Enlace Judío México – “La civilización Occidental es el producto de dos culturas: Grecia antigua e Israel antiguo. Los griegos creían en el destino: el futuro es determinado por el pasado. Los judíos creían en la libertad: no existe un ‘decreto malo’ que no pueda ser revertido. Los griegos dieron al mundo el concepto de tragedia. Los judíos le dieron la idea de esperanza.” Éste es uno de los párrafos que escribe rab. Jonathan Sacks en su ensayo “Como los judío inventaron la esperanza”. En él nos enseña que la esencia del judaísmo a diferencia de otras creencias es la esperanza.

Ni los griegos, ni los persas, ni las culturas orientales anclaron su filosofía a la esperanza. O buscaban la paz a través de la negación del mundo terreno y sus infortunios como lo hacen el budismo y el hinduismo o daban rienda suelta a sus placeres, porque consideraban al mundo un lugar ya definido y determinado por dioses más poderosos. En mundos así no existe la esperanza porque no existe el futuro. Fue el judaísmo el que propuso que las cosas podían cambiar y que es nuestra responsabilidad hacer que cambien.

El judío es el hombre que anhela un mundo que ha visto pero aun no llega. Moisés mira hacia la tierra prometida sin poder entrar a ella. Abraham sueña con un mundo en paz donde “una nación no levante su espada contra la otra” y todos aspiramos a la época mesiánica; el momento en que el hombre se encuentre con su Creador y el mundo entero demuestre el potencial interno que tiene. El centro de nuestra fe está enunciado en el futuro.

¿Por qué es así? Porque la base de la esperanza es la libertad. “Sólo los seres capaces de imaginarse un mundo distinto al que existe [un mundo mejor] son capaces de ser libres” (Sacks).