Enlace Judío México – Uno de los versos más sobresalientes del Shemá Israel (rezo judío) es aquel en donde se nos dice que debemos recordar “estas palabras” (las palabras de D-os) al levantarnos, al acostarnos, al ir por el camino y al sentarnos en nuestras casas, es decir, en todo momento. El Shemá nos recuerda que debemos tener presente a D-os en cada instante de nuestro día y debemos tener Sus palabras en nuestra boca. A veces, al judío se le describe de esta forma, como aquel que santifica el nombre de D-os con cada acción. Una persona observante promedio dice más de 100 berajot (bendiciones) diarias. Esto es así porque entre más presente tengamos la grandeza de D-os más fácilmente cumpliremos sus mandatos y más cerca estaremos de Él. Eso es parte de lo que el rezo genera dentro de cada persona.

La palabra “tefilá” (rezo) en hebreo proviene de la palabra “hitpalel” que quiere decir reflejar, cuando rezamos, no sólo nos acercamos a D-os también hacemos una reflexión interna, también descubrimos nuestras faltas, nuestros deseos, nuestras aspiraciones. Rezar requiere de preparación previa para poder entrar en contacto con la divinidad a través de la palabra. Esa preparación puede darse de muchas formas, hay quien medita antes de rezar, hay quien hace un lavado ritual y hay quien se prepara también usando la palabra. Este último caso somos nosotros.

Todas las mañanas antes de empezar el rezo de la Amidá en la sinagoga es obligatorio decir un número determinado de bendiciones preparatorias previas al rezo; las cuales deben ser dichas al despertar o antes del mediodía. Su función es múltiple:

Primeramente nos preparan para poder rezar y hablar con D-os. Son, por así decirlo, nuestro primer acercamiento con Él del día; nos ayudan a entrar en un estado de concentración propicio para ese diálogo. También a través de ellas limpiamos los restos de somnolencia de nuestro cuerpo y recibimos el día que entra con plenitud. Finalmente, son el vehículo a través del cual agradecemos a D-os los diferentes estados biológicos y cognitivos que atravesamos al despertar. Con ellas agradecemos el amanecer, la vestimenta, el funcionamiento correcto del cuerpo entre otras cosas. Se dividen en distintos grupos: Las Bendiciones de la Mañana (Birkot Hashajar), las Bendiciones de la Torá (Birkot HaTora), “Elokay Neshamá” el agradecimiento por el alma y “Asher Yatzar” y el agradecimiento por el cuerpo. Dada la extensión del tema en este artículo nos limitaremos únicamente a explicar las primeras berajot donde se agradece por el cuerpo y por el alma. Las Bendiciones de la Mañana y las Bendiciones de la Torá serán explicadas en artículos posteriores.

Al Netilat Yadaim

Lo primero que hacemos en la mañana, después de decir el Mode Aní, antes de vestirnos o desayunar o cualquier cosa es hacer el lavado ritual de nuestras manos. Esto lo que hace es quitar de nuestro cuerpo todas las impurezas que pudimos haber adquirido durante la noche y evitar que la propaguemos a nuestro cuerpo. Además es el primer paso de la preparación para el encuentro con D-os; limpiarse las manos es símbolo de haber despertado, símbolo de estar dispuesto a reiniciar el contacto con el mundo. Todos los días los cohanim (sacerdotes) se lavaban las manos antes de empezar los servicios en el Gran Templo. El lavado que hacemos hoy en día imita ese momento. La bendición de “Al Netilat Yadaim” es la bendición que se dice al hacer el lavado, en ella recordamos el mandato de hacerlo.

Asher Yatzar

Inmediatamente después decimos la bendición de “Asher Yatzar”. Con esta bendición reconocemos la grandeza de D-os por haber creado al hombre con “sabiduría” y haber hecho en el todo tipo de orificios y mecanismos que funcionan perfectamente en armonía, de tal forma que si uno se rompe o se tapa es imposible funcionar. Estamos agradeciendo por la parte biológica del ser humano y por el funcionamiento correcto del cuerpo. Con la bendición reconocemos que sólo D-os pudo haber creado un cuerpo tan perfecto y tan balanceado. También recordamos que gracias a este cuerpo es posible pararse frente a Él.

Elokay Neshamá

Después de agradecer por nuestro cuerpo, agradecemos por el alma que recibimos. Esta bendición se llama “Elokay Neshamá” (Mi D-os el alma que me diste). En ella decimos que el alma que nos fue dada es pura, que D-os la creó, D-os la formó y D-os la guardó en nosotros. También recordamos que nuestra alma saldrá de nuestro cuerpo y será regresada en el tiempo venidero. Agradecemos a D-os por habérnosla dado.

Esta bendición aborda muchos aspectos de la fe judía. En primer lugar, indirectamente compete a la teshuvá, el proceso de arrepentimiento por medio del cual uno corrige sus errores y limpia sus pecados. Es gracias a que nuestra alma se mantiene pura dentro de nosotros que la teshuvá es posible. Porque gracias a que D-os protege nuestra alma incluso de nosotros mismos es que nuestros errores, nuestras decepciones y maldades se vuelven superficiales, no alteran nuestra esencia.

Junto con Mode Aní, la primer bendición que se dice al despertar, “Elokay Neshamá” encuadra al sueño dentro de un marco espiritual. En el judaísmo casi todas las acciones que hacemos están encuadradas dentro del marco de dos bendiciones. Antes de realizar la acción decimos una bendición que la precede y al terminarla, decimos otra que le da conclusión a la misma. Lo que esto provoca es que cada acción que hacemos tenga un sentido y sea encuadrada por un marco espiritual; provoca que pensemos en servir a D-os con esa acción, a concentrarnos en ella y realizarla en las proporciones correctas. El sueño no es la excepción, antes de dormir decimos un rezo llamado “Baruj Hamapil”, este rezo es el que nos ayuda a iniciar la acción de dormir, mientras que “Elokay Neshamá” y “Mode Ani” son las que la finalizan. Entre las tres el sueño queda enmarcado como un espacio a través del cual nos rejuvenecemos para servir a D-os con mayor energía. En “Elokay Neshamá” también recordamos la Resurrección de los Muertos, la última pérdida de conciencia que nuestro cuerpo va a vivir y el rejuvenecimiento máximo que nuestro cuerpo y nuestra alma vivirán.

Después de estás bendiciones ya empiezan propiamente las Bendiciones de la Mañana y las Bendiciones por la Torá que serán explicadas la siguiente semana.