Enlace Judío México e Israel.- Queridos amigos, nunca me había sido tan doloroso como hoy, iniciar mi comentario semanal. Nunca antes, había criticado al gobierno de Israel y siempre, absolutamente siempre, he abogado por la paz, pero ¿se habrá equivocado Benjamín Netanyahu al aceptar incondicionalmente el alto el fuego, en el momento que lo hizo? ¿Primó en esa decisión el bien de Israel o la ambición de la reelección?

EDUARDO HADJES PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Estos días, he leído las más variadas justificaciones y condenas a lo obrado por el Primer Ministro. Cada vez que se lee uno de estos comentarios, la duda se acrecienta, motivo por el cual, trataré de bloquear en mi mente dicha información, para ir directamente a mi opinión personal. Desde ya, pido disculpas a todos los que no concuerden con mi idea. Cada uno tiene la facultad del “libre albedrío” lo que nos permite creer o estimar lo que nuestro criterio y, en este caso, muy especialmente, nuestra conciencia, determine.

Siempre es mejor la paz que la guerra, pero, si el costo puede ser la muerte física o mental de miles de israelíes radicados en el Sur, fronterizo a la Franja de Gaza, deberíamos analizar tanto el hoy como el mañana antes de resolver qué hacer. Respeto la vida de cada palestino radicado en dicha franja, de la misma manera, respeto la vida de cada israelí viviendo en el Sur. Ambas vidas son sagradas para mí. Todos ellos son padres o madres, hijos, esposos, hermanos de seres queridos para ellos y se debe cuidar su presente y también su futuro.

Por desgracia, estoy convencido que Netanyahu le regaló a Hamás un triunfo inmerecido, cuando lo que se veía era una derrota que podría haber sido irreversible y que su efecto hubiera traído paz y tranquilidad por mucho tiempo, a tan convulsionada zona. Es posible que habría bastado un día más, con ataques realmente significativos para Hamás, para lograr una mayor y más larga tranquilidad en la zona.

Es muy bonito para el exterior, avisar cuando se va a atacar un centro terrorista de Hamás, de manera que los muertos sean igual a 0. En contraparte, tanto los terroristas de Hamás como de la Yihad Islámica, dirigen la totalidad de sus ataques, a centros poblados por civiles, con el objeto de asesinar al máximo posible de ellos. Si no lo logran, no es voluntad propia, sino porque poseen cohetes, morteros y misiles aun imperfectos.

Con sorpresa y dolor, hemos visto en esta última escalada de violencia, cómo la tecnología se va apoderando de los ataques terroristas. Cada día vemos la presencia de Irán y su cambio indiscutido en los bombardeos palestinos. Desde luego, más distancia y, en forma aterradora, la capacidad de lanzar, en menos de 24 horas, la estratosférica suma de 460 o más cohetes sobre la población civil israelí.

¿Será necesario que, cuando Hamás lo decida, nos enfrentemos a una nueva lluvia de muerte y destrucción y que tengamos que llorar el asesinato de cientos o miles de civiles israelíes, para que las autoridades y el ejército determinen defenderse acorde a su real capacidad?

No me cabe duda alguna de que si Hamás pidió un alto el fuego, fue porque la tímida y limitada respuesta israelí, los tomo de sorpresa, logrando desbaratar sus iniciales propósitos. Ellos tienen muy claro que pueden romper la tregua cuando lo estimen oportuno y, para que Israel se decida responder, estos ataques deben alcanzar una virulencia tal, que a los “sionistas” no les quede otra opción que contraatacar. Si se ven apurados, piden y obtienen un nuevo alto el fuego. Siempre los organismos internacionales condenarán a Israel. No corren ningún peligro, ya que las amenazas israelíes, por culpa de sus gobernantes, no está teniendo graves consecuencias para los terroristas. Netanyahu, nuestro glorioso Primer Ministro, está bailando al ritmo que Hamás y la Yihad lo estimen oportuno.

Además, como ya nos ha quedado claro por comentarios anteriores, la muerte de palestinos es lo que fortalece a Hamás, por lo que permanentemente, busca la manera que sea lo más numeroso posible. Bastará uno para ser clasificado de genocidio.

Cuando Netanyahu le aceptó la renuncia al Ministro de Defensa, Avidor Lieberman, declaró que había aceptado el alto el fuego por razones superiores y que no podía mencionarlas para evitar que cayeran en “manos enemigas”. El permitirle a la dirigencia terrorista de Hamás reorganizarse, es mucho más grave que entregar dicha información “privilegiada”

Creo que si se refería al peligro de la frontera norte, con Hezbollá de por medio, es un profundo error. Siria está caminando a una normalización con el afianzamiento de Assad en el poder y, cada día que pase, más consolidado estará, sabiendo que cuenta con el respaldo de Irán y Rusia. Esto nos lleva a la conclusión que hoy, el movimiento terrorista libanés, está en una posición inferior a lo que pueda estar en un tiempo más, lo que reviste una gravedad extrema.

El dilatar el actuar en el norte, es darle más poder y seguridad a Hamás, sabiendo que las limitaciones autoimpuestas por el ejército y el gobierno israelí, juegan a su favor en forma incontrarrestable. La presión internacional, creo que es algo de lo cual Israel debería dejar de preocuparse tan profundamente. No importa en absoluto como actúa ya que siempre será condenado. Los muertos israelíes sólo les preocupan a los judíos. Los niños traumatizados por el estigma de los 15 segundos hasta el refugio más cercano, pareciera que incluso a éstos ya no les aflige tanto. En contrapartida, los muertos palestinos, se transforman automáticamente en la principal noticia a nivel mundial. Por desgracia para el pueblo judío, esto siempre ha sido y seguirá siendo así y las vacilaciones del gobierno israelí, no lo va a cambiar.

Insisto, valoro profundamente la vida de cada palestino, pero eso, por ningún motivo, podrá significar que le quite el mismo valor a la vida de cada israelí. Si Hamás pidió el alto el fuego, era el momento preciso para que Israel le diera una demostración, de manera que tuviera que pensarlo muy profundamente, antes de embarcarse en un nuevo ataque. Mientras Israel no les demuestre a los terroristas que realmente no se puede jugar con la seguridad, vida y tranquilidad de la población civil israelí, no comprenderán que se les acabó el tiempo para actuar impunemente.

Por poderosas que sean las razones no reveladas de Netanyahu, creo que nada justifica que se siga sacrificando la vida de los habitantes del Sur de Israel y, ahora, con el potencial que está demostrando tener Hamás, en cualquier momento, la vida de todo israelí, estará entregada a los caprichos de dirigentes terroristas inescrupulosos.

No se puede pensar que ellos piensen igual que nuestros gobernantes. Para ellos, el actuar de Israel no está dirigido por principios, éticos, morales o de humanidad elemental. Para Hamás y la Yihad, será signo de debilidad y la consecuencia puede significar la vida de civiles israelíes, hasta límites inimaginables.

Que me perdone el Primer Ministro, pero esta vez, no puedo justificar su actuar. Sé que mi voz carece absolutamente de importancia. Incluso, estoy seguro que Netanyahu jamás sabrá de estas críticas que entrego con espíritu totalmente positivo y no de condena, pero, habiéndolo defendido tantas veces, no podía callarme ante lo que creo, es un error que puede tener gravísimas consecuencias para Israel y su población.

Una vez más, termino mi comentario con una ferviente invocación a Dios. Espero, esta vez, no tener la razón.

David ben Jaim