Enlace Judío México e Israel.- El presidente Lázaro Cárdenas del Río entendió que su medida tomada el 18 de marzo de 1938 no se podría sostener sin la participación de “intrépidos hombres de negocios” que rompieran el boicot decretado por Inglaterra, Holanda y Estados Unidos contra la empresa estatal recién creada: Petróleos Mexicanos (PEMEX).

JUAN ALBERTO CEDILLO EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Debido a la gran deuda adquirida por la nacionalización de la industria petrolera, el Estado no contaba con recursos para ampliar la exploración y explotación del crudo mexicano.

El empresario que levantó la mano para invertir junto con Pemex fue William Rhodes Davis, petrolero originario de Alabama, quien se vino a radicar a México cuatro meses después de la nacionalización del petróleo.

Entró por la frontera de Matamoros. Para abril de 1940 acordó con el Presidente Lázaro Cárdenas invertir diez millones de dólares en la explotación de crudo en la región de Poza Rica.

Cárdenas le autorizó el proyecto y gracias a esa gran inversión, Rhodes Davis obtuvo el primer contrato privado que otorgó Pemex para explotar pozos petroleros en Veracruz.

Los funcionarios de Petróleos Mexicanos que se reunían con el petrolero estadounidense lo calificaron como “uno de esos sujetos internacionales, inescrupulosos, habilísimos negociantes, que ocupan los departamentos presidenciales en los más suntuosos hoteles, que saben gastar dinero, que son inteligentes y audaces”.

Los recursos que administraba Davis para invertir en el petróleo mexicano provenían del banco central alemán, el Reichsbank. Habían sido autorizados por el ministro de Finanzas Hjalmar Schacht por órdenes directas de Hitler, señalan documentos desclasificados por el Archivo Nacional de Washington.

El primer fondo para la inversión provino del Dresdner Bank con una trasferencia de 600 mil libras esterlinas.

Davis había entrado en contacto con el gobierno de Cárdenas desde meses antes de que se anunciara la expropiación de la industria petrolera a Inglaterra, Holanda y los Estados Unidos.

Su primer contacto fue con el secretario particular de Cárdenas, Alejandro Carrillo Marcor, gracias a que se lo presentó el líder sindical estadounidense John Lewis.

En esa época Carrillo Marcor viajaba constantemente a Washington comisionado por el presidente Lázaro Cárdenas para explicar al gobierno de EE.UU. sus razones para la expropiación petrolera.

Posteriormente se presentó ante el presidente Cárdenas como intermediario del gobierno italiano y alemán para hacer compras de grandes cantidades de crudo a Pemex, en los momentos que los países agraviados por la nacionalización decretaron un boicot contra el petróleo mexicano.

Después de reunirse con el Presidente y funcionarios de Petróleos Mexicanos, Rhodes Davis salió con varios contratos para comprar crudo para Italia a cambio de la construcción de tres barcos con capacidad de diez mil barriles cada uno.

También con convenios para la venta de petróleo a la Alemania de Adolfo Hitler, el cual se procesaba en la Refinería Eurotak, en Hamburgo, y tras refinarlo se destinó a la Luftwaffe y a la Armada.

El primer envío a Europa comenzó a mediados de 1938 y fue por 300 mil toneladas. Para el año siguiente el total de petróleo que estaba comprando Davis sumó 1 millón 700 toneladas de crudo.

Rhodes Davis nació el 10 de febrero de 1989 en Montgomery, Alabama. En el seno de una familia de escasos recursos. Comenzó a trabajar muy joven como carnicero y posteriormente en el ferrocarril.

Entró en el negocio del petróleo desde el año de 1913 cuando formó una pequeña empresa llamada Muskogee, en Oklahoma. Inmediatamente después se convirtió en un gran especulador de crudo. Para 1933 construyó una refinería en Hamburgo, Alemania, llamada Eurotank, con recursos del petróleo que le vendía a Adolfo Hitler.

Cuando se vino a radicar a México, cada movimiento que realizaba era celosamente vigilado por los hombres de William Stephenson, el jefe de la Coordinación de Seguridad Británica (BSC por sus siglas en inglés), quien operaba desde una lujosa oficina del Rockefeller Center en Nueva York.

El primer ministro Winston Churchill había nombrado al ciudadano canadiense Stephenson como jefe de la BSC en Estados Unidos. La organización de espionaje dependía del Servicio Secreto de Inteligencia Extranjera (MI-6) y su misión era neutralizar las actividades de los nazis en Norteamérica. Además, ganarse el apoyo de los estadounidenses a favor de Gran Bretaña en la guerra de Europa.

Los espías de Stephenson habían descubierto que William Rhodes Davis no sólo estaba comprando grandes cantidades de petróleo para la Alemania de Hitler. Detectaron que también se involucró en proyectos secretos para la Armada del Tercer Reich que operaba en el Golfo de México y que estaba en la nómina del espionaje alemán como el agente C 80.

Para el verano de 1941 estaba edificando bases para suministrar combustible a los submarinos germanos en pequeñas y desconocidas islas del Caribe y el Atlántico y así evitar que tuvieran que regresar a Europa a reabastecerse.

En el proyecto participaba el diplomático alemán Doctor Joachim A. Hertslet, quien era canciller de la embajada nazi en la ciudad de México.

Los agentes británicos que lo vigilaban concluyeron que la manera más rápida de poner fin a esos proyectos era “eliminar a Davis de la escena”. Semanas después William Rhodes Davis falleció de un súbito ataque cardíaco.

Con la muerte de Davis, el primer contrato privado de Pemex para invertir 10 millones de dólares en Poza Rica quedó archivado. Actualmente descansa en el Archivo General de la Nación, en la sección de Fondos Presidenciales.

 

 

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