Enlace Judío México e Israel.- Mientras llovía sobre el sur de Israel el último bombardeo de cohetes desde la Franja de Gaza, matando trágicamente a un civil inocente e hiriendo a otros 70, florecía el discurso de odio anti-Israel en mi universidad — Cornell. La amenaza de disparos de cohetes dentro de Israel es personal para mí ya que mi abuelo fallecido Moisés Rozanski vivía en Ashdod (60 kilómetros al norte de la Franja), y se ocultó en un refugio anti-bombas cuando un misil de Hamás atacó su complejo de departamentos durante la Operación Margen Protector.

AVRAHAM SPRARAGEN

En medio de un embate el 11 de noviembre similar a la guerra de Gaza del 2014, leí con horror una carta al editor en el diario de mi campus de Max Greenberg, un miembro de Estudiantes para la Justicia en Palestina (SJP) de Cornell. Entre otras declaraciones escandalosas, Greenberg escribe que “SJP Cornell respalda efectivamente la destrucción de Israel como un estado judío.” Yo no puedo permanecer callado cuando un miembro estudiante y un grupo de Cornell llaman a la eliminación de mi patria.

Pido a la comunidad de Cornell que considere lo siguiente: Aproximadamente un millón de judíos vivieron una vez en países a lo largo del mundo árabe. Egipto tuvo 75,000 judíos; ahora sólo quedan 40. Irak tuvo 135,000 judíos; ahora sólo quedan cinco. Yemen tuvo 63,000 judíos; ahora sólo quedan 50. Para citar el discurso histórico del Director Ejecutivo de UN Watch, Hillel Neuer, en un debate en el 2017 de la Agencia para Refugiados de la ONU, UNHCR, “Egipto, Irak, y los otros… ¿a dónde están sus judíos?”

Aquí radica la necesidad de un refugio seguro para los judíos en el Estado de Israel. Además, el salto en el antisemitismo global — desde el tiroteo en la sinagoga de Pittsburgh el 27 de octubre a la actividad anti-judía del Partido Laborista de Reino Unido (40% de los judíos están considerando abandonar el Reino Unido) — es inquietantemente reminiscente del antisemitismo europeo que incitó la primera ola de migración sionista. Esta tendencia inquietante demuestra más la necesidad de preservar el estado judío. A todos los miembros de Cornell de consciencia: ¿Tolerarían ustedes un llamado a destruir el hogar y refugio seguro de cualquier otro pueblo?

Dada esta realidad, el vilipendio persistente de Israel por parte de Greenberg, SJP, y la Alianza Islámica para la Justicia es de grave preocupación. Greenberg hace dos acusaciones especialmente ofensivas en su artículo: En primer lugar, él sostiene en forma absurda que el Estado de Israel está “basado en la primacía de la gente blanca,” y vincula al Sionismo con los “llamados de Richard Spencer a la creación de un hipotético etno-estado blanco en Estados Unidos.” En segundo lugar, como prueba de la supremacía blanca israelí, Greenberg señala a “la esterilización forzada de los judíos africanos.” Si bien Israel no está ciertamente por sobre la crítica, este discurso cruza el límite de la acusación injusta, confusión histórica y sí, antisemitismo.

El mito de la esterilización de africanos fue desacreditado en el año 2016 a la conclusión de una investigación de tres años que no encontró ninguna evidencia de inyecciones forzadas. De igual manera, igualar al Sionismo con la supremacía blanca es descaradamente falso. La ideología sionista no defiende un estado judío sólo blanco, la adopción de una definición legal de Judaísmo basada en el color blanco de piel, o la implementación de leyes de segregación israelíes para blancos.

El Israel de hoy día ha sostenido estos principios igualitarios fundadores: 20% de la población israelí es árabe, muchos de quienes ocupan posiciones prominentes en la fuerza policial, el parlamento, y el poder judicial; y el 61% de los judíos israelíes son mizrajim no blancos. Por último, 11 judíos fueron masacrados en Pittsburgh por un supremacista blanco por el delito de ser judíos. ¿Cómo puede entonces alguien afirmar lógicamente que los judíos, tratando de protegerse de la violencia supremacista blanca, están participando de la supremacía blanca? La realidad es que Israel no fue fundado para el beneficio de la gente blanca, sino para la libertad y seguridad del pueblo judío.

Para reiterar, SJP acusó a Israel de perseguir objetivos similares a un líder etno-nacionalista blanco, afiliado con los neo-nazis, y de llevar a cabo inyecciones a los no blancos con motivos raciales. Estas acusaciones van bastante más allá de las elevadas típicamente contra otras naciones del mundo. Trazar paralelos con el Holocausto e invocar una variación del libelo judío de sangre no es una condena a la actividad del gobierno israelí, sino el uso deliberado de lenguaje históricamente sensible para atacar al pueblo judío. En otras palabras, es antisemitismo.

En vez de tomar una página del libro de jugadas de Los Protocolos de los Sabios de Sión — causando que los estudiantes sionistas se sientan inseguros — los críticos bien intencionados de Israel deben involucrarse en un dialogo civil y sustantivo. Yo insto a todos los miembros de Cornell a permanecer fieles a la consigna de nuestra universidad de aceptar a “cualquier persona,” y rechazar los ataques llenos de odio, e insensibles en favor del discurso constructivo.

Ya sea en las salas de conferencias de Cornell o en las cámaras de la Knéset, la discusión significativa es un prerrequisito para la paz.

 

 

Avraham Spraragen es Miembro de CAMERA 2018-19. Actualmente se está especializando en gobierno con una doble especialización en estudios del Cercano Oriente e Historia en la Universidad Cornell.

 

 

Fuente: The Algemeiner
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.