Enlace Judío México – A partir de esta semana, a las páginas de Enlace Judío se incorpora una nueva voz: Sod 44. Ella es una mujer que dice las cosas tal y como las piensa, y habla de los temas que nadie quiere tocar pero muchos quieren escuchar. Sod 44 pretende llevar los temas más incómodos frente a ti, pretende capturar tu atención y provocar una genuina reflexión. Esta semana nos comparte una reflexión sobre lo que significa ser “de buena familia”.

Y tú ¿eres de buena familia? Pregunta extraña, ¿cierto? Y, para ser francos, hasta un poco incómoda. ¿Qué es ser de buena familia? Parece una pregunta ofensiva y hasta clasista, sin embargo, tiene más sentido de lo que te imaginas. 

Cuando era una adolescente soltera, mis padres me insistían en que mi novio debía ser un hombre “de buena familia”. ¿Pero que se creían mis papás? ¿La nobleza del siglo XVIII? ¿Sociedad de la más alta aristocracia? Por supuesto que yo no entendía el concepto y solía burlarme de ellos, de hecho, en una ocasión les propuse, a modo de sarcasmo, que pusieran una máquina contestadora en mi teléfono que dijera: “Buenas tardes, para hablar con tal persona, debes primero mencionar tu nombre completo, y el de tus padres y abuelos. Después de una minuciosa investigación en la que se determinará si eres de buena familia, decidiremos si entablamos contigo alguna comunicación”.

En fin, parecía que las ideas anticuadas de mis progenitores nunca concordarían conmigo. 

Sin embargo pasaron los años, me casé y ahora soy yo la que tiene hijos casi adolescentes. Los he visto crecer y he puesto todo de mi parte para convertirlos en chavos sanos y educados, personas de bien. Cuando hablo sobre mis deseos hacia ellos, me escucho decir que quiero verlos felices, y que ojalá que consigan parejas “de buena familia”. ¿¿¿Qué dije??? ¿Buena familia? ¿Por qué repito ese término? ¿No que ni lo aceptaba ni lo entendía? 

Bueno, pues bien dice la frase que cuando una persona acepta que su padre tenía razón es porque ya tiene un hijo que piensa que está equivocado. Y ese es mi caso.

Hoy quiero que buenas personas rodeadas de buenas familias rodeen a mis hijos, y no es que sea yo la que ahora me siento la duquesa del siglo XVIII, es que hoy por hoy, ya con la madurez de un adulto, comprendo que en este mundo existen buenas y malas familias, punto.

¿Te estoy cayendo mal? Lo entiendo, este tema no es ni incluyente ni precisamente amistoso, pero vale la pena que sigas leyendo, pues no hay nada más productivo que mirarse frente al espejo, así que con todo respeto te invito a hacerlo, tal vez y con suerte, logres evaluar a tu propia familia y determinar si esta, impacta positiva o negativamente en tu vida.  

Enfoquemos la atención en las personas adultas que viven bajo tu mismo techo, tal vez ese adulto seas tú mismo, así que trata de ser objetivo.

Esas personas… ¿tienen trabajos dignos o se han dedicado a algo ilícito? ¿Han hecho algún fraude alguna vez? ¿Han dejado de pagar deudas teniendo el dinero para pagarlas? ¿Han protagonizado escándalos sociales provocados por falta de valores? 

En tu casa… ¿los menores le hablan a los mayores con despotismo y falta de respeto? ¿Qué tanta atención prestan los padres de familia a sus hijos? ¿Están al pendiente de que sus pasos estén bien encaminados? ¿Hay vicios mal atendidos? ¿Hay hábitos nocivos que están bien vistos? Si alguien pusiera cámaras escondidas en tu casa sin que te dieras cuenta, ¿sentirías orgullo o vergüenza? 

El cuestionario podría ser interminable, pero creo que vale la pena hacer el experimento, pues nosotros somos los mejores testigos del comportamiento de nuestros más cercanos familiares, así como de nosotros mismos. Colocarse frente al espejo y examinar los valores que han regido a nuestra familia no es nada sencillo, se necesita ser valiente y sobre todo, muy objetivo. 

Si en el análisis te das cuenta de que la auto evaluación arroja resultados un poco vergonzosos, es buen momento para cambiar, pero si prefieres hacerte el ciego para no ver los defectos, voy a decirte algo más, y de antemano pido perdón por la agresividad: 

En el mundo hay una falta de valores muy lamentable, la sociedad es cada vez más egoísta, los adolescentes cada vez más prepotentes, y los que deberían de ser los principales maestros, los adultos, son cada vez más tramposos y más corruptos. ¿Podrías por favor ayudar un poco creando hijos de bien? Sé que dar un buen ejemplo requiere de mucho de nuestro tiempo, pero te aseguro que vale la pena el esfuerzo.

Ser de buena familia no tiene que ver con pertenecer a cierto nivel económico o social, sólo se trata de formar seres humanos con integridad, no perfectos, pero sí nobles y honestos, y que con esa honestidad aporten algo positivo a la humanidad. Si eres padre de familia esa es tu más importante responsabilidad.