Enlace Judío México e Israel.- Los palestinos rechazarán el acuerdo del siglo si no cumple con sus demandas, advirtió la semana pasada el ministro del exterior palestino Riyad al-Maliki. Para prepararse para el rechazo, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, ha estado consolidando poder por más de un año a costa de sus rivales. Aunque centralizar el poder puede parecer una estrategia eficaz desde adentro, probablemente no protegerá a la Autoridad Palestina de las consecuencias de rechazar el plan de paz inminente de la Casa Blanca.

DAVID MAY

Abbas se reunió con el presidente estadounidense Donald Trump cuatro veces entre marzo y septiembre del 2017, mientras los delegados estadounidenses y palestinos se reunieron más de 30 veces. Después de la decisión de Trump de mudar la embajada estadounidense en Israel a Jerusalén el año pasado, Abbas cortó vínculos políticos con la Casa Blanca. Abbas entonces puso en movimiento una serie de medidas diseñadas para consolidar su poder político y preparar a sus aliados políticos para enfrentar el período posterior inmediato a descartar la propuesta de paz estadounidense.

El partido Fatah que dirige Abbas es la agrupación dominante bajo el paraguas de la Organización para la Liberación de Palestina, la cual es el organismo oficial de negociación internacional de los palestinos. La OLP estableció la Autoridad Palestina como un gobierno interino de conformidad con los Acuerdos de Oslo. Abbas se encuentra al timón de los tres organismos.

En mayo del 2018, justo cuando Estados Unidos mudó su embajada en Israel desde Tel Aviv, Abbas reunió al Consejo Nacional Palestino de 787 integrantes, el cuerpo legislativo de la OLP, por primera vez en 22 años. El Consejo Nacional eligió un nuevo Consejo Central Palestino de 124 miembros y según se informa le transfirió importante poder. El organismo más chico es más fácil de manejar en una crisis política.

Abbas convocó al recientemente instalado Consejo Central Palestino en octubre del 2018. El Consejo publicó un pronunciamiento que comenzaba con una declaración de su oposición al “acuerdo del siglo” de la administración Trump, incluso cuando aún tienen que ser publicados los detalles específicos del plan. Celebrando ambas reuniones en Ramala, una ciudad inaccesible para los expatriados palestinos y para tantos partidarios de sus rivales de la OLP, Abbas ayudó a solidificar más su base.

En diciembre del 2018, Abbas disolvió el Consejo Legislativo Palestino, el órgano representante de la Autoridad Palestina. El Consejo Legislativo no se había reunido desde que fue convocado poco después que Hamás ganó las elecciones legislativas del 2006. Como parte de su disolución, Abbas prometió celebrar elecciones al cabo de seis meses — las primeras elecciones palestinas en 13 años. Esa fecha tope se está acercando rápido. Con un nuevo Consejo Legislativo reformado a imagen de Abbas, el líder palestino tendrá respaldo político adicional para resistir la presión estadounidense o incluso árabe del Golfo para que acepte el plan de paz.

En enero de este año, Abbas presidió una reunión del Comité Central de Fatah, durante la cual recomendó la disolución del gobierno liderado por el Primer Ministro Rami Hamdallah. Hamdallah, un tecnócrata de bajo perfil que se había desempeñado durante seis años, renunció prontamente. En marzo, Abbas nombró a Mohammad Shtayyeh como el nuevo primer ministro. Shtayyeh es conocido dentro de los círculos palestinos como una figura mucho más capaz, alineada estrechamente con el Presidente Abbas.

Si bien consolidar poder y eliminar rivales no es nada nuevo para Abbas, emprender todos estos pasos, en especial con instituciones que habían estado dormidas o inalteradas por años, indica que el presidente palestino se está preparando para algo grande.

Con una burocracia palestina consolidada en vigencia, Abbas ahora se está preparando para el plan de paz de Trump, el cual los palestinos creen no llegará lo suficientemente lejos en reconocer sus aspiraciones nacionales. Nadie sabe cuándo será revelado el plan. Hubo sugerencias que sería divulgado a principios de junio, después que sea formada la coalición de Israel y termine Ramadán. A partir de todos los indicios, Abbas se está preparando para rechazarlo.

No es sorpresa que el rechazo de Abbas haya arruinado los vínculos con la Casa Blanca. La administración Trump ha tomado medidas activas para convencer a los palestinos. Durante una época de política palestina intransigente, Washington ha mudado su embajada en Israel a Jerusalén; cerró la embajada palestina en Washington; detuvo la financiación a la agencia de refugiados palestinos de ONU, UNRWA; cortó la ayuda monetaria a los palestinos, y reconoció la soberanía israelí en los Altos del Golán. No está claro si el compromiso pudo haber evitado algo de esto, pero los palestinos ni siquiera trataron.

Un documento filtrado hace poco conteniendo supuestamente detalles del plan de la Casa Blanca promete duras consecuencias si los palestinos rechazan el acuerdo. La consolidación política de Abbas puede haber debilitado a los enemigos internos como Hamás, pero es improbable que proteja a su pueblo de las consecuencias de rechazar otro plan más de paz.

 

*David May es analista de investigación en la Fundación para la Defensa de las Democracias.

 

Fuente: Real Clear World
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.