Enlace Judío México e Israel.- Polonia sistemáticamente ha rechazado restituir a los judíos sobrevivientes o a sus descendientes, las propiedades que durante la Segunda Guerra Mundial fueron saqueadas por los nazis y, posteriormente nacionalizadas por el gobierno comunista polaco de la postguerra, 90.0% de los judíos polacos exterminados por los nazis, perdieron sus propiedades. En múltiples casos ciudadanos polacos sin ningún título de propiedad, se apoderaron de las viviendas pertenecientes a los judíos. Existen contados casos de judíos que recuperaron sus propiedades a través de juicios privados o recomprando las que pertenecieron a sus familiares ya fallecidos.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Hay testimonios de judíos que fueron a Polonia a visitar las casas en las que vivían sus familiares, sin intenciones de recobrarlas, simplemente como un acto de añoranza, en muchas ocasiones los nuevos inquilinos ni siquiera les abrieron las puertas, temerosos de que los familiares les reclamaran que se las devolvieran.

Previo a la Segunda Guerra Mundial, en 1939, Polonia tenía la mayor población judía de Europa, 3.4 millones (10.0% del total de Polonia); en todo el continente residían 9.5 millones de judíos, 2.6 millones en la URSS. Durante la postguerra entre 180 mil y 240 mil supervivientes judíos emigraron desde Polonia a Israel, EUA y varios países de Sudamérica, principalmente, gran parte de los judíos que permanecieron en Polonia, emigraron a finales de los sesentas por la campaña soviética antisemita. En el presente, la comunidad judía de Polonia se estima en alrededor de 10 mil personas, concentradas en la capital, Varsovia; no obstante, se considera que existen unos 30 mil que no están vinculados al judaísmo o la cultura judía y que de acuerdo a las leyes rabínicas no son judíos. Desde la caída del comunismo en Polonia en 1989, la vida social y cultural judía ha venido renaciendo.

Cabe destacar que antes de la Segunda Guerra Mundial los judíos en Polonia fueron constantemente hostigados por la población polaca, que siempre ha tenido prejuicios antisemitas, instigados históricamente por la Iglesia Católica; “antes de considerarse polacos, son católicos”. En los dos últimos años han cobrado fuerza los incidentes antisemitas, particularmente provenientes de la juventud.

En este contexto, el pasado 19 de mayo el Primer Ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, en un debate político expresó en un tono con tintes antisemitas, que Polonia se encuentra en una situación en la que si se pagaran las compensaciones por la Segunda Guerra Mundial “sería como si Hitler hubiera ganado”, también prometió que mientras su partido, Ley y Justicia, este en el poder, “nunca sucederá algo así”, refiriéndose al pago de las compensaciones, Morawiecki se hizo eco de las multitudinarias manifestaciones de grupos nacionalistas que rechazan el pago de compensaciones a los judíos.

La protesta realizada en Varsovia, la capital, “tuvo lugar en medio de un aumento drástico en el discurso de odio antisemita en la vida pública de Polonia y parecía ser una de las manifestaciones callejeras antisemitas más grandes en los últimos tiempos. Estos actos masivos de antisemitismo ocurren cuando los grupos de extrema derecha están ganando popularidad.

Asimismo, los protestantes se dirigieron a la Embajada de EUA en Varsovia, para reclamar a ese país su Ley S447, conocida como Ley de Justicia para los Sobrevivientes Hoy, que fue promulgada por el Presidente Trump el año pasado y pide que el Departamento de Estado informe al Congreso sobre el estado de restitución de las propiedades judías robadas durante el Holocausto en una docena de países; varias organizaciones judías han estado buscando insistentemente una compensación para los sobrevivientes y sus familias.

La Ley S447 se vincula con la Declaración de Terezin del 2009, en la que 47 países, entre ellos Polonia, se comprometieron a tomar medidas para restituir propiedades y resarcir los daños económicos a las víctimas del Holocausto.

Terezin fue un campo de concentración y posteriormente gueto en la República Checa, ubicado a 70 km de Praga, en la prisión vivían 50 mil seres humanos hacinados en un espacio para solo 5 mil.

La Declaración de Terezin se llevó a cabo en el marco de una Conferencia Internacional sobre el Holocausto en la que estuvieron representantes de organizaciones judías, de gobiernos y ONGS, en la que se debatió cómo ayudar a los sobrevivientes de la barbarie nazi y de los programas sociales para los mismos y de cómo enseñar en las escuelas sobre el plan nazi para el exterminio de los judíos. La Conferencia demostró que el Holocausto no era un capítulo histórico cerrado.

El encuentro de Terezin fue un mecanismo para que el Holocausto no fuera olvidado, la Declaración de Terezin prevé que los bienes judíos sin herederos se destinen a sobrevivientes sin recursos o para ayudar a que se eduque sobre el Holocausto.

En la Declaración de Terezin se anunció la constitución del Instituto del Legado del Holocausto, con sede en Terezin, a esta entidad se le recomendó reunir documentos y testimonios vinculados con este triste capítulo de la historia, así como monitorear cómo se avanza en los distintos países en la restitución de las propiedades judías.

Polonia nunca hizo caso a la Declaración de Terezin. Desde la caída del régimen comunista en 1989, los gobiernos sucesivos han esgrimido la falta de recursos para no otorgar las compensaciones; la ultraderecha polaca ha advertido que la Ley 447 podría obligar a pagar hasta 300 mil millones de dólares a las organizaciones judías que demandan una compensación.

En este entorno, el Secretario de Estado de EUA, Mike Pompeo, planteó el tema de la restitución de las propiedades judías de la era del Holocausto durante su primera visita a Polonia, en febrero de 2019 y pidió que se avance con una legislación integral de restitución de la propiedad privada para los que la perdieron durante el Holocausto.

Las declaraciones del Primer Ministro de Polonia en relación a que si se pagará a los judíos compensaciones por el Holocausto “sería como si Hitler hubiera ganado”, han sido ampliamente cuestionadas en Israel y en todo el mundo judío y no judío. El Presidente del Congreso Judío Mundial, Ronald Slauder, expresó que la negativa equivaldría a que el gobierno polaco obtuvo un botín de guerra de las propiedades judías, el gobierno polaco, entre otras justificaciones por el no pago de las compensaciones ha argumentado, que los judíos sobrevivientes abandonaron Polonia y por lo tanto ya no son ciudadanos polacos.

Resulta inexplicable como Polonia, un país moderno miembro de la Unión Europea y con una economía dinámica, sea el único de la Unión que no ha aprobado leyes que regulen la compensación de bienes saqueados, que hoy día injustamente benefician a la economía de ese país.

Por otra parte, hay que reconocer que Polonia fue una de las principales víctimas de la Alemania nazi, empero, eso no justifica que manifestantes polacos en las calles de Varsovia consideren “que no es justo pedirle a Polonia que compense a las víctimas judías, cuando Polonia nunca ha recibido una compensación adecuada de Alemania. Lo cierto es que esto último es un planteamiento entre Alemania y Polonia; independientemente los judíos reclaman propiedades que fueron robadas por los polacos.

En este ámbito, hoy día muchos polacos tienen la percepción de que su sufrimiento no ha sido adecuadamente reconocido por el mundo, mientras que el sufrimiento judío en el Holocausto si lo ha hecho; quizá tengan cierta razón, empero, el problema no es de victimización, sino de una restitución legal de bienes. Por otro lado, se presenta un dilema moral, varios miles de judíos salvaron sus vidas por polacos que arriesgaron las suyas protegiendo a los judíos; más de 6,700 polacos han sido honrados por el Museo Conmemorativo del Holocausto, Yad Vashem, como “justos entre las naciones”; a la vez existen pruebas fehacientes que por lo menos 200 mil judíos, o muchos más, murieron por la complicidad de sus vecinos polacos que los entregaron a los nazis. Las autoridades polacas han tratado de evitar cualquier debate sobre la complicidad de los polacos en la persecución de los judíos.

Incluso en la postguerra hubo varios pogromos (matanza organizadas) contra los judíos en Polonia, de los cuales el de Kielce, es el más conocido. En 1946 masacraron a unos 40 sobrevivientes del Holocausto e hirieron a otros 40; cientos más fueron asesinados después de la liberación de Polonia.

Lo que el mundo pide: “Justicia para los que ya murieron, para los sobrevivientes y para los descendientes de ambos”.

 

 

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