Enlace Judío México e Israel.- Es increíble la cantidad de libros que hay sobre educación. Miles de expertos alrededor del mundo han dedicado horas de su tiempo para explicarnos a través de videos, conferencias y textos escritos la mejor manera de educar a nuestros hijos, y por supuesto, abundan también los consejos de los amigos. Sin duda, toda la teoría ya está dicha y escrita, y sin embargo, a la hora de educar, a la hora de estar frente al berrinche del niño o la insolencia del adolescente, las cosas se vuelven increíblemente difíciles de sobrellevar.

NADIA CATTAN PARA ENLACE JUDIO MÉXICO

Al igual que tú, soy una persona amorosa y entregada con mis hijos, les he dado todo de mí; mi tiempo, mi dinero, mi amor, mi apoyo, mi comprensión, mis mayores sacrificios de vida se los han llevado ellos.

En un inicio los retos eran menos complejos. ¿Quién diría que esa etapa en la que le dábamos de comer a un bebé cada tres horas era la etapa más sencilla? En aquel entonces, yo me sentía “la super mamá” “la experta en crianza” y cada vez que veía a mis hijos alimentados, aseados y dormidos yo me “auto-graduaba” en esa extraña graduación que sólo existía en mi mente: “La graduación de la maternidad” esa “autofelicitación alimentaba mi ego y me sentía una extraordinaria mamá. ¡Jaja! ¡Pero que tonta! ¡Ignoraba por completo que los retos apenas estaban por comenzar!

Primero me enfrenté al bebé que gritaba y se doblaba en medio de la noche por cólicos que ningún medicamento podía resolver… ¡prueba superada!

Luego, me topé con un hermoso pequeñito que lloraba continuamente mientras su cuerpo ardía de caliente por la salida de sus nuevos dientes… ¡prueba superada!

Posteriormente, llegó el gateador que causaba todo el estrés del mundo porque era experto en tocar cosas peligrosas y meterse artefactos pequeños a la boca... y ahí estuve yo, supervisando, cuidando, resolviendo con todos mis sentidos alertas y otra vez… ¡superé la prueba!

De pronto aquel gateador se convirtió en un niñito que se ponía insoportable por razones absurdas, irrumpía nuestro día con un incontrolable llanto, innegociable y completamente injustificado, aquel llanto terrible es más comúnmente llamado berrinche, y en aquella etapa yo lo manejé de la mejor manera posible, hasta obtener una ¡Prueba superada!

¡Listo, ya son muchas pruebas superadas!

¿Quién me da mi medalla?

Parece que nadie… y no sólo eso, es como si una entidad burlona estuviera observándonos y nos dijera:

“¿Ves a ese niño o niña al que le has dado todo y has educado con tanto amor? Bueno, pues ahora, ese mismo niño o niña se convertirá en un ser insolente y desafiante, te verá cómo un enemigo al que siempre quiere contradecir y sus estúpidos amigos, (si, esos, los que son igual de idiotas que él) serán las únicas personas dignas de su admiración y de su interés. Tu hijo, esa persona a la que le has dado tanto, ahora apenas se acordará de que existes, pues se ha convertido en un ser egoísta, todo lo que quede fuera de su interés lo verá con una completa apatía; apatía que tú podrás notar, pues es tanta su insolencia que ni siquiera se preocupa por herir los sentimientos de los demás. Ese adolescente se sentirá completo mientras tenga wifi, pues lo único que necesita es whats app, facebook, Instagram y un coche disponible que lo lleve a alguna parte por si se arma algún plan.

¡Vaya burla de la vida! Ojalá esto fuera una broma, pero la verdad, no hay nada más cercano a la realidad.

La adolescencia de los hijos es tan complicada que hay una frase sarcástica que dice que Dios es muy sabio, pues manda la adolescencia a nuestros hijos justo cuando ya nos encariñamos con ellos.

En fin, la etapa es tan dura que existe demasiada información de ayuda. La buena noticia, es que si tú estás pasando por esta etapa no estás solo, hay otros padres que se sienten igual de frustrados que tú. Sé que “mal de muchos consuelo de tontos” pero es reconfortante saber que nuestros adolescentes insoportables están dentro del parámetro de lo normal, así que ¿Consejos? No hay.

El amor inmenso e incondicional que sentimos por ellos será nuestra mejor herramienta para guiarlos de la mejor manera, mientras tanto, sobrepasemos la adolescencia de nuestros hijos dando lo mejor de nosotros mismos, justo como lo hemos hecho años atrás, porque al igual que los cólicos y los berrinches, esta etapa también va a pasar.

 

 

 

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