Enlace Judío México e Israel.- En pocos días se recordará el Día Internacional del Holocausto donde todas las grandes instituciones mundiales harán alardes de ser los primeros en hacer memoria de tan dramático acontecimiento. La Organización de las Naciones Unidas para Ciencia y la Cultura, más conocida por las siglas UNESCO, volverá a publicitar su conocida retórica anual de cada 27 de enero. Unas grandilocuentes frases, a modo de principios que supuestamente sostiene dicha institución con sello ONU, que literalmente rezan así: “Cada año, en torno al 27 de enero, la UNESCO rinde tributo a la memoria de las víctimas del Holocausto y ratifica su compromiso de luchar contra el antisemitismo, el racismo y toda otra forma de intolerancia que pueda conducir a actos violentos contra determinados grupos humanos”. Una forma, políticamente correcta, sin fondo y carente de moralidad.

JOSÉ IGNACIO RODRÍGUEZ CANCIO

La misma UNESCO que alardea de defender los Derechos Humanos, el antisemitismo, el racismo y toda forma de intolerancia recuerda el llamado Holocausto y a la vez niega cualquier relación entre los judíos y Jerusalén, por citar un conocido ejemplo. La discrepancia y el antagonismo moral que mantiene el seno de la UNESCO facilita y promueve el mismo odio que se extendió por toda Europa contra los judíos y su Judaísmo. Las consignas actuales de la Organización de Naciones Unidas, como máximo representante jerárquico de los muchos organismos que ha generado, siguen la línea teórica de lo llamado políticamente correcto. Una línea retórica que en la práctica promueve un sutil antisemitismo disfrazado de un más que intolerante antisionismo.

La línea de tiempo de la historia no es tan lineal como una mayoría entiende, sino más bien circular y estacional. La historia nos ha enseñado que todo se repite con inusitada insistencia. Las estaciones del año vuelven cada temporada con sus fríos, calores, sequías y posteriores tormentas que todo destruyen a su paso ¿Acaso la historia no es una secuencia circular de catástrofes generadas por la codicia y el odio de los mal llamados seres humanos? La incongruencia de servir a los valores humanitarios y a la vez estar en contra de los derechos humanos de los judíos es la mayor intolerancia histórica que se puede certificar en la ONU y sus agencias antiisraelíes.

La historia nos ha dejado, en palabras de los críticos musicales, la composición más bella de Johann Strauss y su Danubio Azul. Un río, el Danubio, cargado de historia y a la vez de la sangre de miles de judíos que fueron asesinados a sus orillas. En estos días previos al Día Internacional del Holocausto no podemos dejar de recordar “La impactante historia de los zapatos en la orilla del Danubio en Budapest que marcaría dramáticamente a este famoso río. No podemos olvidar que “en octubre de 1944 la avanzada alemana llegó a Hungría. Inmediatamente Hitler destituyó al hasta entonces líder del gobierno húngaro, Miklos Horthy, y lo reemplazó con Ferenc Szálasi, un hombre de su confianza” cuya crueldad con los judíos, mujeres, ancianos, hombres y niños fue sobrecogedora.

La historia de la que estamos hablando nos dice que “aproximadamente 20.000 judíos fueron asesinados brutalmente a lo largo de las orillas del río Danubio. Las víctimas fueron obligados a quitarse los zapatos a mano armada (por ser los zapatos un producto valioso durante la Segunda Guerra Mundial) frente a su verdugo, antes de que les dispararan sin piedad, cayendo sobre el borde para ser arrastrados por las aguas heladas”. La crueldad del ser humano no tiene límites, aunque ciertamente la bondad y el amor tampoco. Las organizaciones internacionales bien harían en medir proclamas antisemitas durante todo el año, aunque fueran parcos en palabras el 27 de enero de cada año.

En las Memorias del Holocausto el Danubio Azul de Strauss debería llamarse el Danubio Rojo de Szálasi. Un siniestro y diabólico personaje al que rezamos para que el Cielo lo siga manteniendo, en las mazmorras ardientes del Infierno. Cuando visite Hungría no deje de pasar por Budapest, a las orillas del Danubio donde está un impresionante monumento compuesto de zapatos que recuerda los miles de judíos que fueron lanzados a sus frías aguas del Danubio cruelmente asesinados. Nosotros recordamos.

 

 

 

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