Enlace Judío México e Israel.- Esta semana el Centro Israelita se vio engalanado con la presencia de un amigo muy querido por todos, el Rabino Israel Diament, quien vino acompañado de dos personalidades muy interesantes y muy importantes dentro de la vida del judaísmo moderno y que dejaron huella en los asistentes a las diferentes ponencias que ambos tuvieron la amabilidad de compartir.

THELMA KIRSCH

Una de ellas fue la periodista Jana Beris Jerosolimsky quién tiene una impresionante carrera como periodista. Es originaria de Uruguay, hizo aliah a los 18 años y se desempeña como corresponsal en diferentes diarios latinoamericanos.

Jana mantuvo una agenda muy ocupada en la comunidad, ya que inició su día con los niños en la escuela. Recibió una cálida bienvenida de todos ellos y un sinfín de cuestionamientos.

Más tarde presentó una excelente conferencia a los asistentes acerca de algunas de las dualidades que se dan en diferentes áreas del diario vivir en Israel y del cómo, a pesar de todo, esto sigue siendo “mal entendido o mal informado en el mundo” entero.

Realidades que no suceden en ningún otro sitio y que en Israel son parte íntegral de una convivencia multicultural. Y habló en todos los sentidos posibles, religioso, económico, político y podría sumar artístico, racial, etc. (“un mundo totalmente surrealista”, citando sus palabras, imposible de que se diese en otro lugar).

Israel: como centro mundial de la tolerancia. Israel como centro mundial para la ayuda humanitaria. Israel como centro mundial de interdependencia. Israel, un país que solo busca vivir en PAZ.

Sin embargo, el antisemitismo y la necesidad de satanizar al país impide que el mundo conozca una realidad que es patente si aprendemos a leer entre líneas los reportajes de las prensas extranjeras.

El jueves por la tarde, tocó el turno de compartir sus experiencias y su trabajo al fotógrafo Salomón Sutton, quien con sus videos y su plática nos llevó por un hermoso recorrido a un país maravilloso donde todo parece posible.

Nos contó historias con “cada una de sus imágenes”, historias que se encuentran plasmadas en las fotografía y que solo aquellos que las observan y las asimilan logran llegar al fondo de éstas, a entender cada rasgo o perfil (siendo todas verdaderas obras de arte). Apreciamos el detalle y el cuidado en el desarrollo y en el producto final, la magia que transmiten y la belleza implícita que éstas traen consigo.

Una tarde donde los socios realmente aprendimos a valorar lo que es el trabajo y el arte de la fotografía. Su trayectoria es maravillosa, sus trabajos son espectaculares y esperamos que muy pronto tengamos alguno de estos en nuestras instalaciones para compartir con la comunidad neolonesa, que seguramente le recibirá con muchísimo agrado. Un honor haberlo tenido como expositor.

Como corolario de estas actividades, el Rabino Diament se dirigió a la comunidad para hablar del “Porqué los judíos somos diferentes”.

Son muchas las respuestas y muchas las preguntas que surgen cada vez que este dilema sale a la luz, pero la realidad es esa.

“Ser judío implica no solo el nacer judío o tomar la decisión de convertirse o mantenerse como tal”.

Ser judío es mucho más, es existir, es respirar, actuar, llevar una carga diferente de valores y responsabilidades. Vivir, perdurar con un compromiso ante la propia familia, ante la comunidad judía, ante la comunidad no judía en la que habitamos y en realidad, ante el mundo entero.

 

El judaísmo lleva implícito ser el ejemplo y la base del resto de las religiones y es justamente éste, el que debe compartirse siempre de una manera positiva.

Un ejemplo de vida que carga sobre sus hombros la verdad de la justicia humana.

Para que todo esto suceda hay algo muy importante: y es justo sobre esto sobre lo que se habló esa noche: La educación espiritual.

Nadie se puede llamar a sí mismo una buena persona si su espíritu no conlleva la nobleza que lidera sus actos, que maneja su vida. Ser capaz de poner al prójimo antes que a sí mismo y ayudarle a salir adelante en la vida a través de actos de humildad, caridad y misericordia.

Para que todo esto funcione, debemos aprender a vivir en comunidad. De allí la importancia del Minian. Obviamente que cualquier persona puede rezar solo, pero rezar en compañía (con otros nueve miembros como mínimo) exige que haya reuniones, que se comenten en grupo los problemas y las soluciones, que haya siempre un porqué y uno esté con el otro y por el otro.

Todos somos seres humanos muy diferentes, todos somos falibles, podemos tener distintas ideologías ya sean políticas, económicas o de cualquier tipo, pero en el momento en el que nos reunimos para rezar somos solamente un pueblo. En ese instante es cuando las amistades y las conveniencias dejan de existir y dejamos todo atrás.

Aprendemos el uno del otro estando juntos y esto es algo que solo mamando esa enseñanza desde una edad muy temprana podremos llevar a la práctica con absoluta certeza y confianza.

Un comentario hecho con una intención quizá no siempre sea recibido como lo deseamos, pero siempre será una preparación, tanto para el que lo hace como para el que lo recibe, y esto no puede suceder más que estando en comunidad.

Aprender a explicarnos, aprender a entender y aprender a comprender a nuestros semejantes es una parte muy importante del poder “ser”.

Una conferencia con una nutrida asistencia, donde nuevamente tuvimos la suerte de saludar y ofrecer nuestra amistad a alguien tan querido, al Rabino Israel, a quien esperamos que regrese muy pronto.