Enlace Judío México e Israel – El martes 26 de marzo se hizo historia: el legendario chelista franco-estadunidense de origen chino Yo-Yo Ma reunió a cerca de 20 mil personas en el Monumento a la Revolución, donde interpretó las seis suites para chelo de Bach. Para conocer más detalles sobre este evento, platicamos con la productora Orly Beigel, la mente y el corazón que lo hicieron posible. 

“Sabíamos que íbamos a hacer historia pero no de esta manera”, dice la voz de Orly Beigel un día después de que Yo-Yo Ma, considerado uno de los más grandes chelistas del mundo, tocara las seis suites de Bach para cerca de 20 mil personas congregadas en la plancha del Monumento a la Revolución de la Ciudad de México.

En la voz de la promotora cultural son notorios los signos del agotamiento, del estrés al fin liberado luego de casi un año de preparativos, de trámites, de búsqueda de financiamiento, de planeación logística compleja.

Y si bien fue de la propia Beigel la iniciativa de traer a México al virtuoso instrumentista para que realizara un concierto masivo, gratuito y al aire libre, en uno de los sitios más emblemáticos de nuestro país, el inmenso trabajo que implicó materializar su pretensión fue compartido. Orly Beigel no duda en señalar a la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, al secretario de Cultura de la CDMX, José Alfonso Suárez del Real y a su asesora, Gabriela de la Garza, como piezas fundamentales para que el histórico evento pudiera realizarse.

“Sin los permisos y sin todo este apoyo para cerrar calles, para cambiar de ruta el Metrobús, para dar los permisos en la plancha, para el sillado (…) Y también pagar esta producción técnica y sillas y demás, que fue por parte de la Secretaría de Cultura (…) Sin ellos no se hubiera podido hacer.”

Pero, ¿de qué estamos hablando? ¿Por qué deja tras de sí un sabor de boca tan agradable lo sucedido este martes 26 de marzo de 2019? Porque en una ciudad donde el reggaetón y la música de banda han monopolizado el espacio auditivo, parecía inimaginable que un concierto de chelo tuviera la capacidad de convocar a tanta gente, de hacer callar a tanta gente para elevarse en el nocturno azul del cielo capitalino como un canto de paz y esperanza, un canto sin palabras.

Porque desde los primeros instantes, cuando Yo-Yo Ma comenzó a interpretar el famosísimo Preludio de la Suite No. 1 para chelo de Johan Sebastian Bach, probablemente la pieza más famosa que se haya compuesto para dicho instrumento, los 19 mil asistentes que desbordaron la zona destinada para el público enmudecieron. “No se escucha”, decían algunas voces decepcionadas. “¡Shhh!”, pedíamos otros, en un intento por atrapar a la distancia el instante irrepetible. Y sí, por un par de minutos la gente calló. Lejano y profundo como el canto de un monstruo mítico, el chelo de Yo-Yo Ma se abrió camino entre la tumultuosa concurrencia.

Luego la gente comenzó a desesperarse. Habituados como estamos al ruido, a la estridencia, era imposible que la audiencia soportara la tensión que impone la necesidad de quedarse quieta, callada, de lanzar el oído en pos de la música. Las personas hablaban por teléfono, intentando encontrarse con sus amigos, con sus parejas, con sus familiares. Ya desde el primer movimiento de la suite se hizo imposible escuchar al músico.

Pero las siete mil personas que llenaron la zona prevista originalmente para atender al concierto disfrutaron una experiencia totalmente distinta.

“El sonido en la plancha fue excelente. (El concierto) estuvo planeado para máximo siete mil personas. Que en la plancha había un poquito de eco, eso es porque Yo-Yo Ma no quiso monitores. Si hubiera aceptado monitores puedes subir el audio y no tienes eco”, explica Beigel pacientemente. Agrega que “no se oía a los lados porque ahí no había bocinas. El audio estaba planeado para 7 mil personas. Llegaron 19 mil.”

La empresa encargada de la producción técnica fue Sara Producciones que, a decir de Beigel, “es la mejor de México, es la que puso el escenario, puso las luces, puso el audio, son impecables, sus ingenieros, su dueño cuida cada uno de los detalles técnicos; estaba, por supuesto, preocupado por lo que decía la gente de los costados. Había 5 mil 600 sillas, toda esa gente oía perfectamente.”

 

Más allá del éxito

Orly Beigel puede dormir tranquila: el concierto de Yo-Yo Ma en el Monumento a la Revolución ha causado tanto revuelo en los días posteriores a su ejecución como el que provocó antes, cuando fue anunciado y promovido por múltiples medios.

“Hemos recibido una cantidad impresionante de felicitaciones. Todo mundo dice que se hizo historia y yo creo que se hizo historia. Yo-Yo Ma toca no solamente el chelo como un prodigio y como el mejor de este planeta, toca el alma cuando toca el chelo, es tan impresionante…”.

La evocativa expresión de la voz de la promotora se torna de pronto excitante: (Yo-Yo Ma) “parece un rockstar, es muy emocionante cómo había muchos estudiantes de música que lo querían saludar. Es imposible hacer eso porque había miles.” Sobre el músico, dice que “es muy amable. Cuando entró, cuando llegó al lugar para hacer ensayo saludó a cada uno de los policías, a cada una de la gente de producción que trabaja, es una persona muy sencilla y habla absolutamente de su grandeza humana.”

Y como la grandeza duerme en los detalles, el artista y su equipo planearon un par de sorpresas que hicieron de una noche de por sí histórica, inmejorable: por un lado, la presencia en el escenario de la internacional cantante Lila Downs, quien interpretó “Llorona” acompañada, además de por Yo-Yo-Ma, por un guitarrista y un contrabajista.

“Lila Downs es una gran artista y él estuvo muy emocionado que se le haya regalado un sombrero, quiere mucho a México, tiene amigos entrañables acá”, recuerda Beigel.

La otra sorpresa, que habla del carácter político del artista y que ayuda a entender la dimensión de la noche del martes, fue que Yo-Yo Ma dedicó la sexta suite de Bach a las víctimas de la violencia en México. El anuncio invocó a una multitud que comenzó a contar del uno al 43 para rematar con un grito: “¡justicia!”. Y fue entonces que el músico comenzó a interpretar la pieza con que culminaba el repertorio anunciado.

A decir de Beigel, “fue muy importante que haya hablado de los desaparecidos, es muy político, quiere realmente demostrar que a través de la música se puede sanar el alma y tratar de hacer una unión entre los seres humanos hoy que en el mundo estamos tan divididos.”

Esto nos dijo la productora sobre la reacción del músico después del concierto:

“Fui hoy en la mañana con Yo-Yo Ma en la Nana, en un evento muy conmovedor que encabeza Lucina Jiménez, la directora del INBA, fue muy conmovedor; tocó con una banda, se hizo un ritual… muy espiritual, fue maravilloso. Y hablé con él y está feliz, nunca se esperaron 20 mil personas, dice que es lo más grande que ha habido en un concierto al aire libre. Está emocionadísimo y está feliz de la producción. Eso es lo que me comentó el día de hoy (ayer) y por supuesto (está) feliz con todo el trabajo comunitario que está haciendo en diferentes lugares.”

 

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