Enlace Judío / Rab. Jonathan Sacks – Ninguna religión en la historia ha estado tan en conexión de su tierra como el judaísmo. Esa relación tiene casi 4,000 años de historia, desde las primeras palabras que D-os dijo a Abraham: “Deja tu pueblo, el lugar en el que naciste y la casa de tu padre y ve a la tierra que Yo te enseñaré.” Tan pronto llegó al lugar D-os le dijo: “A tu descendencia daré esta tierra.” Siete veces D-os le prometió la tierra a Abraham, y se la volvió a prometer a Isaac y Jacobo.

La palabra “teshuva” que generalmente se traduce como “arrepentimiento” literalmente significa “regreso a casa” en un sentido doble: espiritualmente hacia D-os y físicamente hacia la tierra de Israel. Puesto que Israel es el lugar de destino: una tierra pequeña para un pueblo pequeño; que sin embargo, su rol en la historia de las religiones ha sido vastísimo. Es la tierra por la que Moisés y los israelitas cruzaron el desierto, la tierra de la que fueron exiliados dos veces, y la tierra a la cual nuestros ancestros viajaron cada vez que pudieron y la que nunca dejaron voluntariamente, nunca abandonaron. La historia judía es la historia de un anhelo por una tierra.

La Tierra Sagrada permanece como el lugar al cual los judíos fueron llamados a hacer una sociedad justa y compasiva bajo el gobierno de D-os. Y aunque fue una tierra observada como sagrada por el cristianismo y el Islam, los centros de religiosos de dichas fes se encontraban en otros lados: para los cristianos occidentales, era Roma, para los cristianos orientales, Constantinopla, para los musulmanes, la Meca y Medina. Existen 56 estados islámicos hoy, 82 estados cristianos, pero sólo existe un estado judío. Es el único lugar de la tierra dónde los judíos son mayoría, donde pueden autogobernarse y donde son capaces de construir una sociedad y formar su cultura como judíos.

La Declaración de Balfour de 1917, que fue ratificada por la Liga de las Naciones, mucho antes que el Holocausto, fue un intento de corregir la constante negación del derecho a una nación sobre su tierra y la subsecuente persecución de los judíos de país en país, siglo tras siglo, en una historia de sufrimiento que no tiene comparación.

Los judíos que regresaron no eran extranjeros, ni extraños, no eran una presencia imperial, ni una fuerza colonial. Ellos eran los pobladores originarios de la tierra: el único pueblo que en 4,000 años creó una nación independiente ahí. Todos los otros pobladores de la tierra – desde los asirios y babilonios hasta los otomanos y los ingleses – fueron sin excepción poderes imperiales, que reinaron esa tierra como un distrito de su vasto imperio. Los egipcios no ofrecieron a los palestinos un estado cuando gobernaron Gaza entre 1948 y 1967; tampoco lo hicieron los jordanos cuando gobernaron Cisjordania durante esos años. La única nación que ha ofrecido a los palestinos un estado es el Estado de Israel y todos los días, rezamos por su paz.

Fuente: Página oficial de Rab. Jonathan Sacks