Enlace judío México e Israel.- A lo largo de muchos siglos, el pueblo judío hizo cambios en su forma de observar la halajá, como respuesta a las nuevas circunstancias que surgían en la sociedad judía. Muy a menudo no sugeridos por los rabinos, sino iniciados por la comunidad misma.

MARCOS GOJMAN

El rabino Nathan Lopes Cardozo (1946) es el fundador y decano de la Academia “David Cardozo” en Jerusalén. Originario de los Países Bajos, el rabino Cardozo estudió en varias yeshivot ultraortodoxas, como la Yeshivá Gateshead en Inglaterra, la Mirrer Yeshivá en Jerusalén y otros kolelim. Es autor de 13 libros y de numerosos artículos. En uno de sus artículos, “Ten Questions for Rabbi Cardozo by Rab Ari Ze’ev Schwartz”, rabi Cardozo comenta:

A lo largo de muchos siglos, el pueblo judío hizo cambios en su forma de observar la halajá, como respuesta a las nuevas circunstancias que surgían en la sociedad judía. Muy a menudo esto no fue hecho o sugerido por los rabinos, sino iniciado por la comunidad misma. Los rabinos simplemente seguían su ejemplo. Y lo hicieron de buena voluntad, porque se dieron cuenta de que eran los laicos y no ellos, quienes tenían una mejor percepción de las condiciones de los tiempos”. Cardozo continúa: “Hay una cantidad casi infinita de literatura sobre las respuestas halájicas al cambio social. Respuestas que han continuado hasta nuestro tiempo. El hecho de que los rabinos estuvieran dispuestos a hacer los cambios mostró su valentía y, al mismo tiempo, demostró la enorme flexibilidad de la halajá, lo que le permitió a esta mantenerse orgánica, viva y relevante”.

Dice Cardozo: “Tosafot, texto redactado entre los siglos XII y XIV, es el principal y más amplio comentario clásico sobre el Talmud, escrito por cientos de sabios que justificaron constantemente estos cambios mediante innovadores argumentos halájicos, pero casi siempre “post facto”, después de que la gente los había promovido. No tenían más remedio que tomar esa posición, de lo contrario, el judaísmo se hubiera vuelto cada vez menos práctico, inaceptable o simplemente irrelevante. Un famoso ejemplo es el caso del movimiento “Beit Yaakov”, los numerosos seminarios para mujeres jóvenes ortodoxas, que fue fuertemente atacado por los rabinos en el siglo XIX y principios del XX.

Sarah Schenirer (1883-1935), una costurera y la iniciadora de este movimiento, se dio cuenta de que las niñas judías recibían una deficiente educación judía en el hogar, lo que hacía que muchas buscaran esa educación afuera. Hoy en día, este movimiento ha sido aceptado por casi todas las comunidades ultraortodoxas y nadie cuestiona su validez o justificación halájica. Aun así, ésta no era en absoluto la posición halájica aceptada en esa época. De hecho, estaba totalmente prohibido enseñar a las mujeres ese nivel de Torá”.

Otro caso fue el famoso fallo de rab Yosef Ber Soloveitchik (1903-1993) sobre si las mujeres pueden (y hasta deben) estudiar la Guemará. Aquí el caso fue aún más sintomático. Muchas mujeres ya habían comenzado a estudiar la Guemará por su cuenta, sin el permiso de nadie. Así que ni siquiera fue una innovación o “jidush” de rab Soloveitchik, sino una capitulación ante nuevas circunstancias. Lo novedoso de esto fue que rab Soloveitchik se dio cuenta de que cualquier oposición a este hecho, sería contraproducente”.

“Esto nos lleva a nuestros tiempos. Todos los argumentos halájicos de por qué mujeres y hombres no pueden formar minianim, y por qué las mujeres no pueden convertirse en rabinas, probablemente sean correctos si uno mira las fuentes primarias. Pero a estas alturas ya son completamente irrelevantes. La razón es obvia. Las mujeres ortodoxas modernas y, a veces, incluso las jareidim han avanzado en este campo sin preguntarle a los rabinos”. Yo añado: los movimientos liberales judíos ya han aceptado estos cambios desde hace mucho tiempo. Como dice el rabino Cardozo: los cambios vienen de la gente, no de los rabinos.

 

 

Bibliografía: “Ten Questions for Rabbi Cardozo by Rab Ari Ze’ev Schwartz”, por Rabi Nathan Lopes Cardozo.

Fuente: Al Shtei Raglam