

Esto plantea importantes dilemas para los docentes, los creadores de planes de estudios y los profesionales de los museos sobre el futuro de la educación sobre el Holocausto. ¿Cómo informan los educadores a las generaciones futuras? ¿Y cómo recrean los poderosos momentos empáticos?

Los museos están liderando la adaptación de la educación sobre el Holocausto a un mundo posterior a la supervivencia. Un ejemplo es el Proyecto Forever en el National Holocaust Center and Museum en Inglaterra, donde el personal está tomando videos de supervivientes en 3D y los estudiantes pueden ver testimonios de sobrevivientes y usar la última tecnología, hacer preguntas y escuchar respuestas.

La Shoah Foundation en los EE.UU. tiene un proyecto similar que trabaja con los museos del Holocausto y utiliza grabaciones de video multidimensionales de los sobrevivientes. El Centro Ana Frank para el Respeto Mutuo en Nueva York está trabajando en la aplicación de las lecciones de la Shoá hasta el día de hoy, incluido su Proyecto estatal de educación contra el genocidio, cuyo objetivo es alentar a los 50 estados a enseñar sobre el Holocausto y el genocidio con conexiones específicas entre eventos en el pasado y el presente.

La educación sobre el Holocausto tiene el potencial de alentar a los jóvenes a pensar sobre cómo mejorar la humanidad a través de acciones individuales y grupales. Su verdadera prueba reside en cómo los jóvenes viven su vida cotidiana. ¿Qué sucede, por ejemplo, cuando ven a alguien siendo intimidado? ¿Cómo responden ante un líder político cuyas palabras o políticas promueven estereotipos u odio?

La conversación La efectividad de la educación sobre el Holocausto no es algo que podamos medir fácilmente, pero es más importante que nunca.

Alan Marcus es profesor asociado en la Universidad de Connecticut

Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío