Enlace Judío México – Una de las grandes tragedias humanas es que D-os nunca se le revela al hombre en su totalidad. Ni a Moisés mismo le muestra Su cara, porque el hombre sólo es capaz de ver Su espalda. Eso ha hecho que a lo largo de la historia, desde el primer hombre hasta nuestros días, nos hayamos dedicado a buscarlo. A veces nos acercamos y a veces nos alejamos, a veces se nos muestra y a veces se oculta. Sin embargo, sólo cuando lo hemos visto podemos saber que se ha ocultado. Esa es la base de la fe para el jasidismo; las siguientes reflexiones jasídicas recopiladas por Martín Buber nos lo enseñan.

Entre ver y creer

Pregunta: Está escrito “E Israel vio Su gran mano” y más adelante está escrito: “… y creyeron en el Señor, y en Su sirviente Moisés.” ¿Por qué está dicho de esa forma? La pregunta si uno cree o no, sólo puede existir cuando uno no ha “visto.”

Respuesta: Usted está equivocado. Sólo en esa ocasión es que la verdadera pregunta puede ser hecha. Ver la gran mano no implica que podemos deshacernos de la fe. Sólo después de haber “visto” uno entiende que significa la falta de fe y se da cuenta cuánto la necesita. El “ver” la gran mano es el inicio de la fe en aquello que uno no puede “ver.”

El inicio del saber

Rab. Bunam iniciaba sus enseñanzas con las siguientes palabras: “Te agradecemos a Ti que eres bendito y la fuente de la bendición, que te manifiestas y te ocultas.” Después continuaba “Un hombre sin miedo debe sentir a D-os tal y como siente el piso donde se para. Y así como no puede imaginarse a sí mismo sin un lugar donde pararse, con tal sencillez debe darse cuenta que D-os es el Lugar del mundo y entenderlo. Al mismo tiempo debe saber que Él es la vida que se encuentra oculta y alimenta al mundo.”

Fuente: Collected Hasidic Sayings